El Análisis Político de esta semana encuentra una situación llena de incertidumbres y múltiples interpretaciones. Henrique Capriles ha recibido críticas por su actuación en las últimas semanas. Él confía que en los próximos días se hagan nuevas lecturas acerca de su proceder, y que el tiempo ayudará a que se comprenda su motivación, que “va más allá de un falso dilema de votar o no votar”, ha dicho.

Tras sus últimas declaraciones, en las que afirma que él mismo no sabe si votará el 6 de diciembre, evidencia que tiene un pie dentro y otro afuera del proceso electoral. Su estrategia está apuntando a conseguir algunas condiciones para ir a la contienda comicial, y lograr la presencia de la Unión Europea en calidad de observador internacional.

Entre las condiciones que persigue Capriles estarían la utilización de la tinta indeleble, participación en las diferentes fases de auditorías, no permitir la migración de centros de votación, la eliminación de los puntos rojos del PSUV en las inmediaciones de los centros de votación y la actuación de una misión de observación de la Unión Europea.

Capriles anunció que continuará adelante en la presión por condiciones electorales o que solicitará la reprogramación de la elección. Su apuesta apunta a una potencial participación electoral que conlleve a la acumulación de fuerzas en la exigencia de tales condiciones, y que estas, al menos parcialmente, propicien un viraje en la estructura de incentivos del gobierno de preservarlas o, incluso, de posponer la elección.

Así pues, tras la importante concesión del gobierno respecto a la amnistía para más de 100 presos y perseguidos políticos, atribuida a la gestión del propio Capriles, pero que también se atribuyen la Mesa Nacional de Diálogo y la intermediación turca, el partido de Capriles, La Fuerza del Cambio, inscribió candidatos para todas las circunscripciones.

Sin embargo, las evidencias que se tienen al día de hoy, tras varias declaraciones de Maduro negando un cambio de fecha de la elección y las de Josep Borrell, sobre la imposibilidad de aceptar la invitación del gobierno para enviar una misión de observación electoral si la elección parlamentaria no se posterga, implican que el proceso avanza sin mayores cambios en las condiciones. Esto coloca a Capriles ante el dilema entre mantener a su partido y a sus candidatos en la elección o retirarlos si persisten las actuales condiciones como hasta ahora pareciera ser el caso.

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#ENPodcast Análisis político con Benigno Alarcón | @Politikaucab

Análisis político, oposición, Guaidó

«A propósito, lo expresado esta misma semana por Borrell respecto a la decisión de la Unión Europea de no acompañar el proceso si no se posterga la elección, luce como una respuesta que resultaba inevitable, dado el hecho de que a menos de tres meses para el 6 de diciembre no es posible organizar una misión de observación electoral para un proceso que, incluso, ya ha superado varias de sus etapas», indicó Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello.

Señaló que la extemporaneidad de la invitación oficial no necesariamente es un accidente, considerando que el régimen eliminó la figura de la observación electoral tras la elección presidencial de 2006, cuando hubo una misión de observación electoral, por cierto europea, que sacó adelante uno de los más completos y exhaustivos trabajos de observación que ha habido en Venezuela. En aquel informe la integridad electoral de la elección presidencial de 2006 quedó gravemente cuestionada. Hoy experiencias como las de Bolivia y, más recientemente, la de Bielorrusia, también infunden temores.

«Aún ante la decisión europea de no aceptar la extemporánea invitación, y por consiguiente tampoco enviar observadores, el gobierno de Maduro no tiene incentivos para suspender la elección parlamentaria del 6 de diciembre», señaló.

En este sentido, pareciera que, a priori, no hay un punto de apalancamiento que la oposición tenga para obligar al régimen a postergarla, ni margen de juego suficiente para rebalancear en alguna medida el tablero electoral, afirmó.

«En la práctica, el régimen liderado por Maduro no ha postergado la elección porque no está dispuesto a desaprovechar las condiciones actuales para la consecución de sus objetivos de desplazar a la oposición liderada por Juan Guaidó de la Asamblea Nacional, cerrar con ello la presidencia interina, así como controlar el parlamento y sus competencias», advirtió.

«Este escenario representa un gran desafío para el liderazgo que busca una transición democrática. Hasta la fecha, las estrategias propuestas tanto por Guaidó como por  Capriles se caracterizan por la poca claridad y factibilidad de sus objetivos, lo que contribuye a profundizar las divisiones entre la oposición, abonando a los objetivos del régimen», señaló Alarcón.

«Más allá del impacto efectivo que pueda tener la convocatoria a una consulta popular sobre la cual sustentar su mandato luego del 5 de enero, en medio de la fractura en sus filas, la oposición tiene el reto de idear y desarrollar una estrategia que le permita desmontar los objetivos de legitimidad que se ha propuesto Maduro con las elecciones parlamentarias», concluyó.

Alianza

Este podcast ha sido posible gracias a una alianza entre El Nacional y El Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello.

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