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Espiritualidad en el Tawantinsuyu 1

Ch’axmirinaka (Atentado a la madre naturaleza)


¿Tercer milenio de qué?

Fanatismo, Profanación, Hipocresía, Inmoralidad, Hechicería, Inquisición, Idolatría, Exorcismo,


Conjura, Condena, Sojuzgamiento, Insensibilidad, Extirpación, Ocultismo, Superstición, Aculturación,
Alineación, Robotización, Tecnocracia, Incoherencia, Elitismo, Educación Bancaria, Dogmatismo,
Analfabetismo, Egocentrismo, Privilegio, Depredación, Saqueo, Usurpación, Parcialización, Extinción
de especies, Canje territorial, Catástrofes, Contaminación, Desequilibrio, Desestructuración,
Contradicción, Sumisión, Rebeldía, Hambre, Miseria, Genocidio, Etnocidio, Mortalidad, Pobreza,
Dependencia, Racismo, Paternalismo, Drogadicción, Alcoholismo, Tabaquismo, Corrupción, Soborno,
Intriga, Subversión, Vandalismo, Aborto, Piratería, Suicidio, Oportunismo, Falacia, Armamentismo,
Belicismo, Esclavismo, Servilismo, Machismo, Impunidad, Caudillismo, Violación, Invasión... y cuánto
más?!

Frente a estas problemáticas hace falta una reflexión conciente que transforme la crisis actual
en una nueva era para la humanidad. Creemos que es por medio de la reconstitución de la
espiritualidad andina que volverá a expresarse el Ser Integral Kolla en lo espiritual, lo económico, lo
educativo y lo social para la realidad y la vida, en la conciencia de equidad y equilibrio de toda la
pacha.
Sabemos que mucho se ha perdido, mucho se ha tergiversado, mucho se ha ocultado. Pero el
nuevo pachakuti, el retorno, ha comenzado a favor de los pueblos originarios y vuelve con él, el tiempo
de dar no solo a los hijos de esta tierra sino a todo ser humano que quiera adoptarlo.
Queda para los estudiosos universitarios e intelectuales imaginarse cada segundo del tiempo
pasado ya sea revolviendo la basura o elucubrando las teorías mas inverosímiles. Queda para
nosotros como hijos de la tierra volver a levantar lo que no han podido quitarnos, nuestra espiritual
comunión con el todo, con la pacha. Ellos seguirán buscando quien es el dueño del pasado tratando
de encontrar el equilibrio de intereses entre los modernos “hijos de Pizarro” y los modernos “hijos de
Malinche”, mientras que para nosotros no existe tal pasado porque seguimos estando, somos el
presente y simplemente ocuparemos el espacio que nos corresponde por derecho.
No será una tarea fácil, pero lo estamos empezando reconstruyendo cada pieza del gran
rompecabezas indagando sobre nuestras costumbres, nuestras tradiciones, nuestros hábitos, nuestra
vida y nuestra medicina que todavía logramos conservar. Estos apuntes ponen en común la voz de los
abuelos de sabiduría transmitida de generación en generación que vuelve a la comunidad luego de ser
guardada en remotos lugares de nuestro Tawantinsuyu, las cuatro regiones del sol, como el sonido de
los pututos y los erquenchos, convocando al despertar de los pueblos originarios.

Algunas características de nuestra espiritualidad originaria


Según las fuentes de las ancianas sabias y de los ancianos sabios, nunca hubo en el Abya Yala
ancestral la “libertad”. Nadie nos decíamos libres como en la sociedad occidental, sino todos vivíamos
en complementación, lo que era mucho más que libertad.
Cuando el ser humano, sea de cualquier capa, clase, status social, dice que es libre, se separa
de lo natural y cósmico, a la vez que se deshumaniza totalmente. Así, ya no es más humano, sino que
ha llegado a ser una “cosa” humana, una “mercancía” humana, una “máquina” humana, un "objeto"
humano, un esclavo el día de hoy.
Hace apenas 500 años, los pueblos comunitarios nos extendíamos
desde los hielos de Alaska hasta los de la Tierra del Fuego (Abya Yala).
Esta confederación de naciones, iguales por dentro y parecidas por fuera,
resultó de una memoria de tradiciones, de una sabiduría cristalizada
pacientemente a lo largo de muchos siglos de aprendizaje.
Durante este tiempo, todo lo que existe en la Tierra, en su interior,
en su rostro o superficie, en su encima o atmósfera, la Tierra como parte
del Cosmos, el Cosmos como parte de este Todo, que nuestros ancestros
llamaron toda la Realidad, LA PACHA, todo esto se movía y se cambiaba
en lo que llamamos el orden de La Unidad.
Vivíamos en unidad con la Naturaleza y el Cosmos. Todo lo que existe, reconocíamos y
respetábamos como Es, unido cada cual a Todo. Los seres humanos no nos sentíamos, no nos
pensábamos, no nos intuíamos, no nos imaginábamos, no nos soñábamos fuera de la realidad, sino
que por el contrario nos apreciábamos parte de la realidad misma, de la pacha.
2 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

En el Tawantinsuyu nadie se sintió rey de la creación ni amo de plantas, animales, tierras, ni


humanos. Como todos eran semejantes-diferentes, ninguno de los seres de la Pacha, ni el ser humano
originario, podía considerarse como el centro de la realidad, ni mucho menos se extrañó a la realidad
misma, sino que se consideró parte de una realidad viva. Fuera de las leyes cósmicas no podemos
vivir. Obedecemos todos a las mismas leyes naturales que regulan la fecundidad, nacimiento y muerte.
Así, nuestras comunidades sienten en sí la suma infinita de contracciones y dilataciones de
todos los astros, de aspiraciones y expiraciones de todas las plantas y animales, de sístoles y diástoles
de todos los corazones, del dar y tomar de todas las cosas. Estos dos momentos con su oscilación
mantienen la vida que conocemos. Ellos también existen como luz y sombra, calor y frío, verano e
invierno, día y noche. Por eso, no es nuestra la oposición bien-mal, dios-satán, amor-odio. Nuestro
padre, el Sol, no tiene su opuesto enemigo en la Luna, ni en la tierra, sino sus complementos.
Sentimos la diferencia bien-menos bien, me gusta más-me gusta menos, ambos necesarios para la
vida en uno u otro momento.
Cualquier cosa en la realidad, en la pacha, es diferente y es semejante. Por lo diferente, una
planta es una planta y por lo semejante es natural y cósmico. Si ponemos al lado de esta planta un sol,
la planta es diferente al sol y el sol es diferente a la planta, pero al mismo tiempo la planta es
semejante al sol por lo natural y lo cósmico, y el sol es semejante a la planta por lo natural y lo
cósmico. Dentro la sociedad de la abundancia, vivíamos socialmente en equilibrio, identidad,
complementación y consenso. Ninguno era superior a nadie.
Nadie nos sentimos rey de la creación, ni amo de plantas, animales, tierras ni humanos.
Éramos las otras formas de vida con otra cara.
Sintiéndonos y sabiéndonos eslabón, insignificante y cósmico al mismo tiempo, podíamos
hablar con ríos y montañas, saludarlos, pedirles permiso para atravesarlos. Percibíamos sus cambios y
humor. Nos sentíamos siempre acompañados por las diferentes formas que adquiere la vida en cada
momento. Los pescadores jóvenes saben aún preguntar a los viejos: ¿Cómo hay que saludar al mar
para que no canse?.
El hombre y la mujer nos sentimos en toda la pacha. Tenemos que vivir como expresión que
somos de la pacha, como expresiones individuales que somos de la pacha. Nosotros no sólo somos
imagen y semejanza de todo cualquier otro elemento de la realidad, somos a la vez, imagen y
semejanza de todo. En el mundo originario de nuestros ancestros, cada individuo semejante-diferente
veíamos, sentíamos, imaginábamos la Pacha en lo común o semejante, y en lo diferente.
Veíamos lo que era común o semejante, a la misma vez que veíamos como éramos diferentes
a los otros individuos de la Pacha, que tenían sus propias identidades semejantes-diferentes. Así, con
la experiencia aprendimos a diferenciar las piedras por su sexo, a escoger las piedras machos para
calentarlas al rojo vivo sin que estallen y cocinar con ellas, y separar las piedras hembras que
aceptaban ser talladas.
Los seres humanos no teníamos ningún privilegio o hegemonía humana. Reconocíamos que
todo en la realidad es nuestro “hermano”, que es como nosotros, que todo tiene como nosotros: “vida”;
que nada es sólo una “cosa”, “algo” que no merezca considerarse “hermano”, sea cual fuese su
naturaleza.
(Extracto del libro “500 años de resistencia quechua aymara” de Ramiro Reynaga)

¿Qué es el Tawantinsuyu?
Antes de la llegada del invasor europeo por toda América se extendía una amplia red de
pueblos comunales con dos grandes concentraciones. Una en las selvas húmedas de Guatemala y
llanuras centrales de México donde se desarrolló la nación Maya-Quiché, y la otra asentada en las
laderas andinas y alrededores del lago Titikaka conformando la gran nación Quechua-Aymara.
Los pueblos comunales en el sur se encontraban organizados en una gran confederación
llamada TAWANTINSUYU, el Ayllu de ayllus.
En el idioma quechua, “Tawa” es cuatro, “Inti” es sol, y “suyu” es región. Es decir “Las cuatro
regiones del sol”. Cada familia constituía un “ayllu”, una pequeña sociedad comunitaria de base donde
se ejercía la recíproca cooperación mutua. La unión de los ayllus formaban las “Markas” y la unión de
las Markas conformaban los “Suyus”. El Tawantinsuyu marcaba la unión de cuatro grandes regiones:
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 3

El CHINCHAYSUYU, la región norte que se


extendía desde el sur de Colombia, Ecuador y norte de
Perú, tenía como símbolo el color amarillo.
El QONTISUYU, la región del Oeste en dirección
hacia el mar (qontiy en quechua es evaporar) tenía
como símbolo el color rojo.
El ANTISUYU era la región del Este (Anti en
quechua es oriente) extendiéndose hacia la región
andina, su símbolo era el color verde.
El KOLLASUYU comprendía la región Sur,
desde el lago Titikaka hasta el Uspallata en Mendoza,
Argentina. El Kollasuyu tiene como símbolo el color
blanco.
Es por esta organización pre-existente que
hemos recibido la denominación de pueblo “qolla”, ó
“kolla”, ó “coya” como miembros del suyu de los kollas.
En vano tratan de dividirnos en omaguacas, atacamas,
ocloyas, guaraníes, etc. porque siempre fuimos una
sola nación.
La visión del blanco no puede entender todavía
que somos parte del ayllu de ayllus que no nace hace
unos cuantos siglos atrás como reza en los libros de los
“científicos actuales” sino que se remota a una raíz
milenaria de más de 10.000 años cuando
conformábamos la gran NACIÓN QULLANA.
Nación Qullana, es la denominación de un
antiguo territorio que conformaban grandes naciones
como la aymara y de civilizaciones que construyeron
obras esplendorosas por la sabiduría y conocimiento
científico desarrollado -hasta ahora inexplicados- como
Tiwanaku, Sacsaywaman en Bolivia y el Macchu Pichu
en Perú.
Qullana etimológicamente significa: excelente, sobresaliente. También es hermoso, de gran
belleza, sano, robusto, divino, perfecto, justo y sabio. Constituíamos un mundo de abundancia, respeto
y unidad, el único capaz de hacer nacer las leyes que combatirían a la miseria del mundo del invasor:
“Ama Sua” no seas mentiroso, “Ama Llulla” no robes, “Ama Qhella” no seas flojo, “Ama Llunk'u” no
seas alcahuete, adulón.
No conformábamos ningún imperio porque no teníamos la concepción de dominación que trajo
el blanco como tampoco teníamos dioses. Esta deformación de nuestra historia es el más claro
ejemplo de negación a nuestra cultura porque no se le quiere reconocer su grandeza que la pondría
por encima de todas las otras civilizaciones del mundo…
Instituto de Qeshwa Jujuymanta – San Salvador de Jujuy

COMO PRODUCIAMOS

Nuestras acequias y canales de riego


Jamás los Andes estuvieron tan cultivados como lo hicieron nuestros abuelos. El Tawantinsuyu 1
sembró toda la tierra fértil y habilitó tierras estériles. Pudo hacerlo, porque minkas 2 de decenas de
miles de comuneros construyeron una gran red de acueductos, acequias y canales, en primer lugar
subterráneos para no reducir la tierra cultivable.

1 Tawantinsuyu: Nombre de la confederación que se extendía a lo largo de toda la cordillera de los


Andes desde Colombia hasta la patagonia argentina. Del quechua, Tawa: cuatro, Inti: sol, Suyu: región,
“las cuatro regiones del sol”.
2 Minka: Denominación quechua a la ayuda comunitaria. En la minka o minga las familias de una
comunidad ayudan a una sola en una tarea específica como cosecha, siembra, que luego es retribuida
de la misma manera por la que es beneficiada. El “ayni” en cambio es la ayuda mutua, de uno a otro,
de una familia a otra, y el “yapanakuy” el trabajo comunitario de toda una comunidad para realizar un
trabajo para beneficio de toda la comunidad, por ejemplo un camino, un puente, la limpieza de una
acequia, etc.
4 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

Pozos horizontales introducidos al seno de las montañas altas recogían el agua escurrida de las
nieves eternas. Los canales atravesaban las entrañas de las cordilleras andinas. Corrían encima de
puentes salvando quebradas gigantescas. Seguían, pese a terreno tan irregular, curvas perfectas
de varios kilómetros de radio manteniendo la misma inclinación. El riego estaba asegurado. El agua
era cuidadosamente distribuida por cultivos, distancias y tiempos. Durante la noche, compuertas
cerraban estos pozos-canales, el agua se acumulaba y distribuía equitativamente en el día.
Nuestros abuelos convirtieron desiertos en tierras laborales. Abrían hoyos en los desiertos. En su
fondo plantaban, protegiéndolos de cualquier tiempo por demás caluroso, vegetales que capturaban
la humedad del aire (9 meses al año 90 por ciento) y la incorporaban a la tierra. Con sus raíces
formaban un tejido orgánico que impedía al desierto tragarse el agua de esta forma de riego.
Los desiertos actuales de la costa andina que se observan tanto en Chile como en Perú, nacieron
después que fueron destruidos nuestros sistemas de riego.

Nuestros andenes parecían gradas gigantescas


En las pendientes muy inclinadas de los cerros construyeron, como gradas gigantescas, andenes o
tacañas 3 para retener el agua y sembrar. Así evitaron erosión y otro desgaste del suelo, y
aprovecharon elevar al máximo la riqueza de sus nutrientes. Plantas servían para fijar con sus
raíces las enormes piedras. Las andenerías crearon 20 millones de kilómetros cuadrados de tierra
cultivable. Muchas no pudieron ser destruidas y siguen sirviendo.
Construyeron lomos de tierra para proteger las cosechas de los vientos, y dieron otros avances
importantes en las técnicas para la agricultura, como curvas a nivel y chinampas 4.
Usaban fertilizantes de la costa andina del océano Pacífico, donde la arena está mezclada con
abono. Guano 5 pulverizado de billones de aves marinas, acumulado en millones de años. Esos
fertilizantes de los Andes, que son tan poderosos como el nitrato de sodio, el salitre, dieron además
nueva vida a las tierras agonizantes de Europa durante los últimos cuatro siglos.

Creamos el maíz y la papa.


En nuestro continente, la sabiduría Maya-Quiché 6 en su juventud creó el maíz, domesticando y
mezclando granos silvestres. La sabiduría Aymara-Quechua creó la papa, las 200 variedades,
domesticando tubérculos amargos no comestibles.
Ni maíz ni papa, a diferencia de trigo arroz, nacen o existen silvestres. La mazorca necesita ser
desgranada y dispersada para completar su ciclo de vida. Los tubérculos de la papa pertenecen a
una sola raíz y tallo. Sin mano humana que los esparza, en una temporada agotan su porción de
tierra. Sobre todo teníamos una agricultura que respetaba y se pegaba a la madre tierra. Nuestro
profundo conocimiento del tiempo y los movimientos cíclicos naturales, nos permite todavía
sembrar, limpiar, abonar y cosechar nuestros productos en el momento adecuado. Así, la tierra
podría rendir bastante todavía en nuestro continente para que no haya nadie que deba sufrir de
hambre.

Trasquilábamos y curábamos a las alpacas y vicuñas.


El vestido en el Tawantinsuyu estaba asegurado. Vivían millones de alpacas, vicuñas, chinchillas y
demás animales andinos. Decenas de miles de mujeres, niños y hombres formaban cercos
gigantescos. Al ritmo de risas y canciones, con gritos y agitando colores, el cerco se estrechaba
encerrando miles de alpacas, vicuñas, etc. Los trasquilaban, curaban a los enfermos o
accidentados, les quitaban espinas enterradas, les solucionaban cualquier problema. Los animales
ya viejos y débiles eran muertos para aprovechar carne, lana, cuero, grasa como medicina, huesos
para agujas. Nada se desperdiciaba.
A las vicuñas y alpacas recién nacidas excepcionalmente bonitas, las de un color o una sola
mancha, solían adornarlas con hilos o borlas de lana de vivos colores en las orejitas. Las soltaban y
se iban jugando y saltando por las quebradas. Eran chispas de colores que alegraban montañas,
vientos, niños.
Trasquilados y curados los animales corrían libres otra vez. Hasta el próximo arreo era prohibido
atraparlos, herirlos, asesinarlos o molestarlos.

3 Tacaña: voz aymara que designa a los andenes de cultivo.


4 Chinampa: Sistema de cultivo que consistía en construir tipos de “islas flotantes”, es decir terrenos
rodeados por canales de agua.
5 Guano: voz quechua que designa al excremento de los animales en general y en este caso de las
aves.
6 Maya-Quiché: Denominación de la gran cultura que se desarrolló en toda América Central.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 5

La utilidad y función daba la belleza.


Tintes eternos, salidos de plantas, insectos, minerales, elaborados pacientemente, cuando la luna
crecía o menguaba, coloreaban la ropa combinándola con las flores, paisajes, pájaros regionales.
Pese a estar enterrados en suelos ácidos, húmedos y alcalinos. Los tejidos aún no han perdido sus
colores, principalmente los de Parakas 7. El algodón tras mutaciones germinaba con el color ya
adentro. Pero los vestidos, ni edificios, pirámides, platos, vasos, fuentes, no necesitaron adornos
para ser bellos. El balance perfecto y los colores eternos de la cerámica y los tejidos que hacían
nuestros abuelos eran adecuados a nuestros símbolos y a como los teníamos que usar. La utilidad
y función daba la belleza.

COMO TRABAJÁBAMOS

Los niños siempre han trabajado.


El trabajo de los niños en la sociedad actual es en sí la expresión de lo “salvaje” de esta “tiranía del
dinero” que nos está dominando. Aunque no hay que hacer escándalo del trabajo en sí, sino de la
manera en como los niños son explotados.
Los niños siempre han trabajado, más en nuestro modelo social de la unidad, pero no existió el
trabajo de los niños como es entendida hoy, en la cual el niño tiene que hacer un trabajo productivo
por un bajo sueldo, mucho más bajo que el sueldo de un adulto. En esto se ve que la sociedad
actual es profundamente y ampliamente deshumana y cada vez deshumaniza más al ser humano.
En nuestra sociedad, no solamente el niño “trabajaba” sino el anciano también, aunque el “trabajo”
del niño y el anciano en el mundo originario, no es en sí trabajo. No se trata de entender el trabajo
como “trabajo”, sino ese niño en su actividad realiza un conjunto de acciones, un conjunto de
conductas dentro de la comunidad en la edad de la niñez.

Teníamos un HACER que realizar.


No existió el trabajo como en la sociedad occidental y cristiana. En el Abya Yala 8, el individuo
equilibrado no pudo haber sido sólo considerado como un ser únicamente económico, con escaso o
con mucho valor de cambio y de uso, y en tanto reducido sólo a una mercancía, con tan solo valor
económico.
En Occidente, el trabajo nos priva de ser humanos, porque el que no cumple los índices de
producción y de productividad, el que no vale o no tiene valor económico para producir y reproducir
el sistema capitalista, simplemente no tiene “trabajo” y se muere de hambre o vive en la miseria. Lo
que Occidente denomina “trabajo”, para nuestros ancestros no fue otra realidad que lo que todos
nosotros juntos, junto a todo, estamos haciendo y sabiendo en nuestro estar siendo en esta “vida”
antes de haber “nacido” y más allá de la “muerte”, es decir el quehacer normal en nuestras
comunidades.
En el quehacer y el Saber ancestral, todos, absolutamente todos, teníamos un HACER que realizar,
un HACER con su SABER, sea cual fuese nuestro nivel o nuestra edad. En tal HACER y SABER
tan sólo realizábamos nuestras propias existencias o formas de vivir, en las cuales el individuo
como tal fue el origen, el medio y el fin. Lo que están llamando “trabajo”, no es más que el propio
“desenvolvimiento” de todo el Estar siendo-ocurriendo de todos los diferentes-semejantes, que
vivíamos y convivíamos en equilibrio, identidad, consenso y complementación con la naturaleza,
con el cosmos, con el todo.

En el Tawantinsuyu el “trabajo” era felicidad.


En la sociedad de la unidad de nuestros abuelos, todo lo que era necesario hacer para dar alimento,
ropa, techo y felicidad a nuestros ancestros, se hacía de manera natural y conjunta. En el
Tawantinsuyu el trabajo era felicidad. Como hoy en el Ayllu 9, en el trabajo nos comunicábamos con

7 Parakas: La cultura Parakas se desarrolló en el norte de la costa peruana. Sus tejidos son muy
famosos por su conservación y sus diseños y junto con la cultura Moche que llegaba al Ecuador
constituyen unas de las culturas mas antiguas del Tawantinsuyu.
8 Abya Yala: Con este término los indios de Nicaragua designaban a todo el continente americano por
lo que se adoptó este término para llamar nuestras tierras con una palabra originaria.
9 Ayllu: Término quechua que designa a una familia miembro de una comunidad. El Tawantinsuyu fue
una CONFEDERACION de naciones. Nunca fue un “imperio” como lo llaman los estudiosos universitarios.
En la gran mancomunidad de naciones todas las culturas diferentes se respetaban unas a otras, por esa
razón se dice que el Tawantinsuyu fue el “Ayllu de ayllus”.
6 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

nuestra madre Pachamama 10 y con nuestros hermanos cósmicos. Trabajar era aprender a crecer a
confundirse con la vida misma. Fue como respirar o caminar. En ninguno de nuestros idiomas
trabajo es una cosa, algo que nos obligan hacer. No dijimos “voy a hacer un trabajo”, “tengo un
trabajo”. El trabajo era para todos y todo, desde el Inca hasta el comunero, desde el niño hasta el
abuelo, el hombre, la mujer y la misma naturaleza. No hubo persona ni nadie viviendo y gozando
trabajo ajeno. Todo lo que nuestros ancestros tenían que hacer para dar alimento, ropa, techo y
felicidad lo hacían de manera natural y conjunta.

Cruzábamos bailando las montañas.


Los días de trabajo comunal eran días de fiesta. Después de haber pedido permiso a nuestros
hermanos cósmicos, sobre todo a las que directamente influyen en la germinación y el crecimiento,
al Sol, a la Lluvia, a la Tierra y al Aire, el Inca iniciaba la fiesta de la siembra, trazando
impecablemente el primer surco con una Chaquithajlla de oro (quechua, chari-pie, thajlla-arado).
Hoy los ayllus esperan ansiosamente ese día. Semanas antes las mujeres practican canciones y
bailes y los hombres instrumentos musicales. El día de la siembra, aporcamiento o cosecha, las
montañas áridas, donde los Ayllus se refugian, se alegran cuando filas de comuneros las cruzan
bailando al ritmo de nuestra música estacionaria. Algunas mujeres llevan siete polleras de diferentes
colores y cada movimiento de sus caderas, fuertes y flexibles, forman arco iris circulares a ritmo
ondulante. Ya en el lugar saludan a sus hermanos cósmicos con mística profunda, directa, sin
adornos. Después los hombres forman grupos de cuatro, como cuatro son las bases principales de
la vida: Espacio, Tiempo, Materia y Energía. Avanzan hendiendo la tierra con la chaquithajlla,
preparando el hueco. Las cuatro mujeres siguen, depositan la semilla, ovulan de acuerdo a su sexo.

