Imagen: Bill Monroe y su banda. Fuente: Richard Weize Archives 

Amo el bluegrass. Mejor dicho, amo tocar bluegrass. Es un estilo que relaciono inmediatamente con estar con amigos compartiendo música, risas, cervezas y tiempo libre.

Una banda de bluegrass estándar se compone de guitarra, banjo, contrabajo, mandolina y violín, con la posible participación de armónica y dobro. Además, los temas pueden ser cantados, con características armonías vocales en los coros o puramente instrumentales.

Pero para conocer exactamente qué es este estilo y de dónde y cómo surgió debemos repasar un poco de historia.

Todo empieza en el Old-Time

La historia de la música popular norteamericana es una historia de migraciones y fusiones. Millones de seres provenientes de todo el mundo, de grado o por fuerza, habitaron un territorio casi virgen (lamentablemente, que yo sepa, en esta historia los nativos norteamericanos no tuvieron apenas influencia) en el que prácticamente había que comenzar de cero, con la herencia cultural y material de cada uno como única referencia.

Y la más extensa comunidad fue desde luego la proveniente de la inmigración anglosajona, sobre todo irlandesa, inglesa y escocesa, cuya cultura aportó la música celta, con sus melodías pentatónicas, sus querencias por modos como el dórico o el mixolidio, sus interpretaciones cíclicas interminables, sus ornamentos e improvisaciones, y sus instrumentos totémicos, entre los cuales estaba, por supuesto, el violín.

La música popular era (y es) una herramienta para la fiesta. La fiesta es una herramienta para el baile. El baile es una herramienta para el cortejo. Y el cortejo ya sabemos para qué es. Por eso todos los temas rurales de los viejos tiempos en la América blanca profunda comenzaron siendo melodías de baile, danzas, por decirlo de algún modo, recicladas de los viejos jigs ternarios, y convertidos, con el tiempo, en el alma del ocio de la vida rural.

Fue especialmente fructífera la producción musical en los montes Apalaches, donde vivían los llamados hillbillys, y es ese el corazón del estilo que estamos tratando (en otras zonas como Louisiana la influencia francesa dio lugar al mundo cajun, del que ya hablamos en otra ocasión, y que también influyó de alguna manera en el bluegrass).

Poseer un violín como herencia familiar de los antepasados de Europa era a veces la única y principal opción para disponer de un instrumento como tal (pensemos que los instrumentos grandes son difícilmente transportables). El fiddler era a veces el único ejecutante, acompañado o no por un cantante, y tenía que interpretar tanto la melodía como un ritmo claro y preciso para guiar y estimular a los danzantes.

Es imposible conocer con exactitud cómo era la música a finales del XVII y principios del XIX, pero podemos hacernos una idea escuchando a algunos artistas en particular. Frank Fairfield es, en mi opinión, un músico muy fiel a los sonidos originarios del Old-Time. No hay más que ver su estilo de sostener el violín y el arco, absolutamente ajeno a la academia: lo sostiene apoyado en el antebrazo, dejando toda la mano en el mástil, mientras que la mano izquierda sostiene el arco mucho más arriba que el modo clásico, apoyando el peso de su mano, ya que el arco nunca se levanta porque nunca se separa de las cuerdas. Es maravilloso verle y escucharle:

Pero a menudo se sumaban al fiddler (que actuaba también de dance caller o director del baile), voluntarios que, excitados por la música, se hacían con cualquier trasto para con los que hacer ritmos y participar en la fiesta: tablas de lavar, cucharas, huesos, arpas de boca improvisadas, cachivaches que han terminado creando un mundo sonoro singular y característico, que no dejamos de reconocer en cuanto comienzan a sonar.

