Marcha Teresiana
Es uno de los "regalos" que nos dejó Teresa de Jesús el año que nos preparábamos a a celebrar el IV Centenario de su muerte
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Es la manera de acompañar a Santa Teresa de Jesús en su último viaje desde Medina de Campo hasta Alba de Tormes antes de su muerte.
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Las fotografías es la manera más simple y singular de observar las vivencias de las personas que participan y forman parte de la familia de la Marcha Teresiana
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Es uno de los “regalos” que nos dejó Teresa de Jesús el año que nos preparábamos a celebrar el IV Centenario de su muerte y que nos hacen experimentar que ella sigue estando viva y presente en medio de nosotros.
Aquel año de 1981 nos impulsó a tener con ella la experiencia de ser caminantes, hombres y mujeres en marcha, bajo el impulso del Espíritu, buscando la Alta Vida.
Y eso hicimos. Rememoramos su último viaje terrenal, de Medina del Campo a Alba de Tormes, para buscar, de su mano, al Señor que había dado sentido a su caminar y sigue dando sentido también hoy al nuestro.
Lo que empezó como una aventura, se convirtió en una profunda experiencia humano-religiosa que nos animó a repetirla una y otra vez. Lo hicimos caminando, a ritmo de carreta tirada por una mula, por la misma calzada, atravesando los mismos pueblos y en las mismas fechas, llegando a la Villa Ducal, como ella, la víspera de San Mateo, al caer de la tarde. Y hemos continuado haciendo lo mismo durante 33 años. Celebramos y preparamos con ello los Centenarios Teresianos: el de su Beatificación (1614) y el de su nacimiento (1515).
Cada año, como el polvo del camino, que es siempre nuevo, hemos vivido experiencias nuevas y enriquecedoras. Los mismos sitios, pero distintos aires, distintas caras. La misma Teresa de Jesús, pero distinta su palabra, su presencia.
El amor lo regenera todo y hace que cada acontecimiento que nos parece repetido tenga un sentido nuevo.
Porque nos sentimos hombres y mujeres amados, por Dios y por los hermanos, nos disponemos, una vez más, a recorrer el mismo y nuevo camino para afrontar nuevos retos y seguir descubriendo la riqueza insondable del amor en Dios y en los hermanos, y queremos que TERESA DE JESÚS sea un año más la maestra que nos acerque al que fue todo su amor y la doctoró en la Maestría de la oración: JESÚS DE TERESA.