Bastó una pequeña parte de la energía comunitaria.


Todos y todo en el universo trabajan comunitariamente. Concientes de ello, para sembrar o
construir, nuestros abuelos formaban Minka o Ayni 11, trabajo comunal, Tiwanaku 12, Andahuaylas
13
, Sacsaywamán 14 y todos los edificios que resistieron siglos y españoles, fueron construidos con
aynis. 15 y 20 mil hombres y mujeres guiados por la sabiduría milenaria compartida. Los cimientos
de esas construcciones no están mezclados con esqueletos de esclavos. No fueron necesarios
látigos ni máquinas. Bastó una pequeña parte de la energía comunitaria. Por su habilidad, nuestros
antepasados siempre construyeron lo más con lo menos, con los medios más simples.

En lo que se llama “trabajo”, vivimos y aprendemos plenamente.


La economía comunal de la comunidad era para los intereses de todos y de todo. Vivíamos en
comunidad, cuidábamos la naturaleza y todos nuestros hermanos del cosmos. El cómo, el por qué,
y para quién producir, sustentaban nuestro modelo de producción y vida que, con nuestro
pensamiento cósmico, con nuestro gobierno rotativo, debemos recuperar en toda su plenitud. Hoy,
tenemos y debemos de usar nuestras tecnologías y la ORGANIZACIÓN ancestral para lograr el
pleno empleo paralelo a elevados índices de producción y productividad, sin el uso intensivo del
capital y sin el uso de las altas y medias tecnologías occidentales. Nadie puede quedarse sin
“trabajar”. No por el hecho de que si no trabaja no come, sino porque en lo que se llama “trabajo”, el
ser humano puede vivir y saber plenamente. Al plantearnos un modelo social de la Unidad y al
fomentar el vivir del Individuo, estamos permitiendo que el Individuo pueda ser UNO dentro de toda
la sociedad a la cual pertenece.

Waki, Ayni y Minka.


Nuestro convivir en el ayllu basábamos en el dar y recibir, en el complementarnos y el apoyo mutuo.
Cada uno dábamos y al mismo tiempo recibíamos en beneficio de todos. En permanente armonía
entre el cosmos y la tierra, eso era parte de nuestra vida en todos los niveles: entre familias, a nivel
de las parcialidades, entre diferentes ayllus y a nivel de los suyus 15. Para esa ayuda mutua
comunitaria teníamos varias formas, y algunas seguimos usando hasta hoy. Por ejemplo:

10 Pachamama: Voz quechua que significa Madre Tierra.


11 Ayni: “Ayuda mutua”, la que brinda una persona a otra o a su familia de manera desinteresada, sin
pedir nada a cambio pero sabiendo que cuando necesite ayuda le será dado por los otros. Se diferencia
del “trueque” porque no tiene valor en si. En el trueque si existe un valor por el que se está cambiando
algo. En el ayni se ayuda desinteresadamente.
12 Tiwanaku: Lugar sagrado de la cultura aymara ubicado a dos horas de La Paz (Bolivia) y cerca del
Lago Titikaka.
13 Andahuaylas: Lugar sagrado inka ubicado en Perú.
14 Sacsaywaman: Templo sagrado ubicado en el Qosqo (hoy llamado Cuzco) en el Perú.
15 Suyus: Significa “regiones” y se refiere a todo un conjunto de familias “ayllus” y de comunidades.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 7

Waki: Colaboración mutua, ayuda mutua, rotativo dentro o fuera de la familia. Si el hijo tiene que
trabajar en la casa, en beneficio del padre y la madre, el padre tiene que retribuir a esto de acuerdo
a las normas comunitarias.
Ayni: Prestación en el Ayllu de servicios o de especies que son devueltos de la misma manera y del
mismo tipo.
Mink’a: Prestación de ayuda al otro en el trabajo, o su reemplazo en algunas tareas, por lo que
recibíamos igual u otro tipo de trabajo, paga o productos considerados equivalentes.
Así, los miembros del ayllu, nos ayudábamos en nuestros tupus 16 mediante la forma del mink’a. La
Mink’a hacíamos en la Marka 17. Podía haber en el ayllu, pero más en la Marka. Todavía en el día
de hoy existe waki en la familia. Ayni existe. En los valles se puede ver. Cuando un barrio se junta
con otro barrio para hacer un tanque, un dique, lo que sea, la mink’a todavía pervive con el nombre
de acción comunal.

Jayma, Yanapa y Mit’a.


Jayma: Cuando trabajábamos todos juntos para algún tipo de servicio comunitario en tierras
comunitarias.
Yanapa: Trabajo comunal conjunto para obras de irrigación, camino y construcciones comunales.
Mit’a: Trabajo mutuo que hacíamos todas las familias de las comunidades y ayllus por turnos, uno
tras otro, en la Laya 18 y en el Suyu. Es más grande y lo hacíamos por medio de esas grandes
organizaciones sociales en el Tawantinsuyu para actividades de bien común, canales de riego,
caminos, etc. Cada comunidad se encargaba de su cumplimiento.
La mit’a pervive todavía, aunque los españoles con el virrey Toledo lo había tomado ese modelo y lo
ha aplicado para explotar la mina. A la mina iban millones, pero los fines eran totalmente opuestos a
la lógica nuestra. En nuestros tiempos, la Mit’a la podríamos hacer para construir caminos grandes,
puentes grandes. Por ejemplo, si Pacajes 19 quiere hacer un puente con Omasuyos 20, tienen que
hacer un trabajo rotativo de ambos lados.

Colectábamos para los comisionados.


Para nosotros significaba ayuda mutua. Si tú me ayudas en algún momento yo tengo que
devolverlo, eso es la mit'a. Yo te ayudo y me tienes que ayudar. Así es la ley originaria. El que no ha
correspondido, está mal visto. Tú tienes que ayudarme, si no te aíslas. Hay una deuda constante.
En el lado occidental, no es así. Si yo te regalo una casita en tu cumpleaños, ya no interesa que le
devuelvas, es un cariño. Nos han metido eso y actuamos en esa manera. Hemos ayudado a unos
compañeros, pero ahora no nos quieren ayudar, no nos reconocen. Son compañeros, o hermanos,
que tienen un comportamiento aislado.
Caima: Modelo andino autogestionario que divide la producción de la siguiente manera: 33% para
semilla, 33% para el consumo familiar y 33% para la caima, que se usa para invertir en la
organización comunal y en la comunidad, más para los trabajos de infraestructura comunal.
Ramas: Es un sistema póstumo colonial; una práctica, son las colectas para subvenciones,
comisiones fuera de la comunidad.-

COMO COMPARTIAMOS

Chhala, la distribución equitativa


Productos agrícolas, cerámicas, etc., todo lo que hubiéramos producido los distribuíamos siguiendo
estos pasos: 1) lo que se llama el Laki, 2) luego el truki, 3) luego el chura, 4) luego el anata.
El laki es repartir, truki el trocar, y el chura o sukacha (en la chacra t’aqaqa y en los animales
k’illphaqa) es otorgar. El anata es distribuir en la fiesta.
Son los elementos de la Chhala, que significa distribución equitativa. No teníamos dinero. La
palabra chhala significaba intercambio.

16 Tupus: Era la porción de terreno que recibían los flamantes esposos para vivir en comunidad.
17 Marka: Significa “lugar” donde se asienta una comunidad.
18 Laya: Con esto se designa a toda una región, mucho más grande que una marka, que podía abarcar
a toda una nación.
19 Pacajes: Es una de las layas que se extendía al sur del lago Titikaka.
20 Omasuyus: Es otra laya vecina a la de Pacajes, al este del lago Titikaka.
8 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

Imas, sexes, pirwas, qolqas y khatus.


Los Imas o los sexes eran depósitos familiares. El ayllu tenía su propio depósito, las pirwas, que
todavía funcionan. En las markas, como en Pacajes, tenían qolqas, grandes. El mismo Pizarro,
cuando llega más allá de Cuzco, se encuentra con qolqas enormes, de donde le dan a comer, dan
ropa a sus soldados, porque ellos no sabían trabajar. Incluso le dan de comer durante 5, 6 años.
Para todo el suyu funcionaban los depósitos ambulantes o los khatus. Los españoles se han
admirado de los khatus donde realizábamos todos los intercambios, donde existían tejidos, papas,
ollas, etc.

La yapa es muy nuestro.


Los Tambos 21 y la yapa 22 eran elementos reguladores de esta forma de economía dentro de un
Ayllu, Marka o Laya 23. Ahora mismo practicamos el tambo y la yapa, que es muy nuestro. Para
nosotros es necesario como reguladores, equilibradores. Hasta en Buenos Aires siempre se exige
rebaja, que no es otra cosa que la yapa. Y los japoneses se lo han copiado, ya por la compra de un
auto, le dan a uno de yapa un artefacto eléctrico.
Pero, en muchos mercados se rechaza la yapa. Los precios son fijos, de manera occidental.
Pertenece a la economía capitalista donde no existe la yapa, ya que para ellos dar de más sería una
pérdida para sus empresas.

Estamos resistiendo a la economía del libre mercado.


Aún así, todavía se puede ver en nuestros barrios, en los mercados, nuestra economía milenaria la
yapa. La yapa es de una economía propia que tenemos, y hace que tengamos cierto equilibrio al
obtener ciertos productos en nuestros barrios, pueblos y comunidades.
Cuando van ustedes al mercado, a veces complementamos la falta de algo con estas formas de
equilibrio. Si no es la yapa, si no es el pasanacu 24, pervive una especie de mink’a económica que
lo practicamos cuando nuestros vecinos son como nuestros propios hermanos.
Pervivimos con nuestra forma económica muy típica. Gracias a la yapa, gracias al pasanacu
estamos resistiendo a la economía del libre mercado. Porque nos complementamos, todavía
pervivimos en el día de hoy.
Claro, más antes había una economía, en la cual todos los miembros de la comunidad teníamos lo
necesario para vivir. No pasábamos hambre y miseria. Éramos fuertes y sanos. Lo que sobraba, lo
guardábamos en depósitos para casos de emergencia.

Nadie podía apropiarse de nada que era para nuestras familias.


En los ayllus siempre cosechamos más de lo que comíamos. Teníamos cosechas excelentes,
porque elegimos las mejores semillas, habíamos construido sistemas de riego, usábamos
fertilizantes naturales, trabajábamos juntos, rotábamos nuestros sembradíos y hacíamos descansar
la tierra periódicamente.
Todos los miembros de la comunidad teníamos lo necesario para vivir. Nadie tenía hambre, ni
caminaba harapiento o sucio. Éramos fuertes y sanos. En aymara y quechua no existe la palabra
hambre.
Las cosechas las dividimos en dos partes. La grande fue a las familias para su consumo. Cada
familia teníamos de por si el acceso pleno y la disposición plena del “trabajo” en nuestras tierras y
de la cría de nuestros camélidos o cuyes 25. Nadie, quien sea, podía apropiarse de nada que era
para nuestras familias.
La pequeña guardábamos en depósitos, en nuestros “qolqas” o “pirwas”. Algo de esa parte era
reserva para catástrofes, terremotos, grandes sequías, inundaciones y cualquier otra emergencia de
escasez.

21 Tambo: Es un lugar de descanso donde existen provisiones para los viajeros que eran mantenidos por
las comunidades aledañas.
22 Yapa: Es lo que se da por demás de lo que corresponde y se opone al cambio exacto que muchas
veces genera discusión o peleas.
23 Laya: Una familia conformaba un ayllu. Muchos ayllus formaban una marka. Y muchas markas
conformaban una Laya.
24 Pasanacu: Es la ayuda mutua en un pequeño grupo, donde todos aportan por ejemplo mensualmente
una cierta cantidad y el total le dan a una persona del grupo. También se lo conoce como “pasamanos”.
25 Cuyes: También llamados cuis, o conejos cuis, formaban parte de nuestra dieta alimentaria originaria.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 9

Cumplía las mismas funciones que la grasa almacenada en el cuerpo humano. Lo que sobraba en
las comunidades llenaba siempre los depósitos. Algo servía como ayuda a otras comunidades,
pueblos, para ancianos, viudas, huérfanos.
Cualquier hermano podía tomar lo que se producía en los tres surcos más cercanos a los caminos.
Por ello, no habían huérfanos ni viudas que se mueran de hambre, ni ancianos abandonados a su
propia suerte. La familia era feliz. Todos teníamos vivienda. Nuestros hijos se educaban sin
temores, ni la tragedia que hoy vemos diariamente.
Otro algo iba a los Tambos que habían en los principales caminos, o cada 4 o 5 horas de caminar, y
de los cuales algunos todavía existen. En los tambos los caminantes encontrábamos agua fría y
hervida, fuego para cocinar, lecho y alimentos. Ni en viajes largos los habitantes del Tawantinsuyu
portábamos comida, agua, ni cobijas. También libres de toda forma de dinero, no teníamos temor de
ser asaltados.

Poníamos más valor en el bien del largo plazo.


La papa y otros tubérculos los guardábamos años sin podrirse. Nuestra técnica para secarlos se
sigue usando hasta hoy día en los Ayllus. Las papas son envueltas en sacos de paja y remojadas
en los arroyos de los deshielos, y reciben el Sol quemante del altiplano a intervalos.
Frío y calor combinados las secan sin quitarles sabor ni poder nutritivo. Chuño, Tunta, Kaya 26. etc.,
pueden ser guardados por siglos. Para cocinarlas basta remojarlas horas antes, dejarlos recuperar
su agua, hincharse y ablandarse.
Una justa y equitativa distribución de nuestra riqueza garantizaba la autosuficiencia y la Seguridad
Alimentaria para todos, sin desgaste de la tierra. Eran desconocidas las crisis de alimentos y de
bienes básicos.
En las alturas, “cualquier familia” tenía entre 1.000 y 2.000 cabezas de camélidos, y tanto eran los
cuyes, que una familia podía comer 2 o 3 de sus cuyes por miembro de familia diariamente. Más
abajo, como en las costas del Pacífico o del Atlántico, la abundancia de lo que sacábamos del mar
se complementaba con la abundancia de las cosechas de los valles y/o praderas. Al interior del
Abya Yala los grandes ríos y algunos otros pequeños y medianos no dejaban de aportar incontables
peces para nuestra alimentación.
Eso se hizo posible porque poníamos más valor en el bien del largo plazo que en la generación de
riqueza que hace caso omiso de nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.

NOS VALE MÁS VIVIR EN COMPLEMENTACIÓN QUE SER LIBRES

Nos complementábamos en nuestros quehaceres.


Como hermanos trabajábamos para la comunidad, hombres y mujeres, dirigentes y científicos.
Repartíamos los quehaceres, complementándonos entre todas las grandes actividades: la pesca y
caza, la agricultura y los trabajos de textilería, carpintería, cocina, salinas y orfebrería.
Nos complementábamos en nuestra familia, en nuestros quehaceres, en nuestra comunidad, en la
naturaleza y el Cosmos. Los hombres nos complementábamos con las mujeres, los hijos con los
padres, y entre los hijos.
Un “trabajo” se complementaba con otro “trabajo”, un piso ecológico con otro, unos productos
agrarios con otros. Por esa complementación, no podíamos matar un animal si no lo requeríamos
como alimentación o complementación. Podíamos matar una gallina para consumo del día pero no
podíamos matar cinco, pues no íbamos a consumir las cinco.
Teníamos unas hectáreas que podíamos trabajar con el trabajo familiar. No teníamos 50 hectáreas,
porque no la podíamos trabajar con nuestra familia. Necesariamente hubiésemos tenido que
contratar jornaleros.

Todo en la Pacha está amarrado.


Comprendimos y sentimos, que en cada uno y en la Pacha 27 toda, todo, absolutamente todo estaba
atado, estaba amarrado, estaba tejido en una red total de la Pacha, donde cualquiera de sus partes
es un hilo que se da con toda su identidad.

26 Chuño: es la papa deshidratada de color gris oscuro o negro. La Tunta es de color blanco. El color
varía según el modo de fabricación. La kaya es la oca deshidratada.
27 Pacha: Con la palabra Pacha nos referimos al TODO, al universo. Su traducción al español se redujo a
“tierra” porque la mentalidad del invasor nunca pudo entender lo que esta palabra significaba para
nuestros pueblos originarios.
10 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

En la Pacha no existe nada que sea “libre” y que ejerza la “libertad”. Nada se escapa en “libertad” y
por ejercicio de la “voluntad” propia. No hay nada suelto, nada desunido. Ni el ser humano es “libre”
en sí o por sí a partir de sí mismo. Ni vive en “libertad” o ejecuta las decisiones por “libre voluntad”.
Todo en el ser humano está atado o ligado a la Pacha.
En el Abya Yala ancestral, la complementariedad formaba la Pacha entera y estaba presente en
cada una de sus partes, y cada parte reproduce a la propia Pacha en condensaciones mayores o
menores, diversas o diferentes.
En la Pacha, en el Cosmos, todo ser, semejante-diferente, tiene individualidad, género, clase, orden
y/o especie. Para nuestra cultura, cada individuo, familia o sociedad vive de manera equilibrada,
siendo complemento y en consenso. Conserva su identidad sin afectar a los otros y sin afectar
nuestra propia plena vida.

No nos decíamos libres.


Según las fuentes de las ancianas sabias y de los ancianos sabios, nunca hubo en el Abya Yala
ancestral la “libertad”. Nadie nos decíamos libres como en la sociedad occidental, sino todos
vivíamos en complementación, lo que era mucho más que libertad.
La “libertad” es la cortina de humo, el disfraz, el ropaje que el ser humano ha tenido que “crear” para
encubrir su esclavitud real y su falta de condición humana. En los más de 500 años de colonialismo,
la “libertad” la han metido dentro de nuestra cultura para que perdamos totalmente nuestra
identidad.
Cuando el ser humano, sea de cualquier capa, clase, status social, dice que es libre, se separa de
lo natural y cósmico, a la vez que se deshumaniza totalmente. Cuando dice que es libre, ya no es
un ser humano, se convierte en una “cosa” humana, una “mercancía” humana, una “máquina”
humana, un "objeto" humano, un esclavo en el mundo de hoy.

La libertad se mide por lo que NO podemos hacer.


¿Se es libre sólo porque podemos ir o no ir de paseo, o ver una película, o divertirnos? ¿Es “bueno”
ser libre?, por ejemplo, cuando decidimos recoger una moneda decimos que lo recojo con libertad,
pero cuando decido con “libertad” no auxiliar a un ser humano considerado “inservible” y brindarle lo
que necesita para su existencia, ¿es buena esa libertad?.
¿Se es libre cuando la educación o todos los medios de comunicación social producen una
sociedad de individuos, todos separados, desunidos? ¿Se es libre cuando uno vive en un sistema
que planifica el hambre, las guerras, las muertes...?.
¿Qué libertad tiene el explotador?, ¿será la libertad de explotar?. ¿Qué libertad tenemos los
explotados?, ¿será la libertad de dejarnos explotar?. Hoy “manos privadas” manejan la mayor parte
de la “riqueza social”, que hemos creado nosotros en nuestro “trabajo”, ¿tienen ellos libertad para
hacerlo?. Quiénes apenas tenemos un ingreso insuficiente, ¿tenemos libertad para recibir sólo tal
parte de esa “riqueza social”?
La libertad no se mide sólo por lo que “podemos” y “queremos” hacer, sino por lo que NO podemos
hacer aunque lo querramos.

La libertad destruye la armonía.


Por la libertad, todos los medios son válidos y necesarios. Los cambios “revolucionarios” en la
conocida historia de Occidente, se hicieron en nombre de la libertad, y por tal libertad se han
matado a pueblos y naciones enteras y se destruye a la naturaleza, así como se usa toda violencia
sea en guerra declarada o en la guerra de clases.
Con la llamada libertad, el ser humano ha creado la explotación y la opresión política, que no nos
permite decidir sobre el destino de cada uno ni de todos juntos.
Ha creado la violencia y las guerras, la separación del ser humano de la Naturaleza y del Cosmos, y
la dominación de los pocos sobre los muchos que provoca ignorancia, enfermedades, muertos,
profundas y amplias crisis sociales, económicas y culturales.
Lo que llaman libertad no desarrolla la conducta equilibrada, consensuada, complementaría y de
afirmación de la identidad.
La libertad destruye la armonía, destruye la complementación, destruye el consenso, destruye la
identidad, destruye la Unidad con la Pacha, destruye a la sociedad de la abundancia, destruye al
individuo... Ayer como hoy, lo que llaman libertad sólo generó un tipo de ser humano que es un
esclavo. El mismo nacimiento del capitalismo se hizo sobre la más brutal y feroz esclavitud: nos
hicieron esclavos en Abya Yala e hicieron esclavos a los hermanos del Africa.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 11

Hoy, y desde hace mucho tiempo, la esclavitud no necesita cadenas de fuerte metal. “Lavándonos
de cerebro” y enseñándonos la modernidad y la civilización, nos hacen esclavos con la persona
humana, la coca cola, el consumismo, el reloj y la corbata...

TODO ERA VIDA

Eramos parte de la naturaleza.


Existíamos como pueblos grandes y pequeños, con conocimientos avanzados sobre la naturaleza,
el hombre, la tierra, las plantas, los animales, los astros. Todo era VIDA, todo estaba en su lugar,
nada faltaba, no sobraba. Por cientos de siglos vivimos en una sociedad comunitaria de la
abundancia, donde la vida era armonía Hombre-Naturaleza, Naturaleza-Hombre.
Convivíamos durante muchos siglos en equilibrio, en completa armonía, hermandad y respeto
mutuo con la madre naturaleza, con la madre tierra. Vivíamos de ella, y también para ella y en
constante diálogo con ella.
Era parte de nuestra vida cotidiana, a la vez que nosotros éramos solamente una pequeña parte de
ella y del cosmos. Dependíamos de la naturaleza y ella dependía de nosotros.
El centro de nuestra vida era y es nuestro profundo respeto a la naturaleza y al cosmos.
Respetamos a la lluvia, a la Madre tierra porque nos produce nuestro alimento. Según la variedad
de cada pueblo, el sol, las estrellas, los cerros, los animales, la tierra, las plantas, las piedras los
respetamos como nuestros hermanas/hermanos.

La piedra sabe, siente, tiene instintos.


Para nosotros, un árbol tiene alma. Es nuestro hermano. El viento, las aves, el puma, son nuestros
hermanos. Somos uiwas, criados. La piedra tiene su ajayu 28, la planta tiene su ajayu, el animal
tiene su ajayu.
Tienen su qamasa 29. Saben, sienten, tienen instintos. Son como personas. La piedra no es una
cosa. Es como una persona. Por eso, hay Orko Qala, (piedra macho), Wawa Qala (piedra niño),
Qacho Qala (piedra hembra), Achach Qala (piedra vieja). Igual las plantas. Hasta esta casa tiene
vida para nosotros.
Tenemos que respetar a los animales, a las plantas. Por eso, la piedra tiene vida para nosotros y
está en primer lugar. Después están las plantas, luego los animales. Ultimo somos nosotros.
En el mundo occidental sin embargo el hombre es el primero y único que domina la naturaleza, por
eso este “desorden” es lo que ha generado tantos males de hoy en día.

No la herimos con arados de fierro.


Respetamos las fuerzas reales que nos crearon y nos mantienen. Nuestro padre Inti es el Sol.
Nuestra madre Pachamama es la Tierra. La Pachamama nos da vida, alimentos, vestidos y techo.
Es cuna y tumba.
Por eso la cuidamos de toda erosión. Sacamos de ella lo que necesitamos para nuestra vida
comunitaria y devolvemos lo que ella necesita para reproducirse. Nunca cazamos más de lo que
necesitamos; y jamás contaminamos nuestras aguas y aire.
La dejamos descansar cada 3 ó 4 años según el sembradío. La nutrimos con fertilizantes naturales,
rotamos los cultivos. No la herimos con arados de fierro que le lastiman la piel e impiden la
renovación de sus alimentos. Le ofrecemos el primer trago y el primer bocado, como un retorno
simbólico y luego recién nosotros bebemos y comemos.

