Crítica de discos : Mumford & Sons @MumfordAndSons – Wilder Mind


Mumford & Sons

Wilder Mind

Island Records 2015

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«Odio el banjo, no va a estar presente en el siguiente trabajo» declaraba hace un año Winston Marshall. Como sí hubiera puesto de repente la radio y el haber escuchado un sinfin de (exitosísimas) copias del sonido de Mumford & Sons, desde el Ho Hey de The Lumineers pasando por el country-electro de Avicii, le sublevara. En su huida hacia delante, los autores de Sigh No More (2010) y Babel (2012) abandonan el característico folk que tanto ha influido en el mainstream durante el último lustro para dotarse de guitarras eléctricas y sintetizadores, tal vez con la intención de que algunos los tomen más en serio.

Y la verdad es que esto no sucederá con canciones como Believe. El adelanto del disco es demasiado descarado en su acercamiento a la épica de Coldplay, con una estructura bastante parecida a Fix You. Es entendible que numerosas bandas quieran sonar como los de Chris Martin, pero un grupo claramente distinguible como Mumford & Sons, casi tan vendedor como Coldplay, ¿realmente lo necesitaba?.

Wilder Mind parece un disco tributo a varias bandas de actualidad. La influencia de The National (su guitarrista Aaron Dessner ha colaborado en la producción) se nota en canciones como Tompkins Square Park, una buen tema preñado de romanticismo neoyorquino, de destacables baterías. Mientras que en Only Love o en el segundo single The Wolf, la canción más agresiva del disco, parecen inclinarse por los Kings Of Leon e incluso Foo Fighters. La producción es envolvente y cuidada, pero las canciones revelan flaquezas. A veces estropeadas por arreglos electrónicos innecesarios (Monster), la influencia bluegrass de anteriores discos deja paso a moldes normalmente insípidos, únicamente salvadas por la emotividad que desprende la voz de Marcus Mumford.

Curiosamente, la segunda parte del disco se deja escuchar bastante, con algunas canciones que aún recuerdan a su antigua esencia como Broad-Shouldered Beasts (donde de nuevo ubican sus letras de desamor en Nueva York, «these apartment walls are paper thin, and no one is trying to listen in what to hear our doubts») o Cold Arms, de austera instrumentación. El feeling a lo Coldplay les sienta bien en la homónima Wilder Mind, aunque la mayor esperanza para que este cambio fructifique reside en la notable Snake Eyes, un inteligente medio tiempo atmosférico que va creciendo poco a poco con explosión guitarrera hacia el final, en la senda de los Arcade Fire de Neon Bible.

En resumen, Mumford & Sons se han deshecho de su factor diferencial para apostar por un traje de rock adulto que no les acaba de sentar del todo bien, que aunque es agradable de escuchar suena a algo ya hecho. Habrá que dejar pasar el tiempo para ver como les ha salido esta jugada, y sobre todo como lo adaptan a su nuevo directo, que pasará por España próximamente en el festival Bilbao BBK Live 2015, entre los días 9 y 11 de julio.

Juan Pablo Reig

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