Más tarde, o quizás al mismo tiempo, la influencia africana se empezó a sentir cuando muchos blancos se inspiraron en un instrumento construido a partir de una calabaza que sólo tocaban los esclavos negros y sus descendientes, cuya concepción habían traído de su África natal: era el antecesor del banjo, inicialmente sin trastes ni resonador y que, aunque al principio se limitaba a tocar la misma melodía que el fiddle para remarcar el ritmo en una tonalidad más baja, poco a poco evolucionó y enriqueció su técnica hasta convertirse en un instrumento tan importante como el propio violín. Y así se formó la pareja banjo-violín, un dúo irresistible que (sin querer menospreciar al resto de instrumentos) están en el corazón y origen de toda la música rural norteamericana.

El resto de instrumentos fueron incorporándose poco a poco: por supuesto la hoy imprescindible y omnipresente guitarra y sus parientes: o el dobro y la lap steel guitar; la mandolina sobre todo (violín de los pobres lo llama perversamente alguno) pero también el dulceimer, el chelo o contrabajo, diversos tipos de harpas…

Y por supuesto, el high lonesome sound esa forma de cantar entre nostálgica y hillbilly, que algunos sitúan con el bluegrass como nacimiento pero que viene de muy atrás.

Pero como ocurre siempre, la música creada para bailar se termina transformando en música para escuchar. Los instrumentistas comienzan a tocar simplemente porque les apetece, porque se les ocurren ideas, porque lo necesitan. Las canciones salen del medio rural y comienzan a emitirse por la radio, se suceden éxitos y muchos músicos se profesionalizan y vuelven famosos, popularizándose globalmente estilos que inicialmente sólo tenían alcance global.

Uno de mis temas favoritos es Willwood Flower, de la mítica The Carter Family, aunque no lleve violín, escuchad esta maravillosa forma de cantar, jugando a adelantarse y atrasarse con la melodía, y esos coros perfectos:

El bluegrass adopta su nombre

Así que ya hemos visto cómo mucho del carácter del bluegrass ya existía en el medio rural. Sólo faltaba una figura que perfeccionara, redondeara, y subiera un peldaño en virtuosismo y sofisticación este estilo para terminar de dar forma al estilo.

Lo que sucedió fue que, en 1939, Bill Monroe, un músico de Kentucky, reunió por primera vez una banda a la que bautizó como «Bill Monroe and the Blue Grass boys». El nombre de Blue Grass hace referencia a una zona conocida como «región Bluegrass» (Bluegrass region), que incluye el norte del estado de Kentucky y una pequeña parte del sur del estado de Ohio. y cuyo nombre hace referencia a la blue grass o hierba azul, una gramínea del género Poa, frecuente en la zona.

El éxito de esta banda provocó que su nombre terminara aplicándose a cualquier tema que se pareciera a los que ellos interpretaban. Obviamente, el término Old-time (que se acuñó más tarde para englobar todo lo anterior al bluegrass) no existía entonces, en aquella época era más común denominarlo como música hillbilly, pero como este nombre podía usarse peyorativamente como «paleto montañés», cosa que no encajaba tanto con el elegante Bill Monroe y sus chicos, finalmente fue siendo sustituido hasta que en los años 50 ya se denominó definitivamente bluegrass.

De modo que fue esta banda la que definió el estándar clásico del bluegrass, tal como se sobreentiende hoy en día, tanto en componentes (violín, banjo, mandolina, guitarra y contrabajo) como en características musicales: un sonido hillbilly con esteroides, más influencias del blues (uso ocasional de intervalos de tercera menor junto con la tercera mayor), del ragtime (ritmos) e incluso toques jazzy (gracias a violinistas como Vassar Clements).

Y también se definieron rituales que aun hoy se respetan en las jam sessions de bluegrass y old-time que se siguen tocando en todo el mundo: las canciones se tocan en ciclos hasta que todos los instrumentistas solistas han realizado uno o más solos sobre la cadencia de acordes, de modo que un tema puede alargarse todo lo que el maestro de ceremonias (a menudo un guitarrista o mandolinista) decida.

Un ceremonial que tiene sus reglas (aunque cada uno tiene las suyas, y depende de si es un grupo de amigos o algo más serio) de las que hemos encontrado este ejemplo.