¿Dónde están las kheñuas?


Cuando los españoles llegaron al Tawantinsuyu, al Kollasuyu 30 por el Lago Titikaka, 31 saquearon
el oro y la plata de los templos, de las casas, pero también saquearon el oro de la profundidad del

28 Ajayu: Es el alma, es la esencia de todo ser, el espíritu que da vida a todas las cosas por igual.
29 Qamasa: Es la energía, la fuerza que anima la vida de cada uno.
30 Kollasuyu: La gran confederación del tawantinsuyu estaba formada por cuatro regiones que se unían
en el “Qosqo” (mal llamada ciudad de Cuzco en Perú). El Kollasuyu se extendía desde el Qosqo hacia el
sur, el Chinchaysuyu se extendía hacia el norte del Qosqo, el Antisuyu llegaba por el este hasta la selva
del oriente amazónico, y el Qontisuyu se extendía hacia el oeste hasta el océano Pacífico.
31 Lago Titikaka: es el lago sagrado para la cultura quechua aymara, es el lago mas alto del mundo y
esta en el límite de las hoy repúblicas de Perú y Bolivia.
12 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

32
subsuelo. Para hacer las minas necesitaban kallapus , y para fundir el metal llamado plata,
necesitaban hornos.
Y el combustible, la madera, ¿de donde la sacarían?, ¿desde las yungas? 33, ¿desde los valles?.
Sin embargo las yungas y los valles estaban muy alejados de las minas y no existían los medios de
transporte que hay hoy en día. No, han sacado toda la madera del altiplano. Habían aquellos
árboles llamados Quiswara, Kheñua. Los cronistas dicen, que cuando pasaban por Tiwanaku, se
veía todo verde.
Ahora está desierto el altiplano. Incluso la gente acepta y dice, así siempre era el altiplano. Pero, los
españoles lo han vuelto desierto, porque necesitaban mucho combustible para fundir el metal.
¿Dónde están esos tolares inmensos por Oruro? 34. No hay nada. Está vacío. ¿Dónde están las
kheñuas?. Las kheñuas eran grandes.
¿Dónde están las quiswaras?. Cerca de Huarina hay algunos. También por Peñas 35, los que son
grandes. Hay todavía unos cuantos, pero existían en todo el altiplano. No había pino. No había
eucalipto. Habían otros árboles.
Nuestros abuelos decían que los árboles eran sus hermanos, también los ríos y los cerros. Ellos
convivían con la naturaleza.
En nuestros valles, los españoles han hecho desaparecer todo eso. Han arrasado el altiplano,
donde había oro, plata. Ahora están llegando donde hay azúcar, donde hay caña, arroz. También
están arrasando el oriente boliviano. Son otras las potencias que están destrozando ahora. Van a
pasar 100 años, y todo va a estar desierto por Cochabamba, Santa Cruz. Nadie va a decir, que esto
lo han hecho estos gobiernos. Y muchos dirán seguramente que así siempre era Santa Cruz.

¿Qué clase de ciudad vamos a construir nosotros?


Tenochtitlán era una ciudad grande en México, llena de personas. En vez de calles eran ríos. En
vez de plazas eran islas artificiales. En vez de adornos tenían plantas colgantes que eran
cultivadas. Era una ciudad que vivía con la naturaleza.
Destruyeron esa ciudad comunitaria, los españoles. Por encima construyeron luego una ciudad
cerrada donde vivían solamente los señores. Los siervos, los colonos, los indios afuera. Pero aún
hoy en día vemos que se sigue imitando ese tipo de ciudad cerrada. Basta ver con lo que es hoy
ciudades como Cochabamba y La Paz en Bolivia y muchas ciudades en el mundo.
Cuando recuperemos el Kollasuyu, tenemos que pensar que tipo de ciudad vamos a construir.
¿Vamos a mantener la ciudad cerrada?. Cuba tiene un tipo de ciudad socialista. EEUU tiene un tipo
de ciudad capitalista. ¿Qué clase de ciudad vamos a construir nosotros?.
Nos están destruyendo nuestro planeta.
Durante miles de años, los indígenas de la Amazonia 36 vivían en armonía con la gran selva sin
destruir ni afectar el equilibrio en ella. Pero en pocos años, y únicamente para satisfacer la codicia
de las poblaciones del primer mundo, la tala de las grandes selvas de la Amazonia han destruido
buena parte de ella, llegando al extremo de poner en peligro la existencia del más importante
pulmón de América.
Así están destruyendo nuestros bosques. Están contaminando el aire. Están abriendo más y más la
capa de ozono. En 500 años y sobre todo en las últimas décadas, han hecho y están haciendo una
destrucción suicida cada vez más acelerada al medio ambiente, de manera que la sociedad
“moderna y desarrollada” nos está llevando hacia una destrucción total de nuestro planeta.
Los movimientos ecologistas a su vez, nos quieren señalar que luchan solamente por el respeto a la
naturaleza y nada más. Como parte del mundo occidental, piensan que la persona es la que
32 Kallapus: Término aymara que describe una escalera o una construcción con escalones.
33 Yunga: se refiere a la selva serrana, la vegetación tupida en los cerros. Son grandes árboles como los
que forman bosques y montes solo que a partir de determinada altura sobre el nivel del mar reciben esa
denominación.
34 Oruro: es una ciudad de Bolivia cercana a La Paz. Se encuentra muy cerca del lago Popó que
antiguamente estaba unido al lago Titikaka. Su nombre deriva de Uru, Uru, que quiere decir la tierra de
los Urus, una de las culturas mas antiguas del Tawantinsuyu.
35 Huarina es una localidad cercana a Oruro en pleno altiplano boliviano. Peñas se encuentra mas al
norte también en el altiplano, saliendo de La Paz en dirección al lago Titikaka. En Peñas fue
descuartizado Tupak Katari por los españoles.
36 Amazonia: es una gran región donde corre el río Amazonas y miles de ríos afluentes que llevan las
aguas de los altos de la cordillera de los Andes para desembocar al océano Atlántico, lo mismo con las
aguas de todos los llanos de América del Sur desde el norte y desde el sur. En toda su extensión existe
la mas densa vegetación que la convierte en el pulmón principal de todo el planeta y cuando
desemboca desde lo alto puede contemplarse como la fuerza del río entra por kilómetros dentro del mar
antes de confundirse con las aguas del océano. En su mayor extensión esta ubicado dentro de lo que
hoy es la república del Brasil.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 13

controla la naturaleza, al mundo la tierra, etc. Para un ecologista, un árbol no tiene alma. Solamente
sirve para mantener el sistema ambiental nada más.

Por detrás vienen empujando nuestros hijos.


Tenemos que ver a nuestra madre Pachamama, porque de ella vivimos nosotros. Si estaríamos
solos, podríamos estar aquí conformes. Pero, por detrás vienen empujando nuestra generación,
nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, y el futuro de nuestros animales, de la llama, de nuestras
plantas, de la hoja de coca.
Podemos aportar al mundo nuestra solución para salvar el planeta, porque al tiempo de amar la
naturaleza y conservarla, aprovechamos sus frutos sin destruirla, sin generar los desastres
ecológicos que ponen en la desesperación a las decadentes sociedades consumistas de Europa y
Estados Unidos.

LA ARMONIA DE LA PACHA

Era parte de nuestra vida preservar la naturaleza.


Era nuestra cultura, vivíamos en armonía entre los hombres y entre el hombre y la naturaleza. No
podíamos arrasar el monte más de lo que requeríamos para poder sembrar para nuestra familia y
nuestra comunidad. Era parte de nuestra vida preservar la naturaleza.
Hoy, los terratenientes en Santa Cruz (Bolivia) se tiran 300, 400, 500 hectáreas y arrasan el monte.
Destruyen la naturaleza. Comienzan los problemas de erosión. En la época de nuestros abuelos
éramos más habitantes de los que hoy vivimos. Pero, en esa época no había erosión, ni
contaminación del medio ambiente. Hoy somos menos, y ya vemos.
En la armonía que vivíamos, que era lo que había en toda la pacha, los seres humanos originarios
de Abya Yala, no nos veíamos separados o aislados de la pacha, sino unidos a todo el todo.
Siempre siendo semejantes-diferentes en lo natural, lo cósmico y lo humano, nos sentíamos unidos
a la Tierra y a todos los seres de la Tierra.

Por eso tardan las lluvias


Así, hubo en todo el Abya Yala una sociedad, no sólo de abundancia, sino de complementación y
equilibrio, donde los seres humanos vivíamos en armonía con nosotros mismos, con todos los otros
semejantes-diferentes, con la Naturaleza y el Cosmos en toda la Pacha. Los seres humanos
apreciábamos a la Pacha como es, porque todo en ella sucede de un modo equilibrado, como tiene
que suceder.
Hoy en Bolivia, tenemos la desforestación más grande de todo el planeta. Diariamente en Bolivia se
deforestan más de mil hectáreas. Al año, más de 365 mil hectáreas, que está afectando la
evaporación del agua, la generación de oxígeno, la purificación de la atmósfera. Eso se llama
ecocidio. Por eso tardan las lluvias. Por eso tarda el Tunari 37 en llenarse de nieve.

Podemos evitar que explote nuestra Tierra.


Así que, por el camino que estamos, no podemos evitar que en un tiempo muy lejano pueda
explotar nuestro planeta Tierra, igual que el ser humano, que llega a su estado de muerte y cambio.
La tierra no va a desaparecer, pero va a cambiar todo su equilibrio, y a ese peligro estamos
llegando por la acción dañina de la sociedad actual.
Pero los seres humanos, somos parte del todo, jugamos un papel muy importante. Somos como
una especie de motor que permite que las cosas vayan sucediendo de una u otra forma. Influimos
en el comportamiento de la pacha.

Podemos cambiar nuestro propio comportamiento y combatir los daños que estamos
haciendo ahora a nuestra Pachamama. Así podemos corregir el peligroso camino que
estamos recorriendo ahora, y evitar que explote nuestra Tierra.-

SOMOS SEMEJANTES Y SOMOS DIFERENTES

Cada cosa es diferente y es semejante.


37 Tunari: es una cumbre nevada de Bolivia de 5200 m. muy cerca de Cochabamba.
14 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

Cualquier cosa en la realidad, en la pacha, es diferente y es semejante. Por lo diferente, una planta
es una planta y por lo semejante es natural y cósmico. Si ponemos al lado de esta planta un sol, la
planta es diferente al sol y el sol es diferente a la planta, pero al mismo tiempo la planta es
semejante al sol por lo natural y lo cósmico, y el sol es semejante a la planta por lo natural y lo
cósmico.
Igual ocurre con un animal o planta o ser humano. Si vemos una planta, por lo diferente puede ser
específicamente una manzana, entonces es diferente a una pera o un coco, pero todos son
semejantes en lo natural y lo cósmico. De esta manera, cualquier cosa es semejante y diferente.

Yo soy tú, tú eres yo.


En el Tawantinsuyu, existíamos varios pueblos con diferentes culturas de vivencia, todos basados
en el respeto del hombre, mujer y naturaleza, el respeto profundo a la tierra, la vida, la historia, la
leyenda y las tradiciones que mantienen la fuerza de nuestras naciones, pueblos y culturas
originarias. Dentro la sociedad de la abundancia, vivíamos socialmente en equilibrio, identidad,
complementación y consenso. Ninguno era superior a nadie. Por ser diferentes a la planta, los seres
humanos vivíamos como humanos, éramos hombres, éramos mujeres.
A la vez, éramos también y vivíamos como semejantes a la planta, ya que los dos somos iguales en
lo natural y lo cósmico. El ser humano tiene vida como la planta. Vivíamos en un mutuo respeto,
como si fuésemos nosotros mismos. Yo soy tú, tú eres yo. Ñandeva 38, soy nosotros.
Las plantas nos dan sus frutos para que los usemos como complementación, vivir y criar nuestros
hijos. Respetamos la identidad de ella, porque su energía es la que nos permite la vida. A nosotros,
de la misma forma la planta nos respeta. Plantas y animales toman y matan otras plantas y
animales sin romper el equilibrio natural porque lo hacen en la medida justa para mantener su vida.
En el Tawantinsuyu y en la Comunidad tomamos y matamos vegetales y animales en la medida
justa para alimentarnos y complementarnos. El asesinato, la caza, no era ni es diversión o deporte.
No nos alegró ni nos alegra la destrucción inútil de otras formas de vida. Nadie se sentía rey de la
creación, ni amo de plantas, animales, tierras ni humanos.
Simplemente éramos las otras formas de vida con otra cara. Sintiéndonos y sabiéndonos eslabón
insignificante y cósmico al mismo tiempo, podíamos hablar con ríos y montañas, saludarlos, pedirles
permiso para atravesarlos. Percibíamos sus cambios y humor. Nos sentíamos siempre
acompañados por las diferentes formas que adquiere la vida en cada momento. Los pescadores
jóvenes saben aún preguntar a los viejos: ¿Cómo hay que saludar al mar para que no nos canse?.

Somos imagen y semejanza de todo.


Hombre y mujer nos sentimos en toda la pacha. Somos expresiones individuales de la pacha.
Nosotros NO somos imagen y semejanza de algún elemento de la realidad, somos imagen y
semejanza de TODO.
Veíamos lo que era común o semejante, a la misma vez que veíamos como éramos diferentes a los
otros individuos de la Pacha, que tenían sus propias identidades semejantes-diferentes. Cada quien
éramos reales, con nuestras individualidades, géneros y especies.
Pero, los ojos no sólo veían. Sentían cuando dejábamos que sus pupilas abiertas toquen
vibraciones de cosas y seres. Así, con la experiencia aprendimos a diferenciar las piedras por su
sexo, a escoger las piedras machos para calentarlas al rojo vivo sin que estallen y cocinar con ellas,
y separar las piedras hembras que aceptaban ser talladas.

Nada es sólo una “cosa”.


Los seres humanos no teníamos ningún privilegio o hegemonía humana. Reconocíamos que todo
en la realidad es nuestro “hermano”, que es como nosotros, que todo tiene como nosotros: “vida”;
que nada es sólo una “cosa”, “algo” que no merezca considerarse “hermano”, sea cual fuese su
naturaleza.
Como éramos parte del TODO, todo y todos estábamos “hermanados” en un equilibrio, en que
convivíamos y existíamos juntos. En la Pacha, el ser humano ancestral semejante-diferente fue un
ser humano, natural y cósmico, que nacía, crecía, se reproducía y “moría” en una sociedad de
equilibrio con la Naturaleza y el Cosmos en un orden de La Unidad.

38Ñandeva: Palabra en guaraní que significa “nosotros” y es común a todas las naciones guaraníes de
Brasil, Paraguay, Bolivia y Argentina.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 15

EL MITMA

No había fronteras.
La laya 39 de Pacajes 40 y la laya de Yampara 41, ambos tienen idiomas diferentes, costumbres
diferentes, pero están unidos por su vida comunitaria. El ayllu San Andrés de Pacajes podía vivir
dentro del territorio Yampara, y si los Yampara querían relacionarse con los de Pacajes, también allí
dentro podían tener su ayllu, asentarse allí permanentemente o por temporadas. La gente convivía,
aunque tenían otra ropa, aunque sus palabras eran distintas. No había fronteras, aduanas, todo
eso. Eso es Mitma, mitima, vivir en comunidad.
Habían comunidades enteras que se fueron a vivir para siempre a una nueva región de clima y
suelo semejantes. Allí se fundían con sus nuevos hermanos, hermanando sangres. Ellos eran los
Mitimaes o mitmakuna, porque tenían orígenes, idiomas y costumbres diferentes. Al mismo tiempo
igual número de familias de aquella región ocupaban las tierras de labranza dejadas por los que se
habían ido, impecablemente cuidadas, regadas, fertilizadas. Aprendiendo y enseñando, las
comunidades se emparentaban. Sin perder su carácter ampliaban el Tawantinsuyu.

Nos uníamos pueblos con diferentes costumbres:


Todavía en Potosí, hay ayllus que están en medio de otros ayllus. Igual vivían juntos hermanos de
diferentes ayllus, cuando radicaban en otras alturas. Controlando los Yampara la Puna, los valles y
el chaco, incluso la costa, el Mitma unía todos los pueblos que habíamos venido de otros lugares,
hablábamos otros idiomas y teníamos costumbres diferentes.
Pero, esas diferencias son variedades, porque no eran tan diferentes los unos a los otros. Nos
uníamos porque teníamos en común lo comunitario. De manera complementada, nos uníamos en
un suyu o en una marka, pueblos que éramos semejantes pero teníamos diferentes costumbres,
pueblos que teníamos nuestro idioma, nuestra wak’a 42, nuestra propia vestimenta.

Todos somos comunitarios.


Muchos de aquí, tenían espacios, donde cultivaban algodón, o lo que sea. Por eso, hoy en
Tiwanaku 43 podemos encontrar tejidos de algodón, porque nuestros abuelos se proveían de
aquellos productos que venían de la selva. Pero, cuando vinieron los españoles, terminó ese
intercambio. Separaron a los pueblos, y hasta el día de hoy separan a estos pueblos que tenían
mucha relación con los Andes.
Hasta hoy en día, conocemos como los pueblos indígenas de Ecuador y Perú que viven en la selva,
hablan quechua. Antes el aymara se hablaba por todas las regiones. Ahora el aymara es muy
andino, muy altiplánico. Los hermanos de la selva piensan que el aymara es solamente del
altiplano.
Muchos de nosotros también pensamos que no existía ninguna relación con los hermanos del
oriente. Pero basta recordar nuestras fiestas cuando bailamos Chiriguano. En Oruro en pleno
altiplano se baila Tobas. Esto significa que se mantenía una relación estrecha de todo tipo entre
todos los hoy llamados pisos ecológicos. No había fronteras como hoy. Por ejemplo, los killacas del
Ecuador vivían y podían vivir tranquilamente en Chuquiawu 44.

Espíritu comunitario.
Cuando un pueblo como Pacajes se diferencia de otro pueblo como Wanca de habla quechua de
más allá de Cuzco, solo en su vestimenta, en su idioma, sus costumbres, esa diferencia no es
determinante para que dejemos de sentirnos semejantes, porque el quechua, guaraní, aunque sean
diferentes los idiomas denotan el espíritu comunitario. Si en aymara y en quechua hay ayllu, y en
castellano hay comunidad, todos somos comunitarios, pero dicho con otras palabras. Es el mitma,
39 Laya: Describe una región con características propias abarcando diferentes markas (ciudades,
pueblos) y ayllus.
40 Pacajes: Está ubicado en Bolivia cerca del lago Titikaka hacia el sur, sureste.
41 Yampara: La cultura Yampara se desarrolla en la zona de Sucre y Chuquisaca, en Bolivia, es decir
alejándose del altiplano boliviano hacia el este.
42 Wak’a: Lugar sagrado donde realizábamos nuestras ceremonias, nuestra reafirmación de unión con
nuestra pacha, la pacha.
43 Tiwanaku: La cultura Tiwanaku es quizás la más antigua y la considerada por muchos la madre de
todas las culturas andinas. Situada muy cerca del lago Titikaka, las evidencias arqueologicas nos dicen
que sucedió a la cultura Chiripa y sus obras, vida y pensamiento aún hoy podemos recibir del pueblo
aymara, custodios de la sabiduría ancestral de Tiwanaku.
44 Chuquiawu: es la denominación antigua que recibía la ciudad de La Paz: “Chuquiawu Marka”.
16 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

que también se lo conoce como mitimaya. Es la semejanza de las variedades que tenemos en
nuestros pueblos, lo que se basaba en torno a varias cosas, en que cada pueblo tenía su lugar, su
wak’a, etc. Wak’a viene de waqaychay, que tiene una relación profunda al lugar de origen.

Se ha quedado con lo diferente.


En la sociedad de ahora, la sociedad de la escasez, el ser humano, al creerse el “centro” del
mundo, por encima de la tierra, el planeta, la naturaleza, plantas, animales y otros semejantes-
diferentes del cosmos, se ha aislado del todo o de todo el entorno. Ha quitado de sí y ya no siente
en sí lo natural y lo cósmico “dentro” y “fuera” de él.
Ha dejado a un lado lo semejante de su diferente-semejante que en su uno es todo, y se ha
quedado con lo diferente. De esta manera, se ha deshumanizado de tal manera que ha llegado a
ser un tipo “asocial”, que ya se “conquistó” y casi ha destruido la tierra, y que ahora se lanza a la
“conquista” de los “espacios siderales”. Está extendiendo lo No Humano con sus ideas del mundo,
su modo de vivir, de trabajar, de divertirse, y sobre todo al planeta y el cosmos. No siente ni aprecia
la interdependencia de lo humano con el cosmos, con las plantas, el sol, la luna, las estrellas...
Hoy nos han hecho manejar la “unidad en la diversidad”. Pero, nos lo están imponiendo, porque
quieren unir enriquecidos y empobrecidos, un burgués con otro proletario, con otro campesino.
Dicen que todos somos iguales, aunque diversos y diferentes, pero tenemos que estar unidos.
Nosotros no podemos estar en ese juego. Nosotros hablaremos de unidad en la diversidad cuando
ya no haya pobres y ricos. Solo puede haber unidad entre semejantes. No podemos conversar
en una mesa, pobres y ricos, y hablar de unidad.

SOMOS PARTE DEL COSMOS

Todos dependemos de todos.


Para nosotros el cosmos es un todo que contiene en sí, lo lejano y lo cercano, lo luminoso y lo
oscuro, lo material y lo vacío. Tiene sonido y silencio, tiene formas y es amorfo, está con y sin dolor.
Como parte de él, está el hombre, pero no como individuo sino en comunidad.
En la armonía universal, desde las hormigas hasta las estrellas, todos los seres del universo
tenemos nuestro lugar, todos estamos formados por elementos químicos del mismo universo,
tenemos los mismos elementos todos.
La plantita ha nacido por el trabajo comunitario de lluvias, sol y tierra y otros seres conjuntos.
Cuando comemos la plantita estamos comiendo energía cósmica. Nuestra sangre es cosmos
licuado. Somos aire, sol, tierra, agua. A la misma vez, todo lo que existe es como un ser humano en
un diferente momento de evolución. Todos fuimos y seremos estrellas cuando la rueda cíclica
enlace otros tiempos y otros espacios.
Por la evolución cíclica en espiral eterna, todos somos lo mismo. Y formamos todos un todo. Tierra,
naturaleza, trabajo, hombres, mujeres, estrellas, gotas de lluvia, piedras, vicuñas, plantas, no nos
podemos separar. Todos dependemos de todos, los unos de los otros, y los otros de los unos.

El Sol no tiene como enemigo a la Luna.


Las leyes humanas no son diferentes de las leyes naturales, las leyes cósmicas. Fuera de esas no
podemos vivir. Obedecemos todos a las mismas leyes naturales que regulan fecundidad,
nacimiento y muerte.
Así, nuestras comunidades sienten en sí la suma infinita de contracciones y dilataciones de todos
los astros, de aspiraciones y expiraciones de todas las plantas y animales, de sístoles y diástoles de
todos los corazones, del dar y tomar de todas las cosas. Estos dos momentos con su oscilación
mantienen la vida que conocemos. Ellos también existen como luz y sombra, calor y frío, verano e
invierno, día y noche.
Por eso, no es nuestra la oposición bien-mal, dios-satán, amor-odio. Nuestro padre, el Sol, no tiene
su opuesto enemigo en la Luna, ni en la tierra, sino que son sus complementos. Sentimos la
diferencia bien-menos bien, me gusta más-me gusta menos, ambos necesarios para la vida en uno
u otro momento.
Sólo respetando a la naturaleza, a nuestra pachamama o madre tierra, al sol, la luna, los cerros, y a
todos nuestros hermanos y hermanas de todo el universo, sin destruirlos y debilitarlos, volveremos a
vivir en equilibrio universal, como lo vivieron nuestros abuelos. Por ser parte del universo, ellos
llamaban lágrimas del sol al oro, a la plata y al cobre. Las usaban para representar al sol, y no para
amontonar riqueza.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 17

PACHA ES TODO
Hace apenas 500 años, los pueblos comunitarios nos extendíamos desde los hielos de Alaska hasta
los de la Tierra del Fuego. Esta confederación de naciones, iguales por dentro y parecidas por
fuera, resultó de una memoria de tradiciones, de una sabiduría cristalizada pacientemente a lo largo
de muchos siglos de aprendizaje.
Todo lo que existe en la Tierra, en su interior, en su rostro o superficie, en su encima o atmósfera,
todo esto se movía y se cambiaba en lo que llamamos el orden de La Unidad. En ese orden de La
Unidad, en ese mundo originario de nuestros abuelos, vivíamos en unidad con la Naturaleza y el
Cosmos. Los seres humanos no nos sentíamos, no nos pensábamos, no nos intuíamos, no nos
imaginábamos, no nos soñábamos fuera de la realidad, sino que por el contrario nos apreciábamos
como parte de la realidad misma, de la pacha.

