Evangelizar con la música y el arte, 1 de 4: Que Cristo sea fuerte en nuestra vida

[VI Encuentro de Música y Teatro organizado por la Renovación Carismática Católica del Paraguay]

Tema 1 de 4: Que Cristo sea fuerte en nuestra vida

Un evangelizador católico es aquel que puede decir que su fortaleza no son sus fortalezas.

La ley fundamental del predicador es: tu ministerio tendrá fuerza proporcional al impacto y presencia de Cristo en tu vida.

Cristo es fuerte en nuestra vida cuando estamos ávidos de sus enseñanzas, conscientes de nuestras fragilidades y en sincero combate con nuestros pecados.

Evangelizar con la música y el arte, 2 de 4: Lugar de la belleza en la evangelización

[VI Encuentro de Música y Teatro organizado por la Renovación Carismática Católica del Paraguay]

Tema 2 de 4: Lugar de la belleza en la evangelización

La belleza conecta con las dos facultades esenciales al ser humano porque lo realmente bello habla de un orden que complace, una armonía que causa gusto o inspira amor. De alguna forma, lo bello es síntesis de los verdadero y lo bueno.

La Biblia nos hace ver el poder que tiene la belleza, y que puede manifestarse en lo bueno o en lo malo. Tres nombres de la Biblia son de mujeres, y en ellas brillan, junto con la belleza, la sabiduría y una forma peculiar de poder.

Dios deja conocer su belleza a través de sus obras. El esplendor de esas obras de creación y de redención está detrás de la noción de la “gloria” divina. La gloria es la manifestación de la belleza que está en Dios; la belleza que Él mismo es.

Quienes se han encontrado con esa gloria, como Isaías en el templo, o como Pedro en su barca, se descubren abrumados y a la vez encuentran un modo nuevo de percibir su propio realidad, lo cual les conduce a una humildad profunda y sincera.

Tal es el tipo de experiencia de los que verdaderamente sirven al Señor con el arte: son ministros de su gloria.

Evangelizar con la música y el arte, 3 de 4: Consecuencias de un ego inflamado

[VI Encuentro de Música y Teatro organizado por la Renovación Carismática Católica del Paraguay]

Tema 3 de 4: Consecuencias de un ego inflamado

La mayor parte de las deficiencias o exageraciones en nuestro servicio parten de lo que podemos llamar un “ego inflamado.” Veamos sus principales manifestaciones:

1. Hipersensibilidad: nos volvemos intocables; medimos de modo muy diverso lo que nos hacen, que siempre nos duele mucho, y lo que nosotros hacemos a otros, que siempre justificamos.

2. Capricho: multitud de exigencias; vamos siguiendo el modelo mundano de los artistas que quierens er tratados como dioses.

3. Codicia: medimos el éxito por cuánto dinero está llegando.

4. Falta de generosidad y de espíritu servicio: nos acostumbramos a que, cuando no estamos es “espectáculo,” poco ofrecemos d elo que Dios nos dio.

5. Celotipia o envidia: dificultad de reconocer los bienes que Dios logra a través de otros. Vamos buscando en todo el primer puesto, como los apóstoles antes de la Cruz y Pentecostés.

6. Olvidamos que nuestro servicio está en función de la Palabra. La música y el arte no son fines sino sólo medios.

7. Olvidamos que nuestro ministerio tiene como propósito ser útiles al crecimiento de la fe, la esperanza y el amor en nuestro pueblo, para darle la mayor gloria a Dios. El éxito de una canción es que la gente use en oración lo que Dios te concedió.

La solución para el ego inflamado es el camino del conocimiento de sí mismo hasta el arrepentimiento de nuestros pecados y la búsqueda de la fuente de la gracia en los sacramentos.

Evangelizar con la música y el arte, 4 de 4: Lo nuestro no es el arte por el arte

[VI Encuentro de Música y Teatro organizado por la Renovación Carismática Católica del Paraguay]

Tema 4 de 4: Lo nuestro no es el arte por el arte

La música, como tantas otras actividades humanas, puede convertirse en una especie de fin en sí mismo. Algo parecido aconteció con el estudio de la lógica en la formación de los candidatos al sacerdocio: mientras que el Concilio de Trento miraba a los estudios de lógica como una herramienta para analizar discursos contrarios a la fe y como un instrumento de pensamiento para expresarse con mayor coherencia y claridad, sucedió con el paso de los años y los siglos que la lógica misma se convirtió en un estudio elaborado, independiente y sumamente abstracto. La inercia académica sigue enseñando esa nueva lógica en los seminarios y por eso muchos seminaristas se preguntan qué tienen que ver las leyes de la implicación en las tablas de verdad con el mundo de verdad.

Lo mismo puede suceder, y de hecho ha sucedido con la música: el altísimo talento de grandes compositores les ha llevado a producir piezas musicales tan sofisticadas, en términos de voces, instrumentos o arreglos, que simplemente quedan por fuera de todo marco razonable en la liturgia. El fin se ha perdido y parece que la consigna fuera “el arte por el arte mismo.” Eso no es lo nuestro.

En cuanto a los auditorios, hay que recordar dos cosas. Primera: que no olviden a quién pertenece la gloria; a exaltación irresponsable del artista lo aparta de su vocación más profunda. Segunda: que tampoco minusvalores la labor del artista católico, sobre todo cuando se le da la espalda para apoyar más bien empresas de música protestante.