Consejos de protocolo en Jam Sessions de Bluegrass

  • Algunas jams son democráticas, otras son monarquías constitucionales.

Fíjate bien y averigua la estructura de esa jam en particular. Podría ser un «round-robin«, en la que cada músico tiene un turno para elegir el tema. Otras pueden ser comandadas por una o dos personas que deciden todas las melodías. En Old-time, este papel suele recaer en el violinista principal. En las jams de bluegrass, en las que importa más la armonía sobre la melodía, el líder puede ser un guitarrista o mandolinista que también sea un cantante experto. Si hay un músico de edad madura y/o un músico especialmente venerado participando, los demás generalmente se someterán a su voluntad, o sugerirán/solicitarán una melodía estrechamente asociada con esa persona. Cada jam es diferente, así que tómate tu tiempo para asimilar lo que está pasando.

  • Asegúrate de estar en afinado con los otros músicos.

Los afinadores electrónicos son una excelente manera de mantenerse en el tono, pero a veces los músicos se afinan entre sí (en lugar de con la nota estándar). Escucha cómo se afinan primero los demás músicos y confía en tu afinador como plan B.

  • Ten cuidado con las tonalidades.

Antiguamente, las jam sessions solían mantener la misma tonalidad durante al menos unas cuantas melodías, ¡y a veces durante horas y horas! Porque mientras que un guitarrista puede cambiar fácilmente las melodías de G (Sol) a D (Re), por ejemplo (con la cejilla o cambiando unos acordes por otros), los violinistas y banjistas, especialmente en old-time, podrían necesitar afinar de forma diferente sus instrumentos para tocar en diferentes tonalidades. Si no estás seguro de en qué tonalidad está tocando el grupo, o si tienes un tema pensado que te gustaría tocar pero no estás seguro de en qué tonalidad está, no temas preguntar.

  • Tu mayor esfuerzo debe centrarse en mantener el tempo con los demás músicos.

Si pierdes tu sitio en un tema, simplemente descansa y toca en silencio hasta que lo vuelvas a encontrar.

  • Si no conoces una melodía,

toca muy silenciosamente hasta que aprendas a tocarla. ¡Es mejor estar en silencio hasta que sepas cómo funciona que tocar alto mientras descifras el tema! Una vez que sepa cómo va la melodía, toca al mismo volumen que los otros músicos, pero sin dominarlos. En cambio, si diriges un tema, es costumbre tocar un poco más alto que los demás, para que puedan seguirte.

  • Los músicos de Bluegrass hacen «breaks» (solos),

Eso significa que cada persona interpreta su propia parte improvisada durante una frase de unos cuantos compases de la melodía. Quien dirija la canción generalmente indicará a quién le toca hacer el break.

Los músicos de Old-time no suelen hacer esos «breaks«,

Lo que hacen es tocar una melodía al unísono en todo momento. Esto no significa que no puedas improvisar. La improvisación sutil es una parte importante de tocar Old-time, pero se realiza en el contexto de que todos toquen juntos, en lugar de hacerlo en solos al estilo bluegrass.

  • La persona que comienza / dirige un tema también es responsable de terminarla.

Hay muchas formas de señalar a los otros músicos que está a punto de terminar la pieza. Puedes levantar un pie en el aire a medida que se dirige hacia el final, o puedes decir algo como «una más», «la última» o «nos vamos». Los músicos que han tocado juntos antes a menudo se entienden instintivamente sin necesidad de señales claras. En esas sesiones, presta atención a una breve pero momentánea pausa entre las notas, a un cambio en el volumen o al tempo, a los rápidos intercambios de contacto visual o asentimientos con la cabeza.

  • Lo más importante, ¡diviértete!

Recuerda que tocar en una jam improvisada no es como estar en el escenario. Se trata más de socializar que de actuar. Está bien aprender a medida que avanzas, cometer errores, hacer preguntas. La mayoría de los músicos rurales dan la bienvenida a otros entusiastas, y disfrutarán reuniéndose y compartiendo música contigo.