La “realidad” era, es y será un todo, una unidad.


Por ello, nuestros padres ya supieron como percibir la pacha. Pensaron en como era la pacha,
como caminaba, como cambiaba o como se movía. Nuestros padres pensaron que la pacha es
toda la realidad. Esa realidad tiene un transcurrir, lo cual no se puede separar de ella misma. En
esta realidad tenemos estrellas, lunas, cometas, constelaciones, plantas, animales. Tenemos seres
humanos, bacteria y virus. Tenemos esas bacterias y microorganismos que le están dando vida al
suelo.
A pesar de que el sol está tan lejos y nosotros de él, a pesar de que las estrellas están bien lejos,
todos estamos dentro de todos. A pesar de esa distancia, nada está aislado. Todo está unido, todo
se mezcla, se complementa, se combina, se recombina en un transcurrir permanente, donde
siempre se está haciendo.
En cualquiera de las lenguas o idiomas de nosotros los indígenas, en el “pasado”, en el “presente” y
en el “futuro”, la realidad siempre fue o sucedía, siempre es y sucede, y siempre será y sucederá.
La realidad era, es y será un todo, una unidad. No hubo creación alguna de su naturaleza, o de que
el todo haya sido creado. Nunca había caos alguno que se hizo orden.

Todas las energías de la Pacha dan el equilibrio.


La realidad toda era “energía-masa”, “fuerza-materia”. Y en su estar siendo y ocurriendo, toda la
Pacha se desarrolla en intensos y profundos cambios internos-externos, cualitativos y cuantitativos.
Pero, aunque siempre se está renovando, siempre se mantiene en su identidad. Dentro esta su
identidad, la complementación, el consenso, el ritmo, la periodificación, la vibracionalidad..., cada
vez siempre se equilibra.
En el mundo originario de Abya Yala, el equilibrio no era más que el resultado en el seno de la
Pacha de todas las fuerzas o energías de la Pacha, que al converger en un Uno o individuo, de
cualquier especie o género, se equilibra. El equilibrio resultaba cuando el movimiento de todas las
energías del espacio-tiempo se concentraban en sus procesos de expansión y contracción, de un
lado a otro o viceversa, o en diagonal.
Como parte de la Pacha, el ser humano captaba lo que era el equilibrio e intentaba siempre
ajustarse a la realidad equilibrada. Para el hombre y la mujer originaria, aquello que llamamos
“desequilibrios”, no son más que modos del mismo equilibrio. La realidad para nuestros ancestros
es todo equilibrio, por lo que el equilibrio es la esencia y lo concreto de la realidad.

La pacha se mueve en toda dirección.


En esta realidad, nada era indestructible, intransformable, eterno. Todo en su estar siendo-
ocurriendo, en su ocurrencia, en su transcurrir, está sucediendo acá en la realidad. Cada uno en su
estar siendo y ocurriendo, sucede y está ocurriendo nomás. La realidad sucede como sucede y no
de otro modo. El suceder de la realidad no se debe a una causa-efecto o azar alguno, sino al mismo
suceder donde lo que sucede “fue, es y/o será” el único posible suceder. Toda la realidad sólo podía
“saberse” a partir de ella misma, por ella y para ella.
La realidad mostraba un suceder, un transcurrir en su estar siendo y ocurriendo “curvo”, “espiral”,
“ondulatorio” de atracción-repulsión, de expansión-contracción, excéntrico-concéntrico, en todos los
sentidos y direcciones. Nunca hay un centro. Todos son centros. No hay arriba, no hay abajo, no
hay derecha, no hay izquierda. La pacha se mueve en toda dirección y en sentido circular,
semicircular.
18 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

Esto, occidente recién lo supo en las décadas del 20 al 30, cuando un científico dice que el espacio
está en expansión. Y lo que dijo Einstein más antes, de que todo el espacio es curvo, esto nuestros
abuelos ya lo sabían. Cuando nuestros abuelos representan en una piedra una recta, no
representan la recta sino representan una curva. Cuando representan un cuadrado, representan
una esfera. Ellos sabían todo lo que recién está conociendo occidente.

La pacha es infinita, y a la vez finita.


Nosotros creemos que no hay cielo ni infierno. Para nosotros todo es pacha, arriba y abajo. La
pacha es una sola realidad, dentro de cada uno. Aunque seas hormiguita, la pacha se concentra
con todo su poder. En esta realidad, nuestros antepasados llegaron a “saber” las cantidades
infinitas de fuerzas en cada finitud. Por eso, dentro del todo hay millones de estrellas que no
podemos contar. Dentro de cada estrella, no sabemos cuantos millones de infinitas vidas hay.
Nosotros nomás tenemos dentro de nuestro cuerpo infinitas cantidades de microbios que no
podemos contar.
La pacha en sí no es absolutamente infinita. Al mismo tiempo es finita, porque está en una
constante transformación y movimiento, un estar siendo ocurriendo siempre que no para nunca,
donde se dan todas las existencias posibles dentro de la unidad de la pacha. De esta manera la
pacha es infinito y finito, y se reproduce en cada uno, de manera que cada cosa es infinito y finito.

La pacha es una sola realidad.


Esa realidad global, lo que nuestros abuelos llaman la pacha, es una interrelación entre tiempo y
espacio, donde todos somos una parte. Sin embargo, hablar de sólo espacio y tiempo, permite ver
la realidad muy superficialmente. La realidad tenemos que verla también con la intuición, la
imaginación, con los sueños, con la voluntad, con las percepciones.
En esa realidad, no hay nada separado. Todo está amarrado. Todo está inseparable. Cada parte o
fenómeno está unido a todas las otras partes o fenómenos de la realidad, aunque nos parece que
estén separados, que tengan autonomía. En tal realidad, nuestros ancestros “pensaban” que el todo
por su unidad es uno, y que cada uno es un todo. En ese todo, cualquier parte es un concentrado-
desconcentrado del todo, un reflejo del todo. Dicho de otro modo, cualquier parte del todo es un
uno, sea cual fuese su naturaleza y/o ubicación, en cada uno de los cuales hay todo.
La pacha se reproduce en todo hombre o mujer, como también se reproduce en cada planta o
animal o cada estrella. No hay diferencia entre una piedra, una planta, un animal y un ser humano,
pues todos somos seres. Todo está “hermanado”, donde cada parte de la realidad, sea cual fuese
su naturaleza o tamaño o ubicación, es un diferente-semejante, que es semejante a cualquier otro
uno, porque cada uno concentra y desconcentra al todo en su propio uno. A su vez, en su
semejanza es diferente, ya que se diferencia en el volumen, cantidad o “velocidad” de condensación
vibracional del Todo en su individualidad.
En el cosmos o Pacha, desde las hormigas hasta las estrellas, todos los seres tenemos nuestro
lugar. Somos las otras formas de vida con otra cara. Cualquier parte de la realidad es viva y no
muerta. Existe por y para sí; por y para el Todo, Nadie es superior ni inferior. En el Tawantinsuyu
nadie se sintió rey de la creación ni amo de plantas, animales, tierras, ni humanos. Como todos eran
semejantes-diferentes, ninguno de los seres de la Pacha, ni el ser humano originario, podía
considerarse como el centro de la realidad, ni mucho menos se extrañó a la realidad misma, sino
que se consideró parte de una realidad viva.
Nuestros antepasados afirmaron que no es sólo el ser humano el que se nutre o alimenta de la
tierra y de las plantas, sino que ellos también se sustentan o alimentan de lo humano, que no sólo el
sol da calor a la tierra sino que la tierra y el sol se alimentan uno al otro. En la realidad todo se
complementa en armonía. Se respeta la identidad de cada uno en su diferencia-semejanza.
Como se consideraban parte de la Tierra, la llamaron madre Tierra. Como se consideraban parte
del Cosmos, dónde se ubica la Tierra, llamaron al Cosmos con el nombre de Pacha. La Pacha es
toda la realidad. No había lugar a existencias no reales, ni a cosas abstractas. Nada se concebía
fuera de la Pacha. Todo era considerado dentro de la Pacha. La Pacha no era ninguna divinidad, ni
buena, ni mala. Todo en la Pacha transcurría.
En esta existencia de La Unidad, lo Humano es un individuo equilibrado, complementario, idéntico,
consensualizado al mismo tiempo y en el mismo espacio consigo mismo como individuo, con su
familia, con su sociedad, con la Naturaleza, con el Cosmos, con la Pacha toda.
Igual que todos, la planta, la piedra, etc., somos hijos del sol. Todos somos criados, uywas de la
pachamama y pachatata, ya que la madre tierra ha sido fecundado por los rayos solares del tata
inti. La pachamama y el tata inti dan comida a todos sus uywas, nos alimenta, nos protege, nos da
vida, etc. De los cerros, que son como los pezones de nuestra madre, chorrea la leche a través de
los ríos. Nosotros tomamos el agua de las venas de nuestra madre Pachamama.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 19

Para nuestros abuelos, para el yatiri 45, nuestro norte es donde sale el sol. Nos paramos frente al
sol y nuestra cara da de frente a donde sale el sol. Pero, en la escuela nos han enseñado señalar
con nuestra mano derecha al sol que sale por el este, dirigiendo nuestra cara al norte y la espalda al
sur. Nuestros abuelos ya sabían que la tierra era redonda y que giraba en torno al sol, dando vuelta
al año, lo que se ve si unimos ma, que es uno, con vuelta (ra). Así se da la palabra mara (una
vuelta), que significa año.

¿”Pacha” más que “macha”? ¿”unidad” más que “no unidad”?


Lo nuestro es el cuatro, el cuadrado, el Pusisuyu 46. Por eso, nuestros padres establecieron el
Tawantinsuyu en cuatro regiones territoriales, ya que tawa es cuatro. En el ayllu de ahora solamente
existe un jilakata y una mamatalla 47, pero en otros ayllus del norte de Potosí están los cuatro. Al
segundo jilakata lo conocen como arquiri o seguidor, pero ya se lo ve como seguidor nomás.
En nuestra cabeza tenemos cuatro cosas, boca, nariz, ojos y orejas. Y en nuestro cuerpo tenemos
dos pies y dos manos. Cuándo hablamos de chacha warmi 48, no nos referimos a la pareja
separado de sus padres, hablamos de los padres del chacha y los padres de la warmi, y cuándo
hablamos de la familia, hablamos de los tíos, abuelos, cuñados, suegros.
En el pacha se unen el espacio, la materia, el tiempo y la energía. Cuándo juntamos estas cuatro
cosas, estamos en el kama inmenso, el equilibrio, el descanso armónico Pacha es la unidad de
estas cuatro cosas básicas.
El espacio es la nariz, porque si nosotros tenemos olfato muy fino, podemos entender acerca del
espacio en el cuál nos encontramos. El perro, el puma se ubican a través de la nariz. La materia es
la boca. En ella sentimos cuerpos. Materia y espacio están unidos, porque los cuerpos están dentro
ella. Siempre la unión nariz y boca da cosas.
El tiempo es el oído, porque captamos con el oído la intensidad de los ruidos. Pero, en el tiempo
también está la mirada, la conducta, la energía, Tiempo y energía están unidos, materia y espacio
están unidos. Los cuatro se juntan, eso es la pacha o orden de la Unidad, Los cuatro están yendo
en el camino. Hasta un punto están yendo los cuatro en curso.

Hemos entrado en el orden de la no unidad


Sólo cuándo acontece un gran cambio o Kuti en el Cosmos, termina este orden de La Unidad. La
Pacha se divide en dos machas, Uno se va por arriba y el otro por abajo. Ya no están en el camino.
Ambos se han salido del camino. Al desestabilizarse, al dividirse la pacha, en dos machas, hace
que estemos en macha, en machaña, en el orden de La No Unidad. Frente al pacha comunitario del
equilibrio, se constituye el macha del caos. Sin tomar en cuenta los cuatro de la pacha,
comenzamos a vivir el tiempo de macha dualista, dónde sólo se admiten dos cosas, en éste caso
materia-espíritu, rico-pobre, negativo-positivo, si-no, varón y mujer, Dios o satanás, colonialistas,
que nos han colonizado, y los colonizados que somos nosotros.
Con este orden de La No Unidad surge la destrucción de la Naturaleza; las religiones; la propiedad
privada de las tierras y de los territorios; las guerras; las clases sociales; la explotación del trabajo;
las luchas de clases; los Estados para la dominación y opresión política, economía, social, jurídica,
ideológica y cultural. A tiempo que crecía La No Unidad en diferentes y sucesivos tipos de
sociedades Lo humano iba excluyendo lo semejante de su identidad de lo Uno diferente-semejante,
y causa un conflicto entre Lo Humano diferente con La Naturaleza y el Cosmos,
Lo humano diferente, la condición humana misma se va perdiendo hacia su total deshumanización,
pasando de Lo Humano a esclavo y mercancía, hasta llegar a ser sólo una “cosa” o una nada o casi
nada. Nosotros mismos comenzamos a actuar de manera individualista, egoísta. Creemos ya en el
juicio final, la génesis, la creación del mundo, el infierno, el cielo, por lo que nos lo han metido a
través de la educación y los medios de comunicación.
A causa de la separación del “Hombre” de Lo Natural y de Lo Cósmico o de su semejante en su
conjunto, por excluirse de la realidad, el “hombre” ya se cree el centro sobre el cual gira todo lo
existente. Se hace persona individualista en vez de Individuo real. El “hombre” ya se cree el centro.

45 Yatiri: Hombre de sabiduría, era reconocido por la comunidad como un ser especial elegido por
nuestra pachamama de forma natural por nacimiento o golpe de rayo y poseía dones de curación,
predicción o guía de todos sus hermanos.
46 Pusisuyu: Las cuatro regiones en lengua aymara. “Pusi” es cuatro, “suyu” es región.
47 Jilakata, Mamatalla: son los nombres que reciben el hombre y su mujer que son autoridad en la
comunidad originaria.
48 Chacha warmi: es el complemento hombre-mujer, la dualidad. “Chacha” es hombre, “Warmi” es
mujer en idioma quechua.
20 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

Tenemos que volver al camino


Pero, el planeta tierra no es ningún regalo de algún Dios o de algunos dioses, sólo para ser el
sustento del ser humano, como lo quiere imponer la cultura occidental con su economía, con su
sociedad, con su política y Estado, con sus leyes, con su ideología, con su modo de hacer cultura.
Más, no ha logrado imponerse por completo, puesto que aquí estamos. Somos millones, y ahora
tenemos que volver al camino. Las dos machas tienen que encontrarse en el camino y continuar en
el pacha. Tenemos que ir al pacha. Tenemos que luchar para que exista armonía.
Los seres humanos debemos reconocernos a nosotros mismos de nuevo, reconocer que somos
también parte del cosmos, y ya no seguir destruyéndonos a nosotros y al planeta. Debemos
sentirnos nuevamente capaces de enfrentar los desafíos que nos plantea el mismo cosmos.---

TENER NUESTRA PROPIA IDENTIDAD VALE MÁS QUE SER ESCLAVOS

Mi rostro me permite identificarme


La identidad es el rostro y cara que nos permite ser identificados por nosotros. Yo tengo mi
identidad, y ustedes me ven y me permiten ser identificado por ustedes. Este mismo rostro permite
identificarme. Lo mismo ocurre con las civilizaciones. Son sus características de ojos, nariz, boca,
etc., lo que permite identificarlas. Por la identidad, todo individuo, toda familia, toda “sociedad”,
puede naturalmente alcanzar todo su desarrollo multidimensional.
Somos a la vez miembro y conjunto de la pacha. Somos la pacha en pequeño, de manera que el
animal viene a ser para mí un hermano. Una planta es un hermano, la luna viene a ser otro
hermano, el sol otro hermano. En la sociedad originaria, cada uno conservaba su propia identidad.
Se respetaba al individuo, se respetaba al árbol, a los animales. A todo mundo se respetaba, a todo
el conjunto, al ser humano y su entorno, como también al cosmos.
Sólo si comprendemos esto, entenderemos lo que es la identidad. A cada uno, a cualquier uno
diferente-semejante se le respeta, se le considera en su diferencia como tal, sin dejar de “verlo”
como uno semejante por lo natural y por lo cósmico. Nuestra identidad comprende toda la pacha.
Para los hombres y las mujeres de la nación originaria, es más importante conservar nuestra
identidad a que nos digan que tenemos un trabajo digno de esclavo, vendiendo caramelos en la
calle, lustrando zapatos o cargando bultos a otros. Es más importante para el hombre originario la
identidad antes que la dignidad.
Se trata de mantener la identidad originaria antes que tener la dignidad del hombre, ya que éste
perdió la identidad y es un esclavo más dentro de la sociedad blanca y burguesa. En la no unidad,
hemos perdido la identidad en tanto individuos que nos sabemos diferentes-semejantes.

La identidad antes que la dignidad


La identidad del uno individual se ha anulado y se ha desarrollado la persona humana. El que no
conoce su identidad como individuo, confunde su “identidad” con “persona humana” y se siente
“digno”. En nombre de la persona, la sociedad de escasez, la “civilización y la cultura”, ha declarado
la guerra al individuo, lo rechaza, margina y lo elimina. No sólo en el llamado capitalismo sino
también en el llamado socialismo. Ambas se han basado en la “estandarización” de la persona
humana y su dignidad. En la persona no se vive el equilibrio, la complementación y el consenso del
individuo consigo mismo y con el entorno, ya que han desarrollado el individualismo de la persona
como si fuese posible que cada familia viva por si sola. De esta manera, la persona en si misma
vive la soledad, la carencia de afectos, la infamiliaridad; no hay contacto entre los miembros de las
familias, en la sociedad rige la competencia en todos los niveles. Dignidad sin identificar es como
una planta sin raíces y sin semilla original. Para nosotros lo fundamental es la identidad. La dignidad
es un disfraz occidental que olvida y excluye lo que debemos tener adentro. Es la enorme cortina de
humo o el telón que cubre a la identidad perdida.

Nuestras waqas significaban respeto y convivencia


En nuestro mundo hemos tenido un respeto a la naturaleza, conviviendo con ella. No hemos tenido
miedo. Porque tener miedo a la naturaleza, porque tener miedo al rayo, porque tener miedo al sol, al
río, a la oscuridad. Para nosotros son abuelos, ellos merecen respeto, el rayo es nuestro abuelo. El
cerro es nuestro abuelo.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 21

Como no había incertidumbre, nuestros willkas 49 estaban siempre con nosotros, tenían otra
orientación. Nuestras waqas significaban algo muy diferente de lo que puede ser un santo, una
virgen o un lugar sagrado desde la perspectiva cristiana. Sería más que todo de respeto o de
convivencia. Ni siquiera la palabra sagrado cabría en esto. En nuestra lógica, lo sagrado incita a
temor, a lo desconocido. Nuestras creencias, nuestras ceremonias, nuestras manifestaciones
rituales, no se pueden llamar religión, porque el religioso, sea el seguidor de Zeus o de otra religión
de Europa, siempre está pensando en el más allá, de ser salvado, de tener una vida mejor.
Tenemos nosotros aquí nuestros propios profetas. Ahí está Tunupa, ahí está Uyustus,
Apiaguayki, Yamawara son profetas muy importantes. Todos y cada uno de nuestros abuelos eran
Maestros de sí mismos y maestros de los demás. En la relación con todos los seres de la Pacha se
guardaba el adecuado equilibrio y no hegemonizaba a ninguno.
Eran tiempos o épocas en que muchísimos seres humanos, por su unidad con la naturaleza y
Pacha, unidad que les daba “cosmocimiento” y SABER, tenían aptitudes o “poderes” que dejaban
pequeños a cualquier cristo judaico o santón milagroso de otras culturas. En el aprendizaje
comunitario formábamos humanos comunitarios. Todos los adultos cuidábamos y enseñábamos a
todos los niños y niñas, que nos llamaban tíos. Tener el mismo interés influía más que ser padre e
hijo. Médicos y artistas niños se acercaban a médicos y artistas ancianos. Aprendíamos de todos y
de todo, y no sólo de nuestros padres biológicos, o de uno de ellos. A nuestros niños y niñas les
ayudamos a aprender. En el trabajo diario, aprendían que no podían vivir fuera de la vida comunal.
No les impedíamos su crecimiento alejándolos del trabajo, única manera que podían aprender de
verdad. Hoy los pueblos aymaras con desprecio llaman Wawatdiosani (aquellos que hacen de sus
hijos sus dioses) a padres y madres que miman a sus criaturas.
Niños y niñas crecíamos naturalmente como partes de la comunidad. No estábamos separados de
los adultos y de la vida de ellos. No había ropa, comida, ni música especial para niños. Ayudábamos
a los adultos y a la Comunidad, apenas teníamos fuerza y coordinación. Jugando a los 4, 5, 7 años
ya ayudábamos a escoger las semillas por color y tamaño. Luego cuidábamos un huerto pequeño y
dábamos de comer a los pollitos, conejos, aves y otros animales pequeños. Jugábamos
aprendiendo y ayudando, dejando crecer nuestros músculos y nuestros sentidos. Después, niños y
niñas, éramos pastores, lo que combinábamos con hilado y tejido. Temprano aprendíamos música.
Daba armonía interna. En la próxima etapa, nos volvíamos chasquis, los encargados de llevar
mensajes para la comunicación entre familias, markas, suyus. Pronto niños y niñas aprendíamos los
quehaceres del Ayllu. A medida que íbamos tomando cuerpo, adquiriendo mayor fuerza,
pasábamos a ser ceramistas, tejedores, agricultores. Nuestra felicidad nacía de sentirnos día a día,
creciendo, aprendiendo y ayudando.

NUESTRA SABIDURÍA

Teníamos tecnologías científicas


Antes de la llegada de los europeos existíamos como pueblos grandes con una sabiduría avanzada
sobre la naturaleza, el hombre, la tierra, las plantas, los animales, los astros. Desde tiempos
inmemoriales fuimos de naturaleza grandes constructores y legisladores de la vida social.
Desarrollamos científicamente técnicas y tecnologías totalmente adaptadas a las distintas
condiciones de nuestro medio, resultando en la gran diversidad de culturas y organizaciones
sociales de los pueblos que habitan las regiones que hoy en día forman Bolivia. Nuestros artistas,
escritores, escultores, arquitectos hicieron obras maravillosas, construyeron templos y edificios
bellamente adornados y de una gran perfección. Los pocos que escaparon de la infernal destrucción
extranjera, hasta la fecha siguen asombrando al mundo. A partir de nuestro cosmocimiento elevado
de astros y estrellas, hicimos un profundo estudio de ellos, y logramos, mediante extraordinarios
cálculos matemáticos, construir nuestro calendario que era de igual exactitud del que trajeron de
Europa

Nuestros caminos iban echados por debajo de arboledas


El Tawantinsuyu estaba cruzado por caminos de piedra. Acueductos, puentes, grandes
construcciones que resisten los terremotos que hoy destruyen las ciudades modernas, todas estas
cosas habían siglos antes que vinieran los
invasores. Del Cuzco, la capital, partían cuatro
caminos principales. Existían además dos
sistemas básicos de caminos a lo largo de
nuestro territorio. Uno seguía la costa desde
Tumbes, Ecuador, hasta Coquimbo, Chile. El
otro, serrano, recorría de Quito a Tucumán.
49Willka: palabra aymara que se refiere a los Seres tutelares, poderosos que cuidan de nosotros en las
comunidades.
22 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

Varios sistemas unían costa y montaña. Los caminos incaicos no han podido ser destruidos. Al
contrario, seguían siendo usadas durante la colonia. Tienen un lecho de piedra en un ancho de
hasta 15 pies. A sus orillas protecciones de tierra guardaban del viento y sol ardiente. Cieza de
León, cronista español, cuenta como los encontró: “Todo este camino iba limpio y echado por
debajo de arboledas, y de estos árboles por muchas partes caían sobre el camino ramos de ellos
llenos de frutas, y por todas las florestas andaban muchos géneros de pájaros y papagayos y otras
aves”.

