Crítica de discos: Moon Crackers – «Quarantine»


Moon Crackers
«Quarantine»
Autoeditado

Un confinamiento puede dar mucho, pero uno colectivo como el que vivimos, que llegó a “parar el mundo” era una oportunidad y a la vez una excusa para replantear y resituar todo aquello que teníamos previsto hacer y que ahora ya no era posible, era mucho más dificultoso o simplemente no tocaba.

Esto es también lo que ha sucedido con los valencianos Moon Crackers, que tras su concierto junto a The Crab Apples en el Loco a principios del año, tenían en mente preparar un disco lleno de canciones Rock, R&B y Soul, y lo repentino de la situación hizo que incluso se quedaran aislados de sus propios instrumentos (que cumplirían cuarentena en el local de ensayo). Su decisión y necesidad de aprovechar esos vacíos que dejaba el confinamiento les ha servido para crear desde cero y grabar un nuevo material que no es sino un reflejo personal de esta anomalía vital en el que, si nos asomamos, también nos podemos ver identificados.

Pese a la dificultad de las limitaciones técnicas, haciendo provisión de todo aquello que tenían por casa… un micro, un cable, una tarjeta de sonido, exprimiendo un portátil que reconocen que casi no lo cuenta… una acústica, un teclado, una eléctrica a distancia… y mediante videollamadas, se ha ido forjando este ‘Quarantine’, que en principio iban a ser 4 temas y ha acabado siendo un largo de 9 canciones.

Precisamente es el tema ‘Quarantine’ con el que, como un ensueño, se nos da la bienvenida bajo el dulce y cálido manto de una elegante nana crooner y a su vez nos acerca a esa incómoda reflexión de que tal vez el mundo se encontraba más libre ahora que nosotros estábamos encerrados. Es también el que han elegido como single de adelanto.

En ‘Unlikely the end’ encontramos lo que podría ser una crónica de sensaciones de lo que eran nuestros días, tan confusamente monótonos como vertiginosos, dentro de una atmósfera de music hall muy en la escuela de The Kinks.

La invitación al baile llega al tiempo que la súbita subida de temperatura con ‘Still feels right’, que sin perder la elegancia nos marca esta fusión de ritmos con esencia de chachachá. Tal vez mi nostalgia hace que vea un eco de ‘Up On The Downside’ de los Ocean Colour Scene.

Temas como ‘Try Again’ cuyo sonido nos envuelve de un áurea misteriosa, amarga y dramática, potenciada sin duda por la interpretación vocal de Adrián ‘Bone’, los arreglos y los coros, nos pueden conectar más con su sonido anterior (‘Deluxe’ EP, 2018).

Una grata sorpresa es también el toparnos con este ‘Not Always Ready’, una joya que consigue transmitir ese brillo de su optimismo pese a la adversidad, otra crónica de lo anormalmente cotidiano que nos tocó vivir, elevada a himno pop en la tradición de bandas británicas como James o Pulp.

‘Rain drop’ es la exhalación instrumental con ese punto trip-hop y sutileza groovy. En ‘The Circus Hall’, el piano encuentra buen acompañante en el existencialismo que irradia la letra, y en ‘We Can’t Go Back’, éste se vuelve a arropar de guitarra acústica y arreglos, gracias a los cuales y de nuevo con estilo crooner, se pasa del amable susurro de las estrofas a la intensidad del estribillo, donde se llega a asomar el rumor de un caribeño calipso, dando paso a la parte orquestal que queda resuelta con finura. El cierre al álbum lo tenemos con la ambiental ‘The Big Mouth Politics Band’, el toque a la clase política y a los medios que hicieron de la mentira su verdad.

En resumen, en ‘Quarantine’ encontramos bajo una aparente sencillez sonora una riqueza en sus rincones, llenos de interesantes matices muy disfrutables, siendo un sincero legado para no olvidar toda aquella experiencia compartida y sincrónica que fue el confinamiento, un aislamiento para protegernos de nosotros mismos que al fin y al cabo somos la cura y la enfermedad.

Javier Terradez

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