"La sensación es de agobio"

Inquietud entre los coordinadores Covid en las escuelas: "El caos es absoluto"

Las CCAA instaron a nombrar un responsable que gestionase los contagios en los centros, en muchos casos, sin ofrecer garantías jurídicas ni respaldo sanitario. 

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Inquietud entre los coordinadores Covid en las escuelas: "El caos es absoluto"
EFE

No hubo discrepancias entre las CCAA sobre la necesidad de designar a un 'responsable Covid' en cada centro escolar para el curso más incierto de la historia. Tampoco prisa por concretar sus responsabilidades. "El caos es absoluto". David Acero es profesor de Economía y miembro del equipo, al timón frente a los posibles contagios en el instituto segoviano IES María Zambrano. Los alumnos volverán a clase en una semana y todo sigue en el aire, incluida la función de estos 'comités' de profesores frente al virus. "No sabemos absolutamente nada, nos han dicho que habrá una reunión pero sin ninguna previsión, puede ser mañana... o dentro de dos meses".

Septiembre ha arrancado con demasiados flecos sueltos. "Nos han retrasado la confección de horarios y probablemente empecemos sin grupos fijos... ni siquiera sabemos si vamos a tener que ir mañana y tarde". El docente responde a la llamada de La Información con la inquietud como telón de fondo, la misma que ha calado en toda la comunidad educativa. Este verano, cada CCAA ha hecho sus cábalas y ha gestionado su partida de los 2.000 millones del 'Fondo Covid' para blindar las aulas, que Hacienda liberó la semana pasada. Todo apunta a que los escolares llegarán antes que los refuerzos. Cada duda sin respuesta cae a plomo sobre los claustros. Aún no está claro quién pagará la cuenta si algo sale mal a pie de pizarra.

El Ministerio de Educación y los gobiernos autonómicos convinieron que no habría una escuela, colegio o instituto sin alguien que asumiera la gestión de posibles casos entre sus filas. "Los centros educativos deberán contar con una figura de responsable en el manejo de COVID19, entre cuyas funciones estará la comunicación y coordinación con los servicios sanitarios y los servicios de Salud Pública de su comunidad", reza la 'Guía de actuación' que publicó la cartera de Isabel Celaá. Sin más detalles, los directores de los centros recibieron la patata caliente de escoger a quién pondrían al volante. 

"Lo ideal es que fuera un profesional sanitario"

"Últimamente estamos asumiendo más obligaciones de las que nos corresponden con el cargo". Toni Gonzàlez es el director del IES Pare Vitòria (Alcoy, Alicante) donde estudian 700 alumnos. "Se supone que la responsabilidad si hay un brote recaería encima de la Administración", apunta, "Ya hemos asumido funciones de prevención de Riesgos Laborales, pero los docentes no somos especialistas y eso hay que dejarlo muy claro". Como en otras CCAA, la autoridad regional no llegó a concretar cuál debía ser la cobertura sanitaria de sus centros educativos.

"Lo ideal es que fuera un profesional sanitario, pero ya hemos visto durante la primera ola que no había suficientes profesionales". Roi Piñeiro, secretario de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica, recuerda que, durante el pico hubo que pedir ayuda a especialistas jubilados y a recién licenciados, "algunos médicos incluso sin la titulación vía MIR". "Según cómo evolucione la segunda ola, podremos tener profesionales sanitarios en los centros escolares o no. A priori, solo si los centros sanitarios están bien cubiertos", zanja.

"Entendemos que la presencia de una enfermera por centro es una solución compleja a nivel presupuestario", admite el Gonzàlez. La alternativa de la Generalitat tampoco convence. En agosto, las autoridades valencianas prometieron una vía de comunicación sin intermediarios entre los equipos Covid de los centros y Salud Pública. "Dijeron que sí, que cada comarca o provincia podría recurrir a un teléfono directo. Hasta ahora, el único canal que tenemos son los centros de Atención Primaria", lamenta el director, "¿Qué pasará si se da un caso sospechoso en el instituto y el médico está pasando consulta?".

El antecedente de las escuelas infantiles, pistoletazo de salida del curso académico, tampoco sirve de alivio. Pese a que estas iniciaron las clases a medio gas -efecto directo de la intranquilidad de las familias-, la detección de positivos dio lugar a los primeros cierres. La alta tasa de asintomáticos y las cifras de incidencia que presenta España -las más elevadas de Europa- no dejan lugar a dudas: aflorarán brotes en los colegios sin poder anticiparlos. El  'día X' para los centros de Primaria y Secundaria ha llegado o está próximo. La certeza de que el virus se campará entre pupitres urge a detallar las funciones (y responsabilidades) de estos coordinadores Covid. 

Presión, caos y agobio

El testimonio de Mari Carmen Tornero, coordinadora Covid en el IES Ortega y Rubio de Mula (Murcia), augura que los docentes tendrán que hacer equilibrios con las horas de sueño si quieren llegar a tiempo a las clases. "No solo debemos aislar a los alumnos sospechosos, también vigilar que el plan de contingencia se cumpla, incluso velar por que las mesas no se muevan o coger la brocha y pintar los puntos de encuentro en el patio". Los delegados Covid también harán las veces de mensajeros. "Tenemos que estar pendientes de las nuevas normas, para transmitir los protocolos al resto de compañeros y padres". La profesora apunta que aún debe preparar sus tres planes formativos. "Uno por cada posible escenario". Todo tiene que estar previsto, por si la transmisión empeora y los niños tienen que volver a casa.

Su centro cuenta con 500 matriculados y, como la del resto de alumnos españoles, este curso su formación penderá de un hilo. "Si se da un contagio en un aula y por ella han pasado siete profesores de catorce en plantilla, de un día para otro el claustro queda vendido". La Administración tarda de media diez días en cubrir una baja. "¿Quién dará clase entonces a los alumnos?". Los protocolos son sólidos, pero las situaciones que se pueden suceder a lo largo del curso obligarán a improvisar...  y cruzar los dedos. 

En un escenario de pandemia, son los detalles los que no dejan dormir. "¿Cómo ventilaremos las aulas cuando estemos a temperaturas bajo cero?", traslada el director. "¿Cómo vamos a ofrecer los datos de los contactos que haya podido tener un alumno con hermanos o primos en el instituto?", se pregunta la profesora. Presión, caos y agobio. Los tres docentes comparten sensaciones a pocas jornadas de un curso clave. Los días pasan y el trabajo se acumula en los despachos de unos profesores que ya reciben más vítores y ánimos que refuerzos... mientras sirven de muro de contención frente al virus que tiene al mundo en vilo.

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