Nuestros Chasquis cubrían 250 kilómetros por día


Nada detenía la perfección de su trazo. Si una roca gigante estaba al frente, la tallaban en gradas y
descansos. Si era un desierto lajas y maderas como horcones a sus costados señalaban el rumbo.
Si eran quebradas tan altas que las nubes quedaban debajo de los pies, construían puentes
colgantes de paja, totora u otras plantas vivas, es decir sin cortar raíces, al contrario, cuidándolas.
Los españoles pudieron cruzarlos con caballos y cañones. El sistema de correos dependía de los
Chasquis. Ellos vivían con sus familias, por turnos, a la orilla de los caminos, a distancias que
podían correr sin descansar. De Limatambo al Cuzco un encargo podía ser entregado en tres días,
a un promedio de 250 kilómetros por día. Los españoles agotando sus caballos necesitaban dos
semanas para cubrir tal distancia. Cuando no transportaban una encomienda usaban la acústica de
valles y quebradas. Gritaban el mensaje, el eco estiraba su voz salvando rápidamente distancias.

Hornos metalúrgicos y piedra licuada


Las montañas andinas son de estaño, cobre, oro, antimonio, plata, wolframio y varios otros metales.
Todos ellos fueron trabajados por nuestros antepasados. Los mochicas 50, en las laderas costeñas
de la cordillera, soldaban, templaban y doraban el cobre con técnicas hoy desconocidas en el
mundo.
Según revelan los hornos descubiertos en Chan-Chan 51 fundían sobre los 1.300 grados
centígrados. Lograron unir cobre y berilio (esmeralda) en aleación durísima capaz de cortar acero.
Con cada aleación forjaban cuchillos para tallar y púas grandes para matar lobos marinos y
ballenas. Los hornos metalúrgicos incaicos fueron pequeños y diseminados para no envenenar el
aire. Hoy asombraría su sencillez. Eran 3 o 4 piedras o un hueco en la arena, calcados con carbón
de piedra y una corriente continua de aire. El jugo de algunas plantas era usado a veces como
catalizador. La orfebrería exquisita de trazos iguales y a proporción es obra de habilidad manual, no
de herramientas. Con piedras de diferente forma podían doblar, cortar, repujar, tallar, grabar
relieves, huecos y todo lo pedido por el diseño. Los españoles vieron niños hacerlo. Los moldes
eran arena humedecida, a veces con miel de abejas.
La piedra viva es el material de construcción más noble. No se oxida, ni estira ni contrae por
cambios de temperatura. Fue la materia preferida. Sacsaywamán, Andawaylas, Tiwanaku y otras
construcciones originarias son bloques licuados con pasta radioactiva. El uranio, presente en
nuestro suelo, era llamado “la sal que mata”. Así la piedra fue moldeada a las necesidades de la
construcción sin cemento ni argamasa alguna. Los ojos pueden captar la diferencia entre la piedra
tallada y la licuada, moldeada, enfriada y endurecida para siempre.

Teníamos libros públicos pero no teníamos armas


Esos conocimientos científicos, nuestra sabiduría, nuestra forma de pensar, de hacer las cosas, de
vivir en comunidad, todo lo que nos caracterizan a los Maya-Quiches en el norte y los Armara-
Kheshwas en el sur resultan de la memoria de nuestras tradiciones. Lo hemos cristalizado con
mucha paciencia a lo largo de más de 500 siglos de aprendizaje. Lo evidencian nuestras pirámides.
Entre todas las que hay, en la península mexicana de Yucatán tan solo 142.000 pirámides fueron
construidas. Y cada pirámide es libro público, evidente, con conocimientos tallados, para asegurar
que la sabiduría comunitaria estuviera siempre compartida.
El Tawantinsuyu, aunque en agricultura, genética, medicina, astronomía, fundición de metales, logró
niveles no imaginados por Europa, no creó armas, no organizó ejércitos contra otros pueblos ni

50Mochicas: La cultura Moche o Mochica surge y se desarrolla en la larga y angosta franja desértica de la
costa norte del Perú donde se encuentran los restos de sus templos piramidales, palacios, fortificaciones,
obras de irrigación y cementerios que testimonian su alto desarrollo artístico, tecnológico y compleja
organización.
51 Chan-chan: Chan Chan se ubica en el valle de Moche, frente al mar, en la costa norte del Perú. El sitio
arqueológico cubre un área aproximada de 20 kilómetros cuadrados. La zona central esta formada por
un conjunto de 10 recintos amurallados (llamados "ciudadelas") y otras pirámides solitarias. El resto,
está formado por una multitud de pequeñas estructuras mal conservadas, veredas, canales, murallas y
cementerios.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 23

policías contra sus habitantes. Matar no fue oficio. No había soldados. Todos, desde el Inca, eran
agricultores. La guerra es ajena a la armonía cósmica y por ende a la sabiduría andino-amazónica.
La guerra no existe en la naturaleza y no existió en el Tawantinsuyu. No es fruto natural, es invento
del hombre divorciado de la Tierra. Hoy parece imposible a mucha gente imaginar millones de
mujeres y hombres viviendo milenios sin conocer guerra. Poder destruir es lo que hoy distingue la
civilización y el desarrollo de un pueblo. El Tawantinsuyu valoró los pueblos por saber construir. Lo
que valía fue calidad de vida, no facilidad de matar.

Nosotros tomamos en cuenta al todo


En nuestra forma de pensar, todo da vueltas, se repite y regresa. Todo nuevo parte de algo
realizado, de cosa comprobada. A partir de cómo recordamos los ciclos de lluvias ya pasados,
podemos decir si al año será medio lluvioso o no. No partimos de especulaciones teóricas que no
son comprobadas. Avanzamos un poco más lentamente, basando nuestras predicciones en lo que
efectivamente ha ocurrido antes. Una cosa sucede porque ha sucedido tal otra cosa; entonces va
conformando un círculo de hechos.
Cuando los especialistas occidentales investigan, lo hacen por partes, tratan de subdividir las cosas.
Uno tiene que ser especialista en papa, por ejemplo, o en fertilización de papa, o en producción de
variedades. Nosotros, al contrario, no lo entendemos eso, porque nosotros tomamos en cuenta al
todo, no de una parte solamente.
Tenemos que ir armando el rompecabezas
A partir de nuestras raíces, tenemos que empezar a usar el potencial técnico científico que tenemos
en nuestras comunidades: saber, ciencia, sabiduría propia. Ya es hora de volver a recordar y a
practicar nuestra sabiduría, nuestra ciencia, nuestra tecnología, todas las cosas nuestras que ahora
desconocemos y que hemos olvidado. Tenemos que ponernos nuestra propia camiseta y decir:
“nosotros somos de aquí” y empezar a trabajar. Claro que, nuestra tecnología, nuestra ciencia,
nuestro saber es como un rompecabezas. Una partecita está en una comunidad, otra partecita en
otra y en medio hay un vacío tremendo que tenemos que llenar. Entre todas las comunidades
tenemos que ir armando el rompecabezas.

CÓMO APRENDÍAMOS NOSOTROS

El occidental está separado de la realidad


El hombre originario para aprender la realidad, al querer
concebir y levantar su identidad histórica, no hace
conocimiento. No trata de aprender la realidad y ser sabio
para llegar a tener poder, riqueza y gloria.
Hace pachacimiento, cosmocimiento o sabiduría para
simplemente vivir en equilibrio, identidad, complementación y
consenso consigo mismo, con su familia, con la sociedad,
con la naturaleza y con el cosmos, con todo el entorno.
Cuando el occidental hace conocimiento, está separado de
la realidad que va conocer.
En algunos lugares del Medio Oriente, el “conocer” o
“cono” sirve de cimiento al que “sabe” o “conoce”. Allí,
igual que en la cultura greco-romana u Occidental el
que quiere “conocer” se coloca fuera de lo que quiere
“conocer” para poder conocerlo. Podemos señalar con
un pequeño esquema de como aprehende la realidad
Occidente. En la figura se observa tres elementos: el
que quiere “conocer”, lo que se quiere “conocer” y como
hacen para conocerlo. Para Occidente es el que quiere
“conocer” el más importante, o lo que se quiere
“conocer”, o ambos.
Sea cual fuese su opción siempre el que quiere
“conocer” está separado de lo que se quiere “conocer”.
El conocimiento surge de la realidad, pasa por el
hombre que está fuera de la realidad y vuelve a la
realidad para transformarla, de una manera que llaman
dialéctica.
24 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

Nosotros estamos metidos en la realidad


Pero en nuestra forma de cosmocimiento o sabiduría,
no hay tal dialéctica. El hombre que va a hacer ese
cosmocimiento no está afuera, sino adentro, dentro de
la realidad. El ser humano de aquel entonces, cuando
quiere conocer, aprender, tomar esta realidad de la
Pacha, no se separa de la realidad, no se siente extraño
fuera de la realidad.
Está en la realidad misma por lo que no hace
conocimiento. Como lo señala la figura, se observa no
al hombre y, o mujer, a lo humano como centro del
conocimiento, sino como parte de una realidad, donde
se ubica para aprehender la realidad, no sólo en cono
sino en una multiplicidad infinita del aprehender. Para
nuestros ancestros esta posibilidad de aprehender, no
se llamaba conocimiento sino “cosmocimiento”, que era algo más que conocimiento. Esta manera
de aprehender la realidad cósmica o el Cosmos, lo llamaron Pachayachay en runasimi,
Pachayatini en aymara, o Chamanpacha o Pachashama en lenguas de las regiones de las
Selvas.
Sólo cuando sentimos que somos toda la realidad
En nuestra cultura, la sabiduría tuvo por nombre Yachay en runasimi, Yatini en aymara, o Shama o
Chama en lenguas de las selvas. Esta sabiduría de los seres humanos originarios en Abya yala
surge porque el ser humano se incluía en la realidad y vivía un modelo social de “abundancia”,
donde la sociedad está equilibrada con la Naturaleza y el Cosmos. Está metido en la realidad o
pacha, y aprende de la realidad, sintiéndose y viviéndose como una parte más de esta realidad, que
es la realidad misma. La "sabiduría" indígena ancestral correspondía a la realidad, en tanto era una
parte de la misma realidad y un reflejo más de la realidad en su estar siendo-ocurriendo
El alcanzar Cosmocimiento y Saber en la Pacha, surge de la realidad porque el ser humano se
ubica, se da, se siente y se percibe dentro de la realidad misma, pero no en su “centro”, sino está en
cualquier parte de la realidad misma por “cosmocerse”. Se halla en toda la realidad para poder
“aprehenderla” toda en su “totalidad”, que aunque es dinámica, no deja de estar en equilibrio.
Nuestros niños y niñas sabias, hombres sabios y las mujeres sabias rechazan la especialización y
no dividen el Cosmocimiento y el Saber en sectores y sectorcillos. Cualquier parte de la realidad,
sea una planta o un animal, cualquier uno, es a la vez todo. Solamente cuando el ser humano se
siente, él además que cualquier otro ser de la realidad, que es toda la realidad, puede hacer ese
tipo de cosmocimiento.

El hombre se hace árbol


Por ejemplo, el occidente ve un árbol, y un hombre que lo va a conocer. Este hombre capta el árbol
y lo llega a conocer a través del conocimiento. Así toda escuela, o teoría de conocimiento
occidental, siempre coloca al hombre fuera de lo que quiere “conocer”, y a lo que quiere “conocer”
fuera del hombre. Es decir, separa al hombre de lo que quiere “conocer”. En cambio, nuestros
padres nunca colocaban al hombre fuera de lo que quiere “conocer”, sino al hombre dentro de la
realidad. De tal manera, que cuando el cosmocimiento de un árbol se realiza por parte de un
hombre, es el hombre que se convierte en árbol, es el hombre que se hace árbol, o el árbol que se
hace hombre. Comprendiendo que en la Pacha todo es vivo, que todo tiene VIDA, se estudia no
“cosas muertas”, sino seres vivos. Cuando tratamos de “cosmocer” la Tierra, ésta, por ser nosotros
parte de ella y nuestra hermana, nos “hablaría”, nos enseñaría a su vez a nosotros que vamos a
conocerla.
Por su manera de pensar, tampoco los “cartones” académicos nos sirven, porque otros son los que
han hecho lo que nos han enseñado, no nosotros. Así tenemos que redefinir las “teorías” educativas
y pedagógicas. Ya no contentarnos con las cuales donde sólo se encuentran dos partes: el que
enseña y el que aprende. En nuestro aprendizaje tienen que aparecer cuatro partes: dos que
enseñan y dos que aprenden, donde el que enseña a su vez aprende, y el que aprende a su vez
enseña. Como nosotros tenemos formación occidental, nos parece imposible que el hombre se
meta en un árbol, en un animal, o en una estrella, pero hemos visto que la realidad es una, que a la
vez es un todo. Por eso, nosotros vemos un guaraní con la fuerza de un tigre, porque ha llegado a
compenetrarse con el tigre. Siente que él es un puma, o un tigre. De un golpe, sentimos la fuerza
del puma, o del tigre, y nos mata de repente.

El pensar y el hacer van juntos


Espiritualidad en el Tawantinsuyu 25

El Cosmocimiento y la Sabiduría surgen de la realidad, de la vida misma o de la “práctica” misma.


Siempre “vuelve” a la práctica para transformar la realidad, la vida y hasta la “práctica” misma. Así,
se recicla para el “bien común”. No estudiamos para conocer por “conocer”, como siempre nos han
enseñado. Estudiamos para actuar, para resolver problemas, de nosotros, de nuestra familia, de
nuestra comunidad, de nuestro pueblo (nación), del mundo, de la pacha, para mejorar nuestras
vidas y el mundo. “El pensar y el hacer”, las ideas y la práctica, el aprendizaje y las acciones van
juntos. En el aymara no hay las palabras prácticas ni teóricas que van separados. Aprendemos y
enseñamos haciendo, más que encerrados en cursos y seminarios.
En el Cosmocimiento, también van juntos el ayer, el hoy y el mañana, de manera que tomamos en
cuenta las experiencias del pasado, las condiciones objetivas del presente y lo que queremos para
el futuro. Partiendo de nosotros mismos como jaq'es, como runas, o personas, nos deja cuestionar
desde lo más profundo de nuestros corazones qué es lo que nos exige la pacha (la vida), qué es lo
que realmente queremos y buscamos (nuestras “necesidades”), y qué lo que realmente es nuestra
identidad. Con granitos de complementación aportados por todos nuestros hermanos, rompemos
con lo intelectual y lo académico occidental. En un lenguaje que todos entendemos, construimos
nosotros mismos un cosmocimiento que en la práctica va a ser nuestro instrumento para
transformar la realidad, la vida y hasta la “práctica” misma. Para saber resolverlos nosotros mismos
lo que tenemos que hacer. No pedir que alguien lo haga por nosotros.
Entre el individuo y el SABER se hace una Unidad inseparable
El sabio originario de Abya Yala fundía en una sola identidad, la propia, de su uno diferente-
semejante con el entorno de la realidad. Entre él y el SABER, se hacía una Unidad inseparable,
donde él mismo es Saber y el Saber es él mismo, de manera que tal Saber sólo podía evolucionar
al ritmo de ese Ser humano. En el Occidente Cristiano, no se aprecia que el Saber se cambia
cuando se cambia la persona, de tal modo que se “acumula” simplemente el “saber” sin tomar en
cuenta a ésta. Nuestros ancestros consideraron que el saber, en la unidad de ellos mismos con el
saber, era energía pura o “materia”, por lo que todo la aprehensión y la sabiduría misma es un
intercambio y complementación de energías-masas, y no algo meramente o simplemente “mental”.
Aún lo que se llama mental era considerado pura energía.
La Sabiduría se alcanza con el empleo de todas las fuerzas internas del individuo empleadas
equilibradamente, dando una gran acumulación de lo “aprehendido” en una profundidad y amplitud
que permite captar las “esencias” de los fenómenos y procesos en sus relaciones e interacciones
internas. El “aprehender” la realidad no apunta a la riqueza, ni al poder, ni a gloria alguna, sino a
una vida en equilibrio, de conservar, “desarrollar” y fortalecer el equilibrio entre el individuo en sí
mismo, la familia, la sociedad, así como con la Naturaleza y el Cosmos. Nunca se da para dominar
o conquistar a la naturaleza y al cosmos, a otros semejantes humanos, animales a plantas, sino
para vivir, vibrar o convibrar en equilibrio, complementación y consenso con el entorno sin perder la
identidad del uno semejante-diferente. Este ser humano comienza a aprender a tomar, a levantar la
realidad dentro de él con el uso, no sólo de la razón sino también con el uso del sentimiento, de la
intuición, la imaginación, las emociones, los instintos, las sensaciones, las percepciones, las
atenciones, la voluntad, los deseos, los sueños, hasta lo que se llama el diálogo con los “muertos”,
con los que no están.
En las antiguas litotecas 52, vemos un hombre agarrando un cacto, con la cabeza llena de
serpientes, con las alas de cóndor, garras de puma, ojos de águila, cuerpo humano, y todo hecho
de piedra. Es un jeroglífico donde se ve la unidad de todos los elementos de la realidad. Se ve la
piedra, se ve al animal, se ve la planta, al ser humano, y se ve a la estrella. Esto es cosmocimiento
en la cultura nuestra. Cuando se dice que un yatiri habla con los muertos, o se dice que un chamán
del oriente o de la Amazonía, se transforma en otro animal, o se transforma en una planta, sucede
que el ser humano, que es naturaleza y cosmos al mismo tiempo, asume una identidad de
identificación total con la naturaleza y el espacio.

Usábamos los dos lóbulos cerebrales


Ahora, hemos olvidado de escribir con la derecha de derecha a izquierda, de abajo a arriba, de
escribir en diagonal y lo mismo con la izquierda. No manejamos los dos pies, no tenemos los dos
lóbulos cerebrales desarrollados. Occidente nos ha obligado a escribir y hablar en un solo sentido.
En cambio, los grandes sabios de nuestra cultura escriben con las dos manos y en todos los
sentidos. Los dos oídos tenían altamente desarrollados, no solamente uno como nosotros. Cada
uno ve más con un ojo que con el otro. Nuestras posibilidades de ser en occidente están limitadas.
Estamos hablando del equilibrio. Si estamos aprendiendo a escribir solamente con una mano
estamos en desequilibrio. Nuestros padres buscaron siempre el equilibrio derecho e izquierdo.

52 Litoteca: Mucha de nuestra sabiduría quedó guardada en nuestras piedras “litos” mediante dibujos y
jeroglifos con valiosa información recolectada por nuestros abuelos. Su explicación y significado
llenarían muchísimos libros de las bibliotecas actuales.
26 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

Ahí donde nuestros chullpas, en Lipez, Salinas, Uyuni, en la región de Wiscapampa, en Cuzco, y
otros lugares, habían hombres y mujeres, que hacían cosas maravillosas, prodigiosas. Hacían
cosas, más grandes que Cristo. Cualquier milagrero queda completamente chico frente a nuestra
cultura, cuando se realiza esta forma de aprender, de percibir la realidad. Entre Uyuni y Coipasa hay
un ambiente telúrico, cósmico, una radiación especial que potencializa al ser humano a ser
diferente. y se cultiva el saber. Por eso, que Tiwanacu sale de la región de Tawa, de la región del
Salar y migra a Tiwanacu.---

LA SALUD ERA PRIMORDIAL

La coca es el alma del pueblo


La coca es vida, coca es tradición cultural, coca es religión, coca es medicina, coca es alimento,
coca es unidad del pacha y el cosmos, coca es la fuerza social viviente, coca es la unidad social
organizada dentro el ayllu o la comunidad, coca es el símbolo de la identidad y el alma del pueblo
de origen kolla que busca su reencauzamiento histórico por el poder y el territorio
La coca es cultura andina milenaria, que existía desde nuestros abuelos. Lo sabemos por las
chullpas con su incuña 53 de coca que se han encontrado. La coca representa la dualidad entre
hombre y mujer. Es el macho que se produce en el Chapare cochabambino, y la hembra que se
produce en los Yungas de la Paz. Además se produce en los países hermanos de Perú, Colombia,
Ecuador. Aparte de su importancia cultural, nuestra hoja sagrada tiene muchas cualidades nutritivas
y medicinales, ya que se utiliza en la salud, para quitar el hambre, el sueño y el cansancio de todos
los que lo utilizan. Es rica en proteínas, y por nada la Universidad de Harvard ha definido a la coca
como el mejor alimento del mundo.

Vivíamos de vegetales, fruta y comida del mar


Más, en nuestro período de esplendor, mucho antes de la invasión, habíamos resuelto, en los
marcos de nuestra tecnología andina y amazónica, comida abundante para todos los miembros de
la sociedad. El hambre y la miseria nos eran castigos extraños. Vivíamos básicamente de vegetales,
fruta y comida marina. El análisis de los excrementos humanos fosilizados, y de los dientes de los
chullpas evidencian: no necesitábamos comer carne para sobrevivir. Sabíamos que los más
importantes nutrientes, vitaminas, minerales, etc. de nuestros tubérculos, cereales, frutas, verduras
y otros estaban pegadas dentro de la cáscara, por lo que comíamos todas estas con la cáscara, sin
pelar, maíz, papa, otras comidas.
Para nosotros era tan importante, que el Inka Tupaj Yupanki sacó la siguiente ordenanza:
“Mandamos que nenguna persona que no derrame el mays ni otras comidas ni papas ni lo monden
la cáscara, porque ci tuviese entendimiento, llorarían cuando le monda y aci no lo monden, so pena
que será castigado.”
Era tanta la abundancia, que hubo un inca que dijo que como comemos mucho, porque era mucha
la comida, que hayan tres días de dieta al mes. Se ordenaba por prescripción, que los tres días de
luna llena se debería ayunar.

Habilitábamos circuitos eléctricos en nuestros cerebros


En la costa andina el maíz se sembraba encerrando cada grano en las mandíbulas de una
anchoveta o sardina. En el norte del continente, junto al grano enterraban cabezas del mismo pez.
Así capturaron la energía solar acumulada en el plancton marino, alimento del pececillo, y la
hicieron digerible para el cuerpo humano. Cada plantita de maíz nació junto a su carga energética, y
comiendo maíz nuestros abuelos lograron habilitar una gran parte de los 16 millones de circuitos
eléctricos que tenemos en nuestros cerebros, hoy dormidos. Por ello, teníamos una sabiduría tan
exacta y profunda sobre la vida, muerte, cosmos en ese entonces.

Nos preveníamos contra las enfermedades


En el Tawantinsuyu tener hambre era delito, también caminar harapiento o sucio. La salud de la
Comunidad, como la del cuerpo, era primordial para nuestros abuelos. La medicina de nuestros
abuelos fue natural. Por ello eficiente. Nuestras medicinas no curaban una enfermedad creando
otra. Los pueblos del norte clasificaron 3.000 plantas curativas y nosotros compartimos ese
conocimiento. Nos preveníamos contra enfermedades antes que buscar medicamentos para
53Incuña: Palabra aymara que se refiere a un paño cuadrado o rectangular tejido a telar, usado en la zona
andina con fines utilitarios y rituales; en ella se llevan objetos pequeños, amarrando las puntas del
pañuelo y sirve para llevar comida o coca atada a la cintura.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 27

curarlas. Como el Tawantinsuyu era orden, todo tenía su tiempo y lugar. En ciertas edades
tomábamos hierbas que durante milenios probaron prevenir males. Por ejemplo, las enfermedades
de la próstata, aparecidas al hombre blanco después de los 40 años, evitábamos tomando a los 25
años el agua donde hirvió el izañu 54 agridulce.

