Crítica de discos: Kele @keleokereke – Trick


Kele

Trick

Lilac Records 2014

Kele

 

Pocas carreras han empezado con tanta fuerza para diluirse después como las de Bloc Party y su frontman, Kele Okereke. Ensalzados merecidamente por Silent Alarm (2005), uno de los highlights del post-punk revival más urgente, enseguida comenzaron a pagar la deuda de los pegadizos estribillos de Helicopter o Banquet. El infravalorado A Weekend In The City (2007) tenía casi la misma rabia, pero su sutil envoltorio fue recibido de manera tibia y embarcó a cantante y grupo hacia contextos cada vez más electrónicos, sucediéndose algún acierto aislado tipo Flux junto a experimentación pasada de rosca como Mercury, del Intimacy (2008), o la bazofia pastelosa de The Boxer (2010), debut de Kele en solitario y uno de los peores LP que he escuchado en los últimos años.

Por más que lo intentaba, ni recuperaba la química con su banda (Four, 2012) ni conseguía alcanzar buenos resultados en su aproximación dance. El EP The Hunter (2011) ya era a esas alturas, una suerte de “éramos pocos y parió la abuela” con el dubstep. Lo bueno es que tras tantos tocar tantos palos (de ciego), Kele ha acabado reconociendo sus virtudes y limitaciones, centrándose en su vena más romántica para seguir jugando con las maquinitas en Trick, su trabajo más coherente en solitario.

En este álbum ya no suena tanto a novato, sumándose de manera inteligente a la recuperación del house noventero y drum’n bass que han protagonizado en el Reino Unido los exitosos Disclosure y Rudimental. Bien ayudado por voces femeninas como la de Yasmin Shahmir en la ibicenca First Impressions, o jugando con el profundo registro de su voz y sin apenas rastro de vocoder, Kele consigue resultar sensual y elegante al mismo tiempo. Esto se pone de manifiesto sobre todo en Closer, el tema más destacado de Trick, una melodía etérea que levita sobre la lejanía/cercanía de las relaciones, revoleteando en el polen de Massive Attack y Jamie XX.

Los BMPs y las baterías están programadas buscando en todo momento lo atmosférico, como en Coasting, con un halo angelical y unas voces que recuerdan a Burial, aunque un poco sobrecargado de falsete. Es destacable que por debajo de las estructuras electrónicas, incluso en un deep-house como Doubt perfecto para un after-hours, aún se puede hallar el pulso soterrado de los Bloc Party más intimistas (The Prayer).

A medida que avanzamos en el tracklist, los momentos pegadizos decaen, con excepción de algún tema machacón como Humour Me, de bajos muy marcados. En todo caso, Kele parece ya cómodo en la escena dance como para seguir desarrollando sin complejos su vena más dulce, incluso ñoña (My Hotel Room); y cierra la regulera segunda mitad de Trick con Stay The Night, una balada r&b mucho más cálida que cualquier tema de The Boxer.

Juan Pablo Reig

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