Acompañando a Bill Monroe y sus Blue Grass Boys abrazaron el exitoso estilo otras formaciones como los Stanley Brothers, los Foggy Mountain Boys o el banjista Don Reno. Ésta fue la época dorada y la que fijó el canon arquetípico y que, aun con las diferentes fusiones y exploraciones que siempre suceden, la que se ha mantenido hasta hoy.

Aquí tenemos a los Foggy Mountain Boys divirtiéndose un rato:

 Tiempo de renovación.

El bluegrass tuvo su época de esplendor en los años 40 y primeros 50. Después dejó de ser una novedad y se vio desplazado por la explosión del rock’nroll. Quizás por eso, con los 60 y 70, llegaron vientos de renovación a un estilo rústico que ya empezaba a dejar de ser glamuroso en comparación con otros estilos urbanos. El viejo bluegrass, como otros estilos realmente, quiso modernizarse y explorar las tendencias que imperaban en el rock y el folk.

El Newgrass, también conocido como Jamgrass o Bluegrass progresivo, que es el resultado de combinar el bluegrass clásico con el rock progresivo, intentando llegar a un público más joven.

Artistas como Bela Fleck, Free grass Union, Sam Bush, etc., son algunos de los exploradores de este estilo.

El newgrass a menudo utiliza instrumentos no tradicionales como guitarras y banjos eléctricos, slide guitars o instrumentos de percusión, y por supuesto, violines eléctricos. En realidad el newgrass podríamos definirlo como un bluegrass sin canon ni reglas, en el que lo mismo puede teñirse de jazz, pop, de rock progresivo o cualquier otro estilo.

Aquí podemos ver a Sam Bush con Tony Rice en 1971 tocando un tema melódico con el sabor campero del bluegrass.

El bluegrass hoy

Es emocionante ver que el sonido folk, no sólo el americano, está empezando a ser valorado lo que merece. Por un lado el bluegrass clásico se mantiene en centenares de festivales, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. No es difícil encontrar aficionados a esa música en cualquier ciudad, desde Japón a España, con grandes instrumentistas que dominan su instrumento de forma increíble.

Por otro lado, los músicos profesionales siguen explorando y profundizando en las posibilidades de un estilo que continúa inspirando ideas nuevas y emociones antiguas. La música country siempre ha tenido un público fiel en EE.UU., pero éxitos de bandas como Wilco, que aúnan raíces tradicionales con melodías actuales y herencia rock, ha hecho interesarse a los nuevos públicos por los viejos sonidos acústicos.

Hay estupendas bandas herederas del bluegrass hoy en día. Algunos de mis favoritos son Nickel Creek, con el mandolinista Chris Tale y la estupenda cantante y violinista Sarah Watkins; Alison Kraus, también cantante y violinista; Bela Fleck y sus diversas agrupaciones; los Punch Brothers, nuevamente con el portentoso mandolinista Chris Tale; Crooked Still, que tiene entre sus miembros a una de mis violinistas favoritas, Brittany Haas; y por supuesto, una de mis bandas favoritas actualmente, Tramped by Turtles, y qué grande es su fiddler, no dejéis de disfrutar este conciertazo:

Y así el bluegrass prosigue haciendo historia por dos vías: por un lado el bluegrass clásico sigue juntando a músicos profesionales y aficionados para improvisar y revivir los viejos e inmortales clásicos. Por otro lado, montones de grupos interesantes siguen inspirándose en el sonido que bajó de las montañas de los Apalaches para crear sus propias canciones, impregnadas de la sensibilidad de hoy, pero siempre con el viejo sonido del violín aullando a toda pastilla y haciendo saltar y bailar a las nuevas generaciones.

Si os ha gustado este repaso por uno de mis estilos favoritos, en el siguiente capítulo trataré algunas claves y consejos para aprender a tocar bluegrass como un auténtico vaquero de Kentucky.