Curábamos la tristeza
Curábamos todas las enfermedades a la misma vez en carne y sentimientos. La tristeza fue
enfermedad. La curábamos rejuntando al enfermo con su ambiente. A veces escogíamos una planta
florida, en el norte de la Tiricia 55 con flores amarillas, y dialogábamos con ella. En ciertos
amaneceres el enfermo abrazaba la planta, cuya alegría le pasaba. Masajes, llevando más sangre
al corazón y cerebro, también ayudaban a recobrar la alegría natural. Volvíamos a armonizar el
ritmo interno con el cósmico con ayuda de flores, arroyos, nubes, diversiones. Ver flotar uno a uno
pétalos de ciertas flores por arroyos cristalinos, repitiendo palabras o recordando imágenes borraba
las causas de algunas tristezas.
Cuando el mal estaba en la sangre, parte del tratamiento solía ser cambiar de altura. Respirar más
o menos nitrógeno u oxígeno cambia la proporción de las células de la sangre. Siglos después
Europa quemaba a Miguel Servet por atreverse a decir que la sangre pasaba por los pulmones.

Siguen recorriendo los caminos


En el Tawantinsuyu habían médicos, ortopedistas, dentistas y cirujanos. Los cirujanos operaban la
masa encefálica. Algunas chullpas, momias indias, tienen cicatrizados orificios circulares tapados
perfectamente en el cráneo. Otras muestran dientes con obturaciones de oro.
Los médicos conducían sentimientos. Entraban a una casa y entraban con ellos, como su sombra,
la confianza y el respeto. En Charazani, Bolivia, se formaron y forman médicos originarios famosos
por sus conocimientos en hierbas. Ellos siguen recorriendo los caminos, portando en su maari
(kheswa, bolsa colgado del hombro) hierbas para curar todas las enfermedades regionales. Ni piden
ni aceptan paga, pero todos les ofrecen alojamiento y comida.
En nuestras comunidades, teníamos y tenemos: Kollirtatas o kallawayas, que son curanderos que
usan hierbas y ritos para curar, y la Kullir Mama, que es la matrona que se ocupa de los partos y de
otras enfermedades de la comunidad campesina.

¿“Hay vida y muerte”?, o más bien ¿“todo está siendo ocurriendo siempre nomás”?

No hay muerte. Donde parece haber muerte, empieza otra forma de vida. Nosotros seguimos
viviendo como energía. No desaparecemos. Los mismos cristianos, lo reconocen cuando hacen una
misa por un difunto. Dice el sacerdote: “En el nombre del padre, del hijo, del Espíritu Santo,
hacemos esta misa por Ricardo Pérez, que en verdad no está muerto, está aquí con nosotros”.
Todavía recordamos dentro nosotros de que en la realidad no hay muerte ni vida, sino que todo se
cambia y se mueve nomás. Nuestros antepasados nunca supieron de muerte. Cuando preguntamos
a un runa o jaqe 56, “¿que es de su hijo?”, él responde: -está muerto nomás. “¿Y usted cómo está?”,
-Bien nomás, -y le pregunta al mismo tiempo- ¿para qué te preocupas?, entonces el occidental dice:
“este indio, que frío es, no quiere a su hijo”. Pero no es que el indio sea frío, sino que uno ya
comprende que no hay muerte. Está muerto nomás, pues. Siempre nos da la idea de que la pacha
siempre está cambiando y moviendo, lo que nos explica nuestra manera de ver la realidad. Así lo
entendemos como es vivir en la realidad más allá de lo que parece ser la realidad.

No hay muerte, es constante la vida


Nuestros abuelos no mueren, viven aquí. Nos visitan el primero de noviembre y se van el dos.
Ahora sus parientes deben estar de retorno. Unos por Sucre, por Argentina, por Lima, etc. y van a
volver al año para otro Todos Santos. Por eso, nosotros esperamos Todos Santos. Eso nos ratifica
que para nosotros no hay muerte, que es falso que unos van a ir al cielo y otros al infierno. Esto es
sólo en la religión cristiana, donde el pecador está en el infierno y el bueno en el cielo. Ya no viven
acá. La religión occidental es para dividirnos. No hay muerte, es constante la vida, solamente es

54 Izañu: Tubérculo similar a la papa.


55 Tiricia: Estrés psico-emocional que afecta también al físico. Se trata de una tristeza en la persona causada por una separación
física o emocional de un ser querido.
56 Runa, Jaqe: Palabras quechua y aymara respectivamente para designar al jefe de un ayllu o padre de
una familia.
28 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

recambio de turno. Si yo muero, muero en lo material, pero todavía vive mi cuerpo, porque mi
cuerpo va a estar hoy en el cementerio ocho días.
Nosotros tenemos alma. Tenemos cuatro almas. Uno es el ajayu mayor, el alma mayor, su alma
central, que uno siempre lleva desde el primer momento que uno nace. Otro es el alma menor, su
sombra. Si de nuestro cuerpo sale el ajayu mayor estamos muertos. Atawallpa, cuando le
sentenciaron a la hoguera, dijo: "Prefiero que me ahorquen, después me van a quemar". Porque,
según nuestra concepción, cuando uno muere quemado mueren todas sus almas.

Cuando uno muere, en realidad no muere


Otro alma es el alma rotativo, que en aymara llamamos K'amasa. Es el que persigue al ajayu. Es la
sombra que equilibra. Esa alma se traslada de una cosa a otra. Por ejemplo, antes estaba en un
lagarto y luego se pasa a una persona. La última sería la sombra de el K'amasa.
Por eso, en el campo cuando alguien se ha asustado, decimos cuidado con tu ajayu o ánimo,
porque puede salirse. Por eso cuando uno se enferma se dice que se ha salido un alma, un ánimo.
Hay que volver a reponerlo. Por eso hay yatiris, que empiezan a llamar al ánimo para que la
persona entre en equilibrio. El K'amasa, no siempre está en la persona, y cuando uno se muere,
esta alma puede pasar a una planta o un animal. Si la persona ha muerto por un accidente, el
K'amasa se sale, y se va a otra persona.
Ocho días después de mi “muerte”, un alma se va a salir, pero no salen todas las almas. Las otras
están todavía en mi cuerpo. El primero en salir es el ajayu menor. Sólo queda el ajayu, y el janayu.
En el cabo de año, otra alma se va a salir.
Así, cuando uno muere, en realidad no muere. Porque, si ha muerto uno de sus parientes en
agosto, en noviembre no se pone la mesa, porque todavía es fresco. Todavía vive, todavía no ha
salido. Su alma, su ajayu, todavía está dentro. Al año siguiente recién, porque ya va a salir, de 8
meses, 1 año. Por eso, cuando ya está saliendo, se hace el cabo de año.

A los “muertos” se los ponen sentaditos


En aymara, jaka es vida, muerte es jiwa. En aymara, muerte es bello, es lindo, porque realmente no
es una muerte así definitiva; jiwa - jiwaqui. Nosotros es jiwasa. En quechua, vida es causachun.
Causa es castellano. Wañuy en quechua no es muerte, es como decir resecado, secado el cuerpo.
Es cuando la chullpa se seca, cuando el hombre se seca. Eso no quiere decir muerto. Para
nosotros, no hay la palabra muerte.
Desde hace muchos años antes de que vengan los españoles, a los “muertos” se los ponen
sentaditos como si estuviesen descansando, porque ellos viven. En sus propias tierras, vean las
chullpas como están sentados. Nuestros abuelos se los hacían casitas con su puertita, en el interior
de la cual los enterraban sentaditos, en posición fetal, ya que como somos hijos de la pachamama,
y venimos en posición fetal, en el seno de nuestra madre, volvemos en la misma posición al vientre
de la pacha. Los envolvían en un tejido muy especial, y ahí vivían nuestros abuelos. Esta forma de
entierro todavía se practica en Norte de Potosí. Nuestros hermanos de allá no le meten en ataúdes
a sus “muertos”, sino los ponen sentados, los amarran, los llevan hasta el cementerio. Después
recién lo ponen en ataúd.
Hoy casi todos enterramos nuestros “muertos” debajo de la tierra a la manera cristiana. Como
aymaras ya no somos completos, cuando hoy en día lo enterramos a la manera cristiana. Estamos
matando a nuestras almas, porque según nuestra cultura, cuando una persona es enterrada debajo
de la tierra, muere su alma, su ajayu. ¿Será por eso que estamos vencidos? Pero, muchos de
nosotros no tenemos la culpa. Todas estas prácticas ajenas a nuestras culturas llegaron junto con la
invasión y han sido brutalmente impuestos. Pero el hecho de que nuestros pueblos hayan resistido
durante 500 años, nos permite revalorizar y plantear la restauración del Kollasuyu, recuperando
nuestras costumbres.

Las almas viven aquí en la tierra


Los cementerios aymaras, los cementerios de piedra, siempre estaban sobre el camino hasta
nuestros días, porque los “muertos” viven y están en el camino. Tienen que andar, porque nuestros
antepasados no viven en el cielo ni en el infierno, viven aquí. Siempre hay chullpas que caminan y
están por nuestro lado. Las almas de estos “muertos” también comen, viajan, trabajan, se visten.
Por eso, el primero de noviembre vienen al medio día, luego se van al otro medio día.
Les alistamos la mejor comidita, su vasito de naranja o agua nomás. Si tomaba, hasta vaso de
cerveza. Les ponemos de comer, de vestir. Ponemos platos fuertes y empezamos a comer encima
del “muerto”, encima de la tumba. Estamos delante del “muerto”, sacamos los huesos encima de
nuestro mantel y compartimos con él. Bailamos alrededor del “muerto”.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 29

Esas prácticas en la fiesta de los “muertos” son nuestras. Ya existían antes de la invasión de los
españoles, como lo hace conocer a través de sus dibujos, el cronista Waman Poma de Ayala en
1614. No es solamente aquí, que tratamos así a los “muertos”. Es desde México hasta más allá de
Chile. Las almas viven aquí en la tierra. No viven en el más allá

Manqha Pacha nos servía para comunicarnos


De acuerdo a nuestra forma de pensar, el mundo está dividido en cuatro espacios, Manqha Pacha
(abajo donde viven los minerales), Aqa Pacha (donde vivimos ahora nosotros), Alay Pacha (donde
viven las nubes, las lluvias, el viento, hasta donde llegan las aves), y Alax Pacha (más allá de las
nubes, donde vive el sol, la luna las estrellas, etc.)
Para nosotros, Manqha Pacha es donde viven los minerales, oro, plata, estaño, cobre, etc. Para el
cristiano y/o occidente, estos minerales no tienen vida. Por eso, explotan indiscriminadamente,
destruyendo y afectando la vida de nuestra Pachamama.
Como hay vida debajo de la tierra, nosotros nos contactamos con este espacio, a través del túnel, la
chincana, que une Aqa Pacha con Manqha Pacha. En Manqha Pacha se descubre a Aqa Pacha en
la noche. Nuestros abuelos se conectaban por Manqha Pacha a través de los túneles. Antes se
comunicaban de la Garita de Lima con Cuzco, o de Tiwanacu a Cusco. Manqha Pacha nos servía
para comunicarnos, directamente con nuestros pueblos.
Cuando el minero entra a los socavones, siempre está un tío. Se le da una challadita, le pone un
cigarrito, siete hojas de coca, le dice: ojalá que no nos pase nada.
A partir de los elementos del
Manqha Pacha, somos animales,
vegetales, piedras, o somos la
tierra misma. Somos la pacha
misma. Por eso, si algún
hermano comete un error, dice:
ojalá me trague la tierra.
Pidiendo volver a la Pacha. El
hombre puede llegar al Alay
Pacha, pero solamente
momentáneamente. Ahí viven las
nubes, la lluvia, el viento, el arco iris. Más alto viven el sol, la luna, las estrellas, lo que viene a ser
para nosotros Alax Pacha, el infinito.
Nosotros somos parte de Aqa Pacha, donde nosotros vivimos, donde viven los “animales”, las
plantas, las piedras, etc. Para nosotros, no hay infierno, no hay cielo o paraíso. Según nuestra
cultura, la muerte no existe, por lo que no nos vamos ni arriba ni abajo. Cuando “muere” una
persona, sigue viviendo ahí.

Todo era “fiesta”, todo era “alegría”


En nuestra vida, todo era “fiesta”, todo era “alegría”. La “fiesta” era todos los días. Era fiesta en cada
instante del estar siendo ocurriendo en que vivimos. Era fiesta cuando despertábamos, cuando
hacíamos nuestros quehaceres, nuestro “trabajo”, cuando comíamos, cuando descansábamos,
todos los días, siempre y sin que se interrumpa. En días de siembra, aporcamiento o cosecha, las
montañas áridas se alegraban cuando filas de comuneros, yendo a su chacra, las cruzábamos
bailando al ritmo de la música estacionaría que practicábamos en aquellos días. Por otro lado, la
fiesta como “fiesta” era responsabilidad de uno en cada oportunidad. Nunca era el mismo que
efectuaba la invitación de tal “fiesta”. Era rotativo, y cada uno asumía la responsabilidad de la
“fiesta” para equilibrar y complementar su “acumulo”. Por equilibrio y complementación, cada
individuo podía y tenía que dar de “si”, dar de lo “suyo” que no era “suyo”. Más, este dar no es
ningún dar, sino el sólo complementar, el vivir en la complementación de la realidad.

¿,COMPLEMENTACIÓN MÁS QUE AMOR?

No hablamos de amor
Lo que llamamos amor, no es otra cosa que una forma de la atracción que existe en todas partes,
cuando nos complementamos el uno con el otro. Así, enamoramiento es la atracción entre un joven
y una joven. Entre padres e hijos está la atracción filial. Por eso, en nuestro idioma amar es munay,
querer, que es muy diferente al amar occidental. Otra es la atracción universal, que hace atraer a la
tierra con la luna, el sol con los planetas. En la astronomía, esto lo llaman la ley de gravedad. La
atracción de la pintura con el papel, lo llaman adhesión en física Si disolvemos sal en el agua, la
30 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

atracción de las moléculas es una forma de cohesión. En la sociedad de la unidad no existía el amor
al prójimo, menos el amor a si mismo. En nuestra forma de atraer a nuestra mujer o a nuestros
hijos, y complementarnos con ellos, ahora han metido el amor. En nuestra cultura no se habla de
amor, todo lo hacíamos para, por y en el equilibrio, comprendiendo y viviendo el hecho de que cada
uno semejante-diferente a la vez atrae y rechaza.

Eramos tan importantes como la misma tierra


Las mujeres y los hombres originarios pensamos y vivimos la pareja de otra manera. Siempre
respetamos a lo diferente y lo semejante. Por eso, nunca hubo machismo en la sociedad originaria.
Primero fue la mujer, segundo la mujer y siempre la mujer. Siempre hubo el más profundo respeto
del hombre a la mujer.
Las mujeres participan activamente de todos los quehaceres de la comunidad. Con los hombres se
distribuyen las tareas. Simbolizábamos las fuerzas de la fertilidad. Éramos tan importantes para la
comunidad como la misma tierra. Ambas garantizábamos la supervivencia de nuestras
comunidades. Toda mujer y todo hombre cumplíamos las leyes naturales de reproducirnos. El
matrimonio era natural. Ella a los 20 años, él a los 25. Lo que importaba en la comunidad no era el
individuo sino la pareja. Por eso, los delitos contra la pareja los consideramos delitos graves.
Y cuando todavía éramos solteros, no éramos aún miembros plenos de la comunidad. Y no
podíamos asumir responsabilidades como autoridades, si no hemos constituido nuestro hogar.

Teníamos que vivir dos años a prueba


Las parejas nos encontrábamos generalmente en los grandes festivales como el Kapaj Raymi o el
Inti Raymi, la Anata, etc. Si a uno le gustaba una mujer del otro ayllu, uno pedía permiso a los
padres de esa mujer. Uno tenía que vivir con esa mujer dos años a prueba, el Sirwinacuy o
Tincunacuspa (quechua, encontrémonos).
También ahora, cuando se casan nuestros hijos o hijas, los padres son los que más nos movemos.
Parece que es matrimonio de una familia con otra familia. Ni siquiera interesan los novios, es
matrimonio de grupos. Después del Sirwinacuy nos casábamos para siempre o buscábamos otra
pareja. Si no nos comprendíamos, no podíamos vivir juntos. Usted dejaba a la mujer y se iba a su
ayllu, aunque tuvieran un hijo. De él se encargaba el ayllu. Las mujeres no valíamos más o ni
menos después del sirwinacuy. No teníamos ni nombre para la virginidad.
Ya casados nunca volvíamos a separarnos. Casi nunca pasó que uno de los cónyuges sea infiel
con otro o con otra. La suma de una dualidad con otra dualidad se llama pacha, payacha. Ahora, si
estos se separan, hay desvío. Estamos machantata, borrachos. Tenemos que unir, pacha,
pachayachachi.
Al casarnos, cada pareja recibíamos de hecho una porción de tierra para el cultivo. Además
recibíamos: Waxt'a: obsequio de los padres, por ejemplo, de una pareja de animales como
protección y garantía para que la nueva familia pueda dar sus primeros pasos como un hogar
estable. Apjat’a Yupaka: regalo-ofrenda en algún acontecimiento o para el ajuar de los novios o
para los nuevos matrimonios. Sicnotha: “cargas ayuda” en especies para los recién llegados o los
recién casados.

El sexo fue parte natural de nuestra vida


No condenábamos al sexo. Por eso no soñábamos obsesivamente de él. No nos volvíamos
monstruos al hacerlo, porque no sentíamos culpa. En la cama, se complementa un hombre con una
mujer. Fue parte natural de nuestra vida. Lo más conveniente y agradable para perpetuarnos. En la
India tienen unos libros viejísimos. Uno se llama el Kamasutra, y el otro el Anangarranga. En ellos,
los sabios indios enseñaban a sus hijos todo lo relacionado al sexo.
Aquí en nuestra cultura también había eso. En nuestras fiestas se podía ver expuestos en
cerámicas haciendo el amor un hombre y una mujer. Hoy parece pornografía, pero no lo es, es el
acto de complementación del hombre y la mujer.

LA TUMPA

Siempre nos estamos cuidando


Lo más importante para cada quien en el Ayllu no es la familia sino la Comunidad. Es su
responsabilidad cuidar a sus miembros. Todos y cada uno en la comunidad cuidamos la salud y el
bienestar de todos sin que falte nadie. Sólo así evitamos ataques contra nuestras reglas comunes
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 31

de convivencia en la comunidad. Siempre nos estamos vigilando entre nosotros, siempre nos
estamos curioseando. En aymara eso lo llamamos TUMPA.
Tumpiri es el que se traslada por aquí por allá, pueblos o personas. Posteriormente tumaña nos
han mostrado como algo malo. Hasta el chisme es tumpa, el aymara es mas chismoso, siempre
queremos averiguar. Siempre nos preocupamos, nos vigilamos. Es importante para mantener la
armonía.
Por ejemplo, en una calle todos son citadinos, pero aymaras. Uno se compra su Mini, abre las
puertas, pone su música a todo volumen. Está transmitiendo un mensaje: Ahora yo tengo, pero
también ustedes tienen que comprarse. Tenemos que vigilar a nuestros animales, estar atento a lo
que pasa en nuestra tierra. Con nosotros mismos, con las piedras, siempre vigilar.

¡Casita no hagas entrar a nadie, cuídate!


Para nosotros las piedras, los animales, las plantas, todos tienen almas y vida. Las papas que han
escuchado música crecen mejor. Los animales igual. Sienten, lloran. Nuestras casas tienen vida.
Por eso hablamos con nuestros animales. Si nuestra vaquita nos ha dado leche, a la vaca hay que
agradecer, hasta a las plantas.
En el campo uno que tiene vehículo, le pone nombre, porque para él ese vehículo tiene vida y lo
trata con sentimiento. Lo lleva a Copacabana y le hace bautizar. A la casa igual. “Casita no hagas
entrar a nadie, cuídate.” Un cuchillo, o un ramo en la puerta, y la casa se cuida. Hasta los asientos,
en la escuela hasta los papeles parecen personas. Para los aymaras, no se debe romperlos.
Siempre la Tumpa estuvo presente en todo momento entre las personas, plantas, animales, cosas,
tierras, etc. Pero en la actualidad, especialmente en los barrios conocidos como residenciales, ya no
se practica la Tumpa. Por ejemplo, una persona que vive en un edificio en el octavo piso, no conoce
al del séptimo, noveno piso, y muere así. Eso es del sistema individualista, capitalista. En los
edificios, no sabemos quienes viven al lado. No hay tumpa, no se conocen. Pero en el Alto de La
Paz y en lugares alejados, nos conocemos.

La pluma representó el pensamiento


Nosotros sabíamos vivir en grandes ciudades, y se practicaba el Tumpa. Vivir en las ciudades no
nos han enseñado los europeos. Nosotros ya sabíamos.
Cuzco es una ciudad, Machu Pichu, Tiwanacu, son ciudades con más de 100.000 hab.
Tenochtitlán en México, millones de habitantes, y en ellas se practicaba las conductas de la Pacha,
que denotan espíritu comunitario. El Tumpa, la Chhala, el Tuma, y el Mit’ma.
Ese mismo cuidado de nosotros mismos por nosotros mismos premiaba a la mujer u hombre que
sobresalían, dedicando su inteligencia, valentía o esfuerzo a mejorar la vida del Ayllu. El prestigio
que salía del reconocimiento general lo hacíamos visible. En una ceremonia les colocábamos en la
cabeza la Mascaipacha, corona de plumas de pájaros pequeños de colores iridiscentes. La pluma,
en todo el continente, representó el pensamiento, su fuerza para remontarse como los pájaros y
salvar distancias, montañas, tiempos.
No teníamos reglas escritas. Era tradición viva. Generación tras generación habíamos ido
aprendiendo que nuestro bienestar y vida misma dependía solamente de que lo haríamos cumplir.
No habían nacido del capricho de un grupo, ni del cerebro de un supersabio iluminado, ni de ningún
dios. Estábamos sólo aplicando a nuestras comunidades las leyes naturales del equilibrio cósmico
que dan vida, y que reglan y limitan a la vida. No podíamos estar fuera de ellas.

Había un autocontrol entre nosotros


Así, nuestra sociedad era ajena a la delincuencia, a la prostitución, al robo, a la corrupción. No hay
en el Ayllu candados ni cerraduras. Nada se atesora oculto. Nada se roba. Una rama apoyada en la
puerta decía, nadie está en casa. Dos ramas cruzadas a la entrada de un pueblo decían, no se
quieren tratos con los visitantes.
Ahora, estamos retornando poco a poco nuestros valores culturales. En la arquitectura, en la
construcción de las casas, etc. Igual en lo jurídico. Hace 20 años en Cochabamba, cuando
pescaban un ladrón, lo colgaban. También en La Paz. Lo colgaban en un poste eléctrico. En
algunas comunidades del Perú hay un autocontrol. Si ven a un ladrón que han pescado in fraganti,
lo cuelgan. Viene la policía Pero nadie le dice quien lo ha colgado. Es la justicia del mismo pueblo.
Había un autocontrol entre nosotros de vigilarnos. Eso es el tumpa. Ahora nadie habla del tumpa.
Se han olvidado. Hay normas en nuestras propias comunidades. Conocemos lo que es la ética, la
filosofía, lo jurídico, etc. Pero a nuestra manera de ver. Acaso no hemos sido capaces de solucionar
nuestros problemas internos en el ayllu; en la comunidad.
32 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

En casos raros, cuando un transgresor persistía, podía llegar a ser expulsado de su Comunidad,
condenado al individualismo. Castigo temido en extremo ya que las Comunidades vecinas
procuraban no tener tratos con el ofensor, pues toda ofensa era social. En esos casos, justicia
hacíamos dentro de nuestras asambleas comunarias.

Utilicemos lo que nosotros tenemos. Hagamos grupos de sentencia, de enjuiciamiento. Pero


de acuerdo a lo nuestro, porque los tribunales, los jueces vienen de allá y son
impuestos. Nosotros también tenemos que crear nuestros instrumentos jurídicos, o
retornar lo que tenemos en las comunidades.-

¿AMA SUA, AMA KHELLA, AMA LLULLA?

