En 1985, el gran Yehudi Menuhin atendía una edición más del Concurso Internacional de violín que lleva su nombre, cuando quedó subyugado por la descarada, fresca y virtuosa actuación de un joven francés de 22 años llamado Gilles Apap. En dicha competición este heterodoxo violinista ganó el primer premio en la sección de Música Contemporánea. Tras este éxito Menuhin le transmitió su admiración por lo que había escuchado:

«Para mí, es usted el ejemplo de músico del siglo XXI. Representa la dirección a la cual la música evoluciona: por un lado, el respeto al patrimonio musical de las obras clásicas (…); por el otro, el descubrimiento de la música contemporánea (popular) y su creatividad, no sólo respecto a la improvisación, sino también a la interpretación.»

Y es que a menudo parece que el arte del violín ha conseguido crear grandes intérpretes clásicos con una gran técnica, pero en el camino podría haber perdido algo de la espontaneidad y la creatividad antiguas. Y sí, mucha gente tiende a pensar que la música antigua era rigurosa, envarada y canónica, pero lo cierto es que, probablemente, antes se utilizaba la improvisación, la libre interpretación y el gesto personal mucho más a menudo de lo que se piensa. Es la visión actual de esa época la que, habiéndola sacralizado y metido en el academicismo, la ha visto petrificado en partituras y modos rígidos.

Sin embargo parece que tímidamente hay una vuelta a la visión del intérprete como también co-creador de la música que se está produciendo en ese momento.

Todo esto viene a cuento, hablando de Apap, en relación una cadenza para el concierto de violín en Sol Mayor K. 216 de Mozart, que perpetró e hizo famosa cuando fue publicada en Youtube en 2007 ¿y por qué es famosa esta cadena? lo mejor es escucharla:

Algunos críticos la han calificado de «enloquecida» pero ¿qué debe ser en realidad una cadenza? por definición es un momento de interpretación solitaria del solista, que toca libremente su visión, su adaptación de la obra, y generalmente buscando una exhibición virtuosística. Antiguamente se solía improvisar, pero conforme la música fue haciéndose compleja y difícil técnicamente, empezaron a interpretarse sólo cadenzas previamente escritas y estudiadas, sin improvisación. Es un poco como esos solos de guitarra de los conciertos de rock en los que el guitarrista se explaya haciendo variaciones dentro de un tema mientras el resto de la banda le miran quietos (y a veces impacientes) esperando a que acabe.

Apap mezcla en su cadenza toda clase de fragmentos musicales, comienza con arpegios de séptima disminuida arriba y abajo del mástil, silba unas frases mozartianas mientras se acompaña tocando el violín a modo de ukelele, de repente introduce un tema de folk tradicional americano, cambia a una danza escocesa, y un tema jazz (mientras canta), otra estilo gipsy , terminando con una improvisación en estilo clásico indio que enlaza ya con el tema principal de la obra.

Un despliegue de recursos impresionante que, con otro compositor quizá habría estado fuera de lugar pero que a Mozart le sienta sorprendentemente bien.

Una biografia rápida.

Gilles Apap nació en Argelia en 1963, pero creció en la ciudad francesa de Niza. Allí comenzó su formación musical, continuándola en Lion. En 1986 decidió ir a vivir a California y ocupó el puesto de concertino de la Santa Barbara Symphony Orchestra durante 10 años.

Pero el espíritu inquieto de Apap no le permitió mantenerse atado a la silla de concertino de una orquesta y comenzó a intervenir por todo el mundo como solista.

Aunque su formación es clásica, finalmente se ha terminando escorando hacia los estilos alternativos del violín, en los que ha demostrado ser un consumado maestro: lo mismo interpreta bluegrass y cajún como prueba la música irlandesa, gipsy, gipsy jazz o cualquier mezcla de estos estilos, como podemos escuchar en su último disco publicado «Gipsy Tunes California Style, That is» (se ve que le costaba encontrar el nombre) donde combina y mezcla música folklórica del este de Europa con cajún, bluegrass o el jazz manuche de Grappelli.

Y los grupos con los que colabora son como él: heterodoxos y algo locos: con The colors of invention explora nuevas formas de interpretar a los clásicos, y con The Transylvanian Mountain Boys se lanzará en busca de las músicas folklóricas del mundo.

Así que es difícil encontrar un disco suyo dedicado a un solo estilo.

Respecto a la música clásica, y aunque también ha grabado las Partitas de Bach (no pueden faltar en un virtuoso) un artista tan lúdico como él es lógico que conecte de forma instantánea con la música de otros tan «juguetones» como él: Mozart, Vivaldi, Sarasate o Monti, y siempre aportándoles su toque personal, ese carácter divertido que a veces me recuerda un poco a Ara Malikian, y que siempre nos hace sonreír.

Hay que decir también que Gilles Apap es amigo de impartir cursos y masterclass, habiendo recorrido varios países de América y Europa (desgraciadamente creo que por España no ha pasado) para transmitir sus increíbles dotes y conocimientos.

Su insaciable inquietud por las músicas del mundo lo ha llevado a colaborar con el fiddler Kevin Burke interpretando folk celta, el genio de la música tradicional india Lakshminarayana Subramaniam, el icono de la música gipsy Roby Lakatos o la intérprete de Erhu (violín chino) Xiao-Li Zhang-King.

Os animo a que buceéis en youtube en busca de sus muchos vídeos. También hay un par de documentales realizados por Bruno Monsaingeon, que no he conseguido encontrar, y un DVD llamado «Apap Masala – Gilles Apap in India«.

Además, según su programa estará por España a finales de año y principios del siguiente, con la Orquestra Simfònica del  Vallès, así que ¡estad atentos!