Interpretación uno:
El “no robes, no mientas, no haraganees” significaba que no podríamos y no queríamos robar, ni
mentir, ni haraganear.

Interpretación dos:
Es completamente mentira que el no mentir, el no robar y el no ser ocioso, hayan existido. No son
normas originarias. Son inventos del cristiano, de la evangelización. Esos ama sua, ama llulla,
ama qhella, los inventaron los españoles para explotarnos y oprimimos mejor. En la mita durante la
colonia era obligado a trabajar. Era el español que manejaba toda la extracción de la riqueza. Era él,
quien se aprovechaba porque le daba lo justo para que trabaje y no se muera. Temían que la
escasez a que sometían a nuestros ancestros los llamara o indujese al robo, la mentira y la
ociosidad. Por eso hicieron esas consignas.
El que no tiene trabajo en occidente se muere. En cambio en nuestra cultura todos tenían lo que en
occidente llaman trabajo. No había ociosos y no había mentiras, simplemente porque la única moral
que hemos tenido es la moral del equilibrio, la identidad, la complementación, y el consenso. Todo
era transparente. El único legislador fue la naturaleza, fue la pacha, porque la sociedad toma parte
del ritmo de la naturaleza y el cosmos. En la sociedad de la abundancia no necesitábamos robar.
Nuestra cultura hizo del trabajo alegría, de la conducta, equilibrio. No podía haber robo y mentira en
una sociedad donde no había puertas, ni policías. La moral y la ética ancestral que tenemos y
debemos rescatar y no olvidar, no era algo sólo humano, sino existía en la naturaleza y el cosmos.

Interpretación tres:
Cuando los cristianos llegaron con sus diez mandamientos, con su robo, con su mentira, con su
flojera, los cuatro inkas de Willkapampa, empezando desde el primero, han establecido el Ama
Khella, Ama Llulla y Ama Sua. No existió en el Tawantinsuyu. Es nuestro, pero creado para los
españoles por los inkas de la época, de la colonia, porque lo primero que han detectado era que el
español era flojo. Es el primer decreto contra ellos. Después, como la flojera incentiva a mentir,
luego a robar, entonces viene Ama Khella, Ama Llulla y Ama Sua. Se crean para los españoles,
para que ellos no robaran, mintieran o fueran flojos. Nosotros al contrario, todos vivíamos bien,
trabajábamos en comunidad. No teníamos porque robar. Teníamos las puertas abiertas. Parece que
ni existía la palabra robar. Khella es como cenizas hecho por el basural. Pero como nuestros
hermanos también se han metido a robar, mentir y ser flojos, luego fue también para nosotros, pero
ya después de Tupaj Katari. Aparece en estos últimos años otra ley, que se ha difundido mucho:
AMA LLUNKU 57. Ya no son tres, son cuatro. Vamos a seguir creando más. Nosotros podemos
hacer leyes que sean parte para restaurar el orden. Somos capaces.

¿"Consenso" más que "democracia"?


"Todos juntos, junto a todo" lo hacemos todos los días. En la sociedad occidental se desarrolla la
democracia, mientras que en los ayllus y en toda la nación originaria nunca se hace nada por
democracia. Todo se hace por consenso, vivimos en consenso, de manera que todos estamos de
acuerdo. En el originario Abya Yala, sin democracia, socialismo, liberalismo, izquierdas, centros,
derechas, sin teologías integrales de liberación humana ni partidos políticos, se construyeron
sociedades que equilibrándose con la Naturaleza y el Cosmos permitían al ser humano ser LO
HUMANO, no sólo en identidad, equilibrio, y complementación sino además, EN CONSENSO, lo
que sólo se pudo lograr en miles de años de historia.

57 Ama Llunku: En lengua quechua, “no seas adulón, alcahuete”.


Espiritualidad en el Tawantinsuyu 33

Nuestra milenaria sociedad de unidad y abundancia se desarrolló en la práctica del consenso, que
significa estar "todos juntos, junto a todo", en el estar siendo-ocurriendo, vibrando y convibrando en
identidad, equilibrio, complementariedad, y "acordando" entre todos y todo en el entorno natural y
cósmico QUÉ HACER Y QUÉ SABER. El consenso no sólo es el "ponerse de acuerdo", sino es el
accionar mismo antes de "nacer" y más allá de la "muerte". Es el ejercicio, el accionar, la práctica de
lo que "todos juntos, junto a todo" estamos haciendo todos los días.
El consenso es el vivir de manera individual, social, natural y cósmico que hace a lo humano, vivir
de manera equilibrado, idéntico, consensual y complementario consigo mismo y con todo el entorno.
El consenso es que: TODOS ESTAMOS DE ACUERDO EN EL HACER Y SABER, DONDE TODOS
ACTUAMOS DE ACUERDO, EN NUESTRO ESTAR-SIENDO EN ESTA VIDA. El consenso no sólo
produce la acción conjunta sino el coprotagonismo en equilibrio entre "todos juntos, junto a todo".
En Abya Yala el ejercicio del poder era de abajo hacia arriba y en horizontalidad. Sin embargo,
quienes acumulaban mayor cantidad de cosmocimiento y saber, generaban un “gobierno” arriba de
los ancianos y ancianas y hacia “abajo” de cada individuo que se asumía individuo, que se asumía
familia, Naturaleza y el Cosmos. El Estado no era el Estado que conocemos, ni era un medio de
opresión política. Realmente no existía Estado, sino la sociedad misma se administraba y
planificaba en equilibrio con el Individuo, la Naturaleza y el Cosmos.
Esta amplitud lograda por Abya Yala fue la utopía del occidente. Fue lo que el socialismo no pudo
lograr. Fue lo que la democracia capitalista nunca podrá concretizar. Son realidades diferentes
donde lo humano define su existencia o no existencia.
Para nuestra cultura originaria no se concibió, ni practicó ni se dieron las condiciones para que surja
la democracia. Sin democracia alguna se construyó sociedades donde sí se realizó Lo Humano.
Teóricamente se podría señalar que en Abya Yala “se fue más democrático sin la democracia”, pero
la democracia no existió en Abya Yala sino el consenso, que es “superior” y/o diferente a la
democracia.

Democracia no es nada más que el gobierno de la minoría


En la realidad no existe "democracia" alguna, sino "dictaduras" de todo tipo o color del grupo o clase
que obtiene la correlación de fuerza favorable en la dinámica de la lucha de clases al interior de un
país. La democracia es la negación del consenso, ya que en ella, la realidad de vivir el consenso, no
se percibe, no se aprehende.
No hay democracia, pues la democracia nos dice que la minoría debe someterse a la mayoría. Si de
cinco personas, tres están de acuerdo y las dos restantes no, esos se van a tener que someter a los
tres, que son mayoría. En la nación originaria esa situación no se da, sino todos deben de estar de
acuerdo para dictar cualquier medida.
Para cambiar Abya Yala tenemos que descartar la democracia. Son lustros y decenios y más de
siglo y medio de existencia de "vida democrática" que ha demostrado la ineficacia de la democracia.
La democracia es en sí otro obstáculo para lo humano. No hace otra función que reproducir el
sistema donde los mismos descendientes de nuestros originarios ancestros nos deshumanizamos y
donde las raíces y semillas originarias de nuestra historia y cultura se pierden en el olvido.

CÓMO NOS GOBERNÁBAMOS

Nuestras asambleas
En nuestra forma de pensar, siempre manejábamos dos contrarios para lograr una media cuando
queríamos tomar una decisión o resolver algo. Esto se manifestaba de cuatro formas de diferente
intensidad empezando siempre de lo más pacífico como es la reunión o tanta. Luego si era
necesario para equilibrar cualquier situación a veces era necesario levantan la voz, gritar o entrar en
la ch'axwa. Cuando la situación se tornaba más conflictiva nuestros hermanos practicaban el tinku
donde intervenía la fuerza física pero no en sentido occidental. Era un encuentro entre iguales pero
contrarios para equilibrar la vida normal de la comunidad. Existían momentos de crisis de diferente
naturaleza que obligaba a la comunidad declarar y optar por formas más sacrificadas para
garantizar la vida de todos. A esa forma de lucha se le denominó auqa

tanta (junta, reunión)


pacífico
ch'axwa (bulla)
khuti
tinku (golpes)
violento
auqa (desafío)
34 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

De esta manera, tomábamos las decisiones por consenso y no por mayoría de votos; para
convencer a todos a partir de la convivencia en la comunidad. En el ayllu, periódicamente, o frente a
sucesos importantes e imprevistos, en los Ayllus nos reuníamos en asambleas generales, o se
reunía el consejo de los jilakatas. Sin diferencia de edad o sexo, todos opinaban acerca del lugar
para nuevos puentes, acequias, caminos; sobre la elección de representantes o distribución de
tareas. Pero eran pocos los problemas, ya que en la mayoría de los casos, sabíamos qué y cómo
hacer las cosas, porque lo habíamos previsto en el consenso al cual habíamos llegado y afinado por
medio de nuestro quehacer diario, discusiones y acuerdos durante generaciones. Por ello, lo más
importante en las reuniones era poder encontrarse, entre risas y chistes, con hermanos y hermanas
de la comunidad. Para problemas comunes de emergencia, usábamos el pututu para llamar a
todos los comunarios. El pututu era como el clarín para los militares de hoy, llegábamos todos sin
falta y sin atraso. En la marka nos reuníamos en nuestro consejo. En las layas teníamos las
famosas ulakas.

NUESTRAS AUTORIDADES/SERVIDORES

Nuestro gobierno era simple


A los 24 años los comuneros, hombres o mujeres, habíamos pasado por todos los trabajos
comunales. Estábamos listos para ejercer cargos de responsabilidad comunal, como los Jilaqata,
que incluidos los cargos más importantes, ejercimos en pareja. En nuestra tradición andina no
puede haber autoridad sin la mujer. El Jilaqata nunca era soltero. Tenía que ser mayor de edad,
casado, con experiencia, capacidad, honestidad, seriedad. Jaqe 58, que había ejercido otros cargos
menores dentro la comunidad y que vivía en la comunidad. Tenía que ser ejemplo y no podía tener
malos antecedentes.
Prestábamos más atención al Jilaqata que estaba saliendo, que había terminado su gestión de
servicio a la comunidad, como agradecimiento al buen manejo del poder. Y le hacíamos una gran
fiesta. Si la gestión había sido muy buena, la fiesta tenía que ser igual. Mientras, con el jilaqata
entrante no pasaba nada durante su posesión. El pasaba desapercibido, confundiéndose con la
multitud. Sabía que sería festejado al terminar su gestión. Pero ahora cuando se nombra un director
de una escuela, o presidente de un barrio, se le hace fiesta en el momento de su posesión, sin
saber siquiera si su gestión será mala o buena.
El ayllu era dirigido por un Mallku (o Kuraka, que es el mismo cargo en la parte quechua) con el
apoyo de un consejo de ancianos y los Amautas.
Entre cada diez, cien mil y diez mil familias elegíamos nuestros representantes gradualmente hasta
formar el Consejo de Ancianos y Ancianas. Este ratificaba como Inca al que había vencido
cuantiosas pruebas de resistencia, inteligencia, voluntad y bondad. No dábamos derecho exclusivo
ni al hijo mayor ni a otro hijo para heredar al Inca anterior. El Inca era el símbolo de nuestro
gobierno y recibía emisarios de otros pueblos.
Apoyaban al Consejo, los Amautas, sabios de ambos sexos, que vivían en los Yachaywasi
(quechua, yachay-conocimiento, wasi-casa). Organizaban bibliotecas de Kipus 59, computaban
calendarios, hacían investigaciones y formaban nuevos sabios.
En el Tawantinsuyu establecíamos siempre cuatro autoridades, dos inkas con sus dos mujeres.
Incluso Waman Poma de Ayala, habla de ocho representantes, dos por cada suyu. Los
representantes de cada suyu eran elegidos por la propuesta rotativa de los layas. Siempre era
rotativa la autoridad. Se concentraban todos los representantes de las layas. Desde pacajes,
lupacas, los laris, los kanas, los kanchis, los quillacas, los carangas, los chayantas, los lípez,
los chichas, los cintis, hasta los calchaquis. Los guaraníes y pueblos de otras regiones, se
concentraban en Inkallajta, la capital del Kollasuyu, que quedaba por donde ahora es Cochabamba.
Cada laya tenía autonomía. La suma de estas autonomías, de los cintis, los karangas, guaranís,
aymaras, quechuas, etc, se concentraba, se aglutinaba y se convertía en una forma de gobierno
comunitario, que recibía su autoridad de la sociedad en conjunto.
En el Tawantinsuyu y el Kollasuyu, no había autonomías individuales. No éramos aislados. Todas
las layas controlábamos, legislábamos, gobernábamos, decidíamos juntos en una manera que se
llama heteronomía (que son varias autonomías que se complementan). En beneficio de pueblos
grandes, establecíamos lo económico, lo social, la vestimenta, la arquitectura, etc.

Ancianos y ancianas éramos las joyas del Ayllu

58 Jaque: Jefe de familia, padre.


59 Kipus: Era un sistema de registro mediante cuerdas y nudos hechos de lana y en colores. Miles de
estos kipus fueron quemados por el invasor cuando llegaron a estas tierras.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 35

Los que éramos la base de nuestro gobierno y los que teníamos mas peso cuando tomábamos las
decisiones, éramos las cabezas de familia, porque pensábamos que difícilmente un padre o una
madre robará o descuidará la comida de sus hijos. Los ancianos y ancianas del Consejo decidían lo
más importante. Por su edad ya no participaban en la producción y distribución directas. Así, ya no
podían ser tentados a sacar beneficio personal cuando distribuíamos trabajos y cosechas.
Ancianos y. ancianas eran las joyas del Ayllu. Cuidados y respetados porque sus arrugas
guardaban sabiduría milenaria y experiencia de toda una vida de trabajo. Toda Comunidad estaba
orgullosa de sus ancianos, enciclopedias vivientes.
Cada persona nos volvíamos más felices año tras año. Madurábamos con la naturalidad de plantas
y animales. Sin miedo al mañana no nos aferrábamos al pasado, no nos quedábamos estancados
en la niñez. De jóvenes aprendíamos, respetábamos y obedecíamos. Así de viejos podíamos
enseñar, ser respetados y guiar, cada vez con más sabiduría Hasta el momento cuando, sin temor,
regresábamos a la sinfonía cósmica, y nos volvíamos tierra fértil, planta, ave aire, estrella.

Todos teníamos que servir y aprender


Cada año, todos los cargos de responsabilidad ejecutiva los renovábamos conforme una rotación de
cargos que ya habíamos establecido. En esa rotación entrábamos todos los comunarios. Con la
regularidad de las plantas al renovar hojas, flores y frutas.
Si este año le tocó a la familia Mamani, al año le tiene que tocar a otra familia y al siguiente a otra,
así sucesivamente. De esta familia numerosa tienen que nombrar a un jilakata con su respectiva
Mama T'alla, o lo que antes decían a la mujer tamara. No había elección, no se conocía papeleta
de sufragio. No había mayoría y minoría. No se mendigaba votos a cambio de un plato de comida
como se lo hace hoy día. Todos sabíamos servir y ocupar el cargo que nos tocaba. No podíamos
quedarnos en el cargo más que el tiempo que duraba nuestro turno, normalmente un año.
Velábamos porque pasáramos cada uno por los distintos cargos. Todos teníamos que servir y
aprender, con errores o con aciertos.
Ese espíritu rotativo, todavía existe en el día de hoy. Se nota en los barrios marginales donde
nombran presidente. Cuando cumple su misión, ya otro tiene que ser presidente al otro año. Esa
forma rotativa es el TUMA, que es la forma de andar de una sociedad o de una persona. La
administración o el trabajo es rotativo o traslativo, donde se sustituye el cargo de las ocupaciones,
dentro de una familia, entre ayllus, markas, suyus. En el tuma, la característica es de mover, de
rotar. Al que exagera, lo llaman tumaycu, mucho camina. Antes los abuelos se movían, porque
teníamos los mitmas, ahora el tuma todavía está en nosotros, pero de una manera tergiversada.

Los Kurakas han logrado sobrevivir


Desde la invasión de los españoles, han ido desapareciendo nuestras formas de organización
mayores, igual han ido desapareciendo los cargos mayores. Han quedado sólo las autoridades de
las markas. Los Kurakas han logrado sobrevivir hasta nuestros días. También los cargos
administrativos de ayllu sobrevivieron junto a los jilaqatas, como son los kamanas, chaskis e
irasiris.

Los cargos más importantes ahora son:


Jacha Chila o Amulliry: anciano, abuelo sabio, maestro venerado, miembro del consejo consultivo
y a veces legislativo del ayllu; también se denomina así a los cerros sagrados. Auqui: es el padre
anciano venerable, en algunas partes equivale a Jacha Chila.
Mallku (que en aymara significa “cóndor”) o Kuraka (en la parte quechua) es el cargo mayor en los
ayllus mayores.
36 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

Jilaqata (que en aymara significa “encargado mayor”) o Jilanku (en la parte quechua) es el cargo
mayor en los ayllus más pequeños o en los ayllus que forman parte de un ayllu mayor. También es
un cargo rotativo en las estancias, que forman parte de los ayllus.
Jilak Mallku: autoridad máxima de la comunidad. Cargo importante que se desempeña en forma
anual.
Marani: dueño del año, cargo anual de autoridad comunal extensivo a los cerros Jacha Chila que
ese año protegen a la comunidad. Ellos personifican deidades a través de un cerro. También hay
una rotación en cuanto a la protección; una cadena montañosa, entonces tiene una serie de turnos
de protección anual para la comunidad.
Ukamani: cuidador, autoridad agrícola para el cuidado de los cultivos. Esta práctica era todavía
posible verla en la etnia de los chipayas. El Ukamani camina vestido con sus mejores atavíos
supervisando todos los predios de las diferentes unidades familiares. Es realmente un cuidador de
la producción, la agrícola incluida.

NUESTRAS COMUNIDADES

El Ayllu era como la naturaleza


Lo más importante en la vida comunitaria de nuestros abuelos no era la persona individual. Lo más
importante era el ayllu, que es jatha, la semilla de donde ha germinado la civilización andina.
Después venía el aprendizaje y enseguida la Pachamama, el manejo de los pisos ecológicos
andinos en permanente armonía entre el cosmos, la naturaleza y la tierra.
El Ayllu era como la naturaleza, como el cosmos. Las leyes humanas no eran diferentes de las
leyes naturales. En lo chico, está el átomo con su protón y sus neutrones. En lo grande, está el
sistema solar, el Sol con los planetas y la Tierra. En medio, está la familia, el átomo básico de la
organización social, con el padre como Tata Inti y con la madre como Pachamama-la Tierra,
ninguno superior, los dos de igual importancia.
Cuando el padre y la madre hacen el amor en el seno de la familia y dan vida a sus hijos, están
haciendo igual que cuando surgió la vida en nuestro planeta Tierra, desde que Tata Inti disparó un
cuchillo de fuego que cruzó la noche del Espacio para hendir y fecundar a la Tierra, la madre
Coatlihue, como la llaman a Pachamama los pueblos de México.

Nadie dijo: voy a cuidar de mí solo


Como los átomos forman moléculas y células, la unión de familias forma la Comunidad y el Ayllu.
Así, el ayllu era la junta de familia (ali), desde siete o diez familias hasta cien, más o menos. En la
familia estábamos los padres, hijos, abuelos, cuñados, tíos. Y si algún visitante viene a la casa era
ya de la familia. Pero, ahora nos han impuesto a decir que la familia es solamente los padres y los
hijos, nada más. Ahora el abuelo está en los asilos, y sus hijos desde sus 17, 18 años, ya son otros.
En cambio en nuestras familias, si el padre tiene setenta años, el hijo tiene 50, sigue siendo wawa el
hijo. Si la madre tiene 80, su hijo tiene 50, él sigue siendo wawa. Hay una relación familiar y respeto
de los padres frente a los hijos. Todas las familias vivíamos juntos, compartiendo tierra, animales y
cosechas, unidos en ayllus. No vivíamos solos. Éramos parte del ayllu, como la hoja es parte de la
planta Nadie dijo: voy a cuidar de mí solo, no me importa mi ayllu. Hubiera sido tan absurdo como si
la hoja dijera a la planta: no me importas tu, voy a cuidar de mi sola.
En el ayllu vivíamos sin prisa y sin pausa, igual que los planetas y las estrellas en el Cosmos.
Aprendimos de ellas a no sufrir prisa, ni competir unos con otros. No teníamos miedo a
desaparecer, porque otros asegurarían la sobrevivencia comunal donde nadie era indispensable.
Todos valíamos, cada uno teníamos nuestro lugar y nuestras tareas, responsabilidades y tierras. En
el ayllu estamos profundamente ligados a la tierra. La tierra es ante todo la madre que da vida y que
recibe culto y respeto; es Pachamama. Es a la misma vez el territorio -base de la nación- y la chacra
-base del sustento familiar y comunal. Para la comunidad, la tierra nunca era ni es propiedad ni
mercancía. En el tamaño, el ayllu podía ser muy pequeño en forma de villa hasta conformar centros
muy grandes. Era y es hasta hoy nuestra organización social y política más importante. Estaba
vigente en casi todos los pueblos indígenas de la región andina: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y
Chile.
Cada ayllu poseía sus tierras de cultivo, pasto y agua, que pertenecían colectivamente a toda la
comunidad. A través de ella asignábamos tierras, sobre las cuales teníamos derecho de usufructo, a
nuestras familias según las necesidades de cada una. A cada familia le asignábamos un tupu de
tierra, asignación que aumentaba con cada hijo. Al nacimiento de cada criatura, recibía una parcela
adicional, otro tupu. Los Tupus variaban con la altura, fertilidad y humedad del suelo. Un tupu
tendría que dar alimento suficiente a una persona de cosecha a cosecha. Y para dar comida
variada, de valle y montaña, asignábamos tupus a las familias en diferentes alturas. Una parte en el
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 37

río, otra donde es plano, otra en la subidita, luego otra en el cerro. Esto no existía sólo en el lago, en
el río, en el altiplano, también en los valles, en la costa. No hacíamos una mala distribución como
hoy y como hacían en la reforma agraria, cuando unos tienen tierras cerca del río, y otros
arruinados en el cerro donde no hay nada, arrinconados.
Nuestros abuelos eran más sabios. No teníamos herencia. Cuando un joven de Urinsaya se casaba
con una joven de Aransaya, dentro del mismo Ayllu, a esta pareja le dotábamos de tierra. Esto es la
Uraqi, que le entregaba el consejo del ayllu. Cuando el mayor se juntaba con otra, a esa pareja le
dábamos más allá de la de los padres. Todos ocupábamos nuevos espacios otorgados por el
consejo de autoridades. En esas sayañas, como se llaman en aymara, trabajábamos
individualmente las familias, pero nos ayudábamos entre nosotros en innumerables formas. Cuando
moría la mama, el padre se hacía cargo. Si el padre no podía trabajar iba directamente a la casa del
hijo mayor. No heredaba su tierra. Esa tierra hacíamos descansar para luego ser distribuido a un
joven de otra familia. No teníamos propiedad privada. El uso de la tierra era temporal, no era
permanente.

Las tierras comunitarias


A la vez, habían las aynuqas, que son las tierras comunitarias de pastoreo y cultivo. Usando
múltiples parcelas dispersas en las distintas tierras de aynuqa, cada familia podíamos acceder de
manera equilibrado y rotativo cada año a los distintos recursos, microclimas y tipos de suelo que
nos ofrecía la naturaleza andina dentro nuestro ayllu. Por ser parientes y de vivir en un territorio
común, las familias dentro del ayllu, que compartíamos el control sobre muchos recursos -aguas de
riego, pastizales, tierras de aynuqa-, cooperábamos entre las familias y reforzábamos así la
cohesión interna del ayllu. Y las mejoras que hacíamos en las parcelas beneficiaban a toda la
comunidad.
Como hay aynuqas que se usan en sequías y otras en lluvias, las preservábamos mediante la
rotación de uso y cultivo con períodos de descanso. Un año sembrábamos en tal aynuqa; al año nos
tocaba tal otra. Pero, por el control comunal de la rotación de las parcelas, las familias no podíamos
decidir por nosotros qué producir en dichas parcelas, ni fuimos tentados a pensar sólo en nosotros
mismos a costa de nuestras hermanas y hermanos de nuestro ayllu. Igual como nuestros terrenos
estaban dispersos en diversos lugares teníamos un trozo aquí, otro allá, también vivíamos en áreas
dispersas. Así, la riqueza del ayllu era que cada familia llegábamos a tener control de los distintos
recursos de la naturaleza andina. Compartíamos ganado, papa, maíz, algodón, pescado, la coca,
etc., de manera que podíamos permitirnos una buena y variada alimentación, tener una vida
suficientemente abundante.
Las zonas más altas, la zona de puna, que en aymara también se le dice Suni, eran principalmente
ganaderas. Ahí teníamos la llama. En una parte que todavía es puna, pero que no es tan alta,
producíamos la papa, quinua y algunos otros. En los valles intermedios, cultivábamos maíz, para lo
cual habíamos hecho buenas acequias de riego. Algunas por medio de la técnica del sifón que
todavía no se maneja en ninguna parte del mundo. Decían los españoles cuando llegaron: “los
naturales de la tierra hacen hasta subir el agua”. Esta zona se llamaba Qhishwa en quechua, y en
aymara Q'irwa.
En Alay Yunka (Yunga de arriba), que eran zonas un poco bajas por el lado del mar, la tierra es
muy árida, pero en la parte más baja, que ya tiene agua y es caliente, producíamos un montón de
productos, siendo el algodón el más importante. En la tierra caliente Manqha Yunka (Yunga de
abajo), los valles del lado oriental, teníamos primero zonas de maíz y más abajo, lo más importante
era la hoja de coca. Teníamos también otros productos como el ají y algunos porotos especiales.
Esto, los intelectuales lo llaman “control vertical de un máximo de pisos ecológicos o dominios
territoriales discontinuos, que tienen acceso a la mayor cantidad posible de ecosistemas en
archipiélagos verticales”.

La expansión de la hacienda a fines del siglo XIX limitó severamente esta posibilidad,
enclaustrando a los colonos dentro de sus límites, imposibilitándoles conseguir
ciertos productos como la coca y el maíz, que eran monopolizados por los
latifundistas. La feria significaba, para los habitantes de la región de Achacachi, que
podían acceder por su cuenta a productos de otras regiones y les hizo recordar como
habían conseguido esos productos a lo largo de los siglos pasados.-

RECURSOS NATURALES Y PROPIEDAD

No dependíamos de nadie
El ayllu no renunció nunca a manejar sus recursos. Habiendo tenido desde tiempos inmemoriales
pleno control sobre nuestro suelo, subsuelo y sobresuelo, no dependíamos de nadie, ya que a
través de la comunidad, administramos y distribuimos el uso de todos los recursos naturales de
38 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

nuestro territorio. Incluso controlamos la distribución del agua. Aprovechábamos racionalmente


todos los recursos naturales, de manera que sacábamos de la tierra sólo lo que necesitábamos para
nuestra vida comunitaria y devolvíamos lo que ella necesitaba para reproducirse. Nunca cazábamos
más que se necesitaba; y jamás contaminábamos nuestras aguas y aire. Sin embargo, nunca había
la “propiedad”, porque nunca nadie se consideró “dueño” de tierras, aguas, peces, bosques, vientos,
rebaños, ríos, nubes... Todo era comunal, de todos en general y de nadie en particular.
En 1852, un gran jefe indio norteamericano recibe la propuesta del presidente norteamericano
Franklin Pearson de venderle las tierras de los indios a los blancos. Pero, el jefe indio le dice al
presidente norteamericano: “Señor, como yo le voy a vender la tierra, si la tierra no le pertenece a
nadie”. Era un gran jefe o amauta que recuerda al presidente norteamericano de que hay un tiempo
pasado y que realmente no hay ningún dueño de la tierra. Además, le dice: “Señor, ¿qué hijo vende
a su madre? ¿Cómo yo le voy a vender la tierra, que es como la madre para mi? ¿Cómo yo le voy a
vender los ríos, si los ríos son la sangre de mis antepasados? ¿Cómo le voy a vender la tierra,
donde sopla el viento que es el aliento de mis abuelos? ¿Cómo puede comprarse o venderse el
cielo o el calor de la tierra? Esta idea nos resulta extraña, ni el frescor del aire, ni el brillo del agua
son nuestros. ¿Cómo podrían ser comprados?. Tienen que saber que cada trozo de esta tierra es
sagrado para mi pueblo; la hoja verde, la playa arenosa, la niebla del bosque, el amanecer entre los
árboles, los pardos insectos... son sagradas experiencias y memorias de mi pueblo. El aire tiene un
valor inestimable para nosotros, ya que todos los seres comparten un mismo aliento, la bestia, el
árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire. Enseñen a vuestros hijos que nosotros hemos
enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo que ocurre en la tierra le ocurrirá a
los hijos de la tierra. Si les vendemos nuestra tierra, vosotros debéis recordar y enseñarles a
vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y también lo son vuestros y, por lo tanto, debéis
tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano.”
Ahora, el Estado y muchas empresas rapiñas, en base a la violencia, han practicado la explotación
de las riquezas naturales no renovables. La legislación actual desconoce nuestros derechos de
pueblo, sólo reconoce el dominio y uso del suelo, mientras que el subsuelo, donde están los demás
recursos naturales son considerados riquezas fiscales, que pueden ser explotados por capitalistas
particulares a nombre del Estado.

CUATRIPARTICIÓN Y PARCIALIDADES

Las cuatro partes se unen


Todos estamos hechos de dos mitades, un lado izquierdo y otro derecho y entre los dos hay un
encuentro: Empieza a funcionar el corazón y aparece la vida. Pero un hombre solo no puede
reproducirse, tiene que haber una mujer que también está hecha de dos mitades que también se
juntan y. ya son las cuatro partes que se unen para reproducir la vida.
De la misma manera funciona todo; nuestro territorio, el cosmos mismo tiene vida, o la tierra en la
que vivimos. Como nuestra propia vida, el territorio se divide en cuatro partes: un macho superior,
un macho inferior, una hembra superior, una hembra inferior. Eso lo llaman la cuatripartición. El
territorio sobre el que ejerce jurisdicción cada comunidad comprende las tierras cultivadas,
comunales o asignadas a las familias, y la comarca entera. Al igual que la organización social, el
territorio se desdobla en varias parcialidades, cuyos límites son revisados cada cierto tiempo por las
autoridades mediante un recurrido conocido como rodeo.
Así, dividimos cada ayllu en dos mitades o parcialidades, llamadas en quechua Aransaya y
Urinsaya y en aymara Alasaya y Mäsaya, es decir la parcialidad de arriba y la de abajo, cada una
con su propia autoridad. El lado de arriba, a veces lo llamamos “derecha”, y el de abajo “izquierda”.
Igual otras comunidades, otros ayllus, o cuando había una confederación de varios de ellos, cada
uno tenía su arriba y su abajo, incluso con una autoridad para todos los de arriba y otra autoridad
para todos los de abajo.
Para 1575 habían en el Norte de Potosí diez ayllus máximos, cinco en cada mitad, existentes hasta
hoy día. Macha, como ayllu máximo, está dividido en dos mitades –Aransaya y Urinsaya– que
vendrían a ser los ayllus mayores, divididos cada uno en cinco ayllus menores, y cada uno de ellos
en varios ayllus mínimos o cabildos.
Cada parcialidad está simbolizada, en muchos lugares, por un cuerpo humano, pues cada ayllu
representa una parte: p’iqi (cabeza), kallachi (hombros) puraka (vientre) y kayu (pié). La cabeza
ocupa el primer lugar en la jerarquía rotativa, después se encuentran los otros ayllus hasta terminar
en los pies. En Challa, las comunidades están conformadas por una llama. Hay comunidades de la
“cabeza”, de la “barriga” y del “pié”. Las comunidades de Challa eran, justamente, las que estaban
en la “cabeza” de la llama, mientras que los del ayllu Tallija estaban en la “barriga” y los de Mugllu
en los “pies”. Pero en los pies existen también cuatro comunidades, dos grandes y dos pequeñas;
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 39

los pies conformaban cuatro cuencas, dos cuencas mayores y dos menores. Lo mismo ocurre en la
barriga y en la cabeza, en cada una existen cuatro cuencas, por igual.

AYLLU MÁXIMOS Y MARKAS

Llajta pacha y marka pacha


El área geográfica, donde el ayllu ejerce su soberanía territorial y lleva su vida económica, política y
social, se conoce con el nombre de marka. La superficie de la marka estaba dividida en llajta
pacha y marka pacha. La primera era
la parte cultivada por el pueblo y
fraccionada en parcelas individuales o
tupus; y la segunda, las tierras
comunes o de reserva. Dentro de los
ayllus organizábamos las “markas”,
que ahora conocemos generalmente
como “comunidades”. Nuestros ayllus
formaban las markas. o varios ayllus
se juntaban en las markas, que a la
vez formaban la laya y el suyu.
Los poblados, denominados Marka, dividíamos en dos partes por una gran avenida en el centro.
Hemos podido defender el ayllu porque nuestras markas se han puesto fuertes frente al Estado y
frente a las ambiciones latifundistas.

LOS SUYUS

La Nación Pakaji
En la cultura tiwanacota, la organización social más
importante eran las naciones Aymaras, que funcionaban
autónomamente, pero con estrecha relación entre ellas.
Tenían sus territorios a lo largo de los lagos/ríos/salares
Titicaca-Desaguadero- Poopó-Lakajawira-Coipasa-Uyuni.
Una de estas naciones fue la Nación Pakaji, que estaba
dividido en dos grandes parcialidades relacionados con los
cerros y con el agua. El Urqusuyu era la parcialidad de
arriba, conformada por markas que se relacionaban con las montañas y la ganadería, mientras que
el Umasuyu se relacionaba con la agricultura, la humedad del suelo y el agua (Lago Titikaka).
Asimismo, a ambos lados del espacio aymara se encontraban Ala Yunka y Manqha Yunka (costa y
valle).
La imposición colonial dividió a Pakaji en tres provincias coloniales: Sicasica, Omasuyos y
Pacajes. La provincia de Sicasica fue conformada por los ayllus mayores de Q’araqullu, Sikha
Sikha, Jayu Jayu y Qalamarka. Pacajes por Qallapa, Qaqinkura, Qaqayawiri, Jisk’a Machaqa,
Jaoh’a Machaqa, Tiwanaku, Waqi y Wiyacha, y Omasuyos por los grandes ayllus Laja, Warina,
Pukarani, Jachakachi y Chukiyawu. Pero, a pesar de las constantes divisiones impuestas, Pakaji
se mantuvo siempre organizado en markas y ayllus.

Kollasuyu y Tawantinsuyu
Y cuando se juntan las marcas, se produce el SUYU o LAYA. Por ejemplo, se juntan Machacas,
Curahuaras, Sica Sicas y otros, y se vuelven Pacajes, que es Laya o Suyu. Pacajes es la unidad
de Markas. Si Pacajes se junta con los Omasuyus, Qullana, Carangas, Lupacas, con las layas
de los Yungas, con Cinti y con otra laya de Lípez, con otra laya de Quillacas, con otra laya de
Chichas, con todas las layas, nos volvemos Kollasuyu, que se extendía desde El Cuzco hasta el
sur. Tenemos las cuatro formas: familia, ayllu, marka, suyu o laya.
Así, Kollasuyu se junta con otros tres suyus, que son Antisuyu, Chinchasuyu y Kuntisuyu.
Estos cuatro constituyen el Tawantinsuyu o Pusisuyu, que se extendía de Cali, Colombia, a
Valdivia, sur de Chile, y del océano pacífico a la selva amazónica. Tienen sus nombres conforme su
posición geográfica. Por donde sale el sol, es el Anti, el khanti, y por donde entra el sol el Kunti, de
jaqonti. El Kolla es hacia el sur, y el Chincha es hacia el norte. Abarcaban los territorios actuales
de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, y norte de Argentina y Chile. Su influencia llegó hasta Brasil,
Venezuela y Paraguay. Su población, se dice fue 40 millones, aunque contando todos los caminos,
canales, andenerías que construyeron deberían haber sido más.
40 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

Los Ayllus multiplicándose organizadamente crearon el Tawantinsuyu. Como cuando se multiplican


y organizan las células del cuerpo y forman el cerebro para regular sus funciones. No nació del
cerebro de un genio, ni de la guerra de un sector contra otro ni del mandato de un dios. Así, el
Tawantinsuyu creció como células y bosques, sin ejércitos ni masacres. Los pueblos se
incorporaron viendo la confederación de Ayllus sin hambre, frío ni miedo. Conservaron costumbres,
autoridades y espiritualidad propias (el respeto al Sol y la Tierra estaba extendido por todo el
continente, Aymaras y Kheswas tienen los mismos nombres para ambos).

VIVIR EN ARMONÍA MAS QUE BUSCAR EL DESARROLLO

Nos subdesarrollamos los empobrecidos.


Para las grandes mayorías nunca hubo desarrollo económico, ni cultural o espiritual. Más al
contrario hubo pobreza, dominación y explotación para nosotros que realmente nos hunde en
subdesarrollo o anti-desarrollo. Para nosotros, el llamado progreso es antiprogreso. Somos más
marginados, más apartados de la vida del desarrollo de los enriquecidos. En este sistema se
desarrollan unos pocos los “enriquecidos” y nos subdesarrollamos las mayorías, los
“empobrecidos”.
Para el occidente, persona humana, dignidad, justicia, libertad, democracia, paz, medio ambiente,
salud, educación, derechos y deberes, son valores que permiten mantener su sistema. Para
nosotros, eso significa antidesarrollo o subdesarrollo, donde nos deshumanizan, nos privan de todo
sentimiento humano real. Aún así, en la sociedad actual nunca ha existido realmente un proceso de
desarrollo y evolución humana. Por eso, hoy vemos una humanidad totalmente antihumana. Hasta
en los grandes países “desarrollados” encontramos las más grandes expresiones de la miseria
humana y una mayor y más profunda, más amplia deshumanización.

El “hombre” se cree el centro.


Las causas del desarrollo y del subdesarrollo se encuentran en la separación del ser humano de la
naturaleza y del cosmos, que en los otros continentes empieza hace miles de años. Por excluirse de
la realidad, el “hombre” se cree el centro sobre el cual gira todo lo existente, se hace persona
individualista en vez de Individuo Real. En Europa en primer lugar, ese “ser” humano crea poco a
poco la economía de mercado, la competencia “libre”, que por sus reglas de juego hace prosperar a
unos, mientras otros tienden a ser marginados. De las entrañas de Abya Yala y de otros
continentes, inician un saqueo sin medida de metales preciosos, como el oro y la plata, y de otros
recursos naturales que se lleva allá para invertir en el desarrollo tecnológico de la sociedad de ellos.
De manera altamente desigual, crea una sociedad donde las riquezas fueron usurpadas a las
mayorías para concentrarlas en solamente en una parte del planeta, llegando a disfrutarlo
solamente una minoría de la población mundial. Genera “desarrollo” en los países enriquecidos y
subdesarrollo en los países empobrecidos. A la vez, comienza una destrucción de la naturaleza, de
la madre tierra, que ahora amenaza la vida en todo nuestro planeta.

Se profundiza cada vez más la distancia.


Últimamente, la globalización de los intercambios comerciales, de los circuitos industriales, de las
operaciones financieras, la facilidad de comunicación, la computarización de la economía, hace
profundizar cada vez más la distancia entre esos pocos que concentran la riqueza y los millones
que cada vez somos más marginados de los frutos de la producción mundial. Las decisiones
políticas y económicas se toman entre grupos exclusivos, tanto a nivel nacional como internacional.
Los Estados y las corporaciones transnacionales mantienen sobre los pueblos la discriminación y
distintas formas de explotación. Ni ser país “desarrollado”, significa tener a la población en
equilibrio. En los Estados Unidos, alrededor de 30 millones de seres humanos viven en las
condiciones más paupérrimas, en los extremos más grandes de la miseria, tan igual como los más
empobrecidos del noroeste del Brasil, como los más empobrecidos del Perú.
Extienden más su dominio sobre el mundo.
En nuestros países, la pobreza no existe realmente. Ahí está la riqueza más grande, ahí se
encuentra la riqueza material, la riqueza natural, la riqueza espiritual. Realmente la pobreza está en
los países enriquecidos que no tienen recursos, que no tienen lo que tenemos nosotros, las
naciones oprimidas. Por ello, en esta etapa de la globalización de la economía, el capital
internacional, las empresas transnacionales de los países enriquecidos extienden sus dominios
sobre el mundo. En un mercado ampliado y transnacionalizado a toda la escala mundial, exigen
más materias primas. Se disputan palmo a palmo los territorios de nuestras naciones para saquear
los recursos naturales, para llevarse los productos de la flora y la fauna, todo lo que en las regiones
tropicales, en las regiones de la amazonía, de los valles y del altiplano es producto cuidado y
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 41

dedicación de los hombres y mujeres de las naciones originarias. Todo aquello que hemos sabido
conservar sin alterar su equilibrio natural, hoy día es objeto de saqueo y robo. Así, donde el
mercado “libre” y los países enriquecidos se desarrollan y se fortalecen, aparece para nosotros el
subdesarrollo. El enriquecido saca al empobrecido del mercado, el desarrollado margina al
subdesarrollado, el industrializado vence al artesanal; y el empobrecido, el subdesarrollado y el
artesanal tienen que costear el avance y la prosperidad del enriquecido, del desarrollado y del
industrializado.

Hoy en día tenemos que vender varias veces más para comprar.
Ellos se desarrollan porque sus productos salen cada vez más caros, mientras nuestros productos
salen cada vez más baratos. Para comprar un tractor, una cosechadora, un camión o cualquier cosa
que se fabrican en los países enriquecidos, hoy en día tenemos que vender varias veces más de
café, o cacao, o tabaco, o algodón que antes para poder pagarlo. De los saqueos a los países que
han subdesarrollado los capitalistas de los países enriquecidos, los trabajadores de esos países han
podido sacar salarios mucho más altos que los ingresos que hemos podido recibir los obreros y
campesinos de los países empobrecidos.
La diferencia ha llegado a ser tan grande, que cuando un obrero en los países empobrecidos gana
entre 50 y 100 dólares mensuales, un obrero en los países enriquecidos gana más de tres mil
dólares por el mismo trabajo.

El hundimiento del ser humano.


El llamado “despegue económico” de algunos países del tercer mundo, no implica de que en estos
países se supere la miseria, la pobreza o la ignorancia. Se dice, a mayor crecimiento económico
más desarrollo. Pero, el crecimiento económico de 12% en el Perú, y de 9% al año en Chile, no ha
dado ese desarrollo a estos pueblos, sino solamente a las capas más enriquecidas peruanas,
chilenas y mundiales. En las ciudades y el campo de estos países están más empobrecidos que
antes. En Bolivia, actualmente la tasa de crecimiento es de 3,5 %. No podemos pensar, que cuando
la tasa de crecimiento sea del 8 %, sea un país más desarrollado. Más al revés, en el aparente
crecimiento encontramos el subdesarrollo. De este modo, el despegue económico, no significa
realmente el despegue del ser humano, sino el hundimiento del ser humano.

La condición humana misma se va perdiendo.


Por ello, para nuestros países la globalización no significa desarrollo, sino al revés antidesarrollo. La
competencia salvaje de la economía de mercado “libre” está triunfando sobre las propuestas que
defienden los valores de la comunidad. Toda la humanidad está siendo arrastrada hacia el
antidesarrollo, hacia el más profundo subdesarrollo. Estamos perdiendo hasta nuestro valor
humano, yendo a ser totalmente deshumanizados. Hemos pasado de ser esclavos y mercancías,
hasta llegar a ser solo “cosas” o nada o casi nada, que simplemente piensan en conseguir valores
materiales y riqueza, y por aplacar nuestros deseos.
A las puertas del siglo XXI, estamos entrando en una crisis, que no es sólo de distribución y
equidad, de hambre, enfermedades y marginación de los pueblos oprimidos, sino es una crisis
ecológica, de valores y de destino para la humanidad, una crisis de civilización, en la cual los
excesos de la sociedad “moderna” y “desarrollada” nos están dirigiendo hacia una destrucción total
de nuestro planeta.

La “tiranía del dinero”.


Poco a poco, las naciones y los individuos sentimos que nuestras vidas son determinadas por
alguien desde afuera. Sentimos que ya no podemos controlar nuestro propio desarrollo. En el
remolino de la competitividad global, que cada vez más aparece como una “tiranía del dinero”, nos
preguntamos, ¿cuál es esta fuerza oculta que con un toque en el teclado de su computadora
cambia nuestras vidas de un segundo al otro?.
En esta apertura de los mercados y globalización de la economía, se está dando un poder
económico sin fronteras a las empresas “multinacionales”. Se está dando un espacio a ellas, en la
cual pueden moverse de país a país sin que nadie les pueda controlar, ni los gobiernos, ni el Grupo
de los Siete, ni instituciones internacionales como el FMI o las Naciones Unidas.
Los políticos ya no parecen capaces de responder al mandato de sus pueblos de frenar y reconducir
la gran maquinaria de intereses económicos que impone un internacionalismo que sólo beneficia su
propia expansión y crecimiento multiplicado. No vemos un comando humano que decida las cosas:
la maquinaria sustituyó a los hombres por su piloto automático, devorando a las culturas y las
fronteras.
42 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

Pasamos día a día perdiendo nuestro tiempo.


Al subdesarrollo que nos han impuesto en nuestros países lo vemos claramente por el hecho de
que somos millones de personas que hemos sido obligados de ocuparnos en lo que es el comercio
informal, donde no producimos ni tenemos posibilidades de producir. No hacemos otra cosa que
pasar día a día perdiendo nuestro tiempo y nuestras vidas sentados en las cunetas de cualquier
calle, expuestos al sol o a la lluvia, tratando de vender y producir, sin ni siquiera ganar suficiente
para conseguir el pan para nuestros hijos.
El estilo de desarrollo y el modelo de vida de las sociedades de alto consumo y derroche de
recursos, no es posible realizar para las mayorías de la población mundial. Requiere de una
concentración creciente de capital, tecnología y poder en las manos de los enriquecidos, una
exclusión de las mayorías empobrecidas y una extracción de recursos naturales de tal magnitud,
que superaría los límites comunes que demanda la naturaleza. Las reservas mundiales, como los
minerales y el petróleo, se nos acabarán, no dentro de siglos, sino en un lapso de pocas décadas.
Dejaremos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos sin medios de vida.
El desarrollo económico microregional, pese a su carácter de acción de local, se convierte en
espacios microsociales, microjurídicos, micropolíticos, microculturales, microreligiosos, donde se
desarrollan proyectos para implementar la competencia “libre” frente a nuestro modo de vivir, que es
hacerlo todos juntos, junto a todo en la comunidad como parte de la naturaleza y el cosmos. A lo
que apuntan, por ejemplo, los proyectos productivos y educativos en el campo, la introducción de
maquinaria agrícola, la asistencia técnica, los créditos al campesino, la cooperativización, el
desarrollo microregional, la industrialización de los productos, es al fin y al cabo, producir alimentos
de más calidad y más baratos para las ciudades y los países enriquecidos occidentales.
El que una vez era comunario, y que lo hicieron primero esclavo y después campesino, lo van a
convertir en trabajador agrícola que, aunque tenga su propia tierra con título y todo, va a tener que
servir a un nuevo patrón. Se va a hacer esclavo del mercado nacional e internacional, las empresas
privadas transnacionales y nacionales, son los que van a mandar en todo. Desde lo que vamos a
producir, sobre los precios de nuestros productos, los horarios de trabajo, sobre la maquinaria e
insumos que se va a usar, todo lo va a decidir el nuevo patrón, el mercado.

Nos vamos a olvidar de la comunidad.


Como un simple obrero, se va a olvidar de su familia, de sus hermanas y hermanos de la
comunidad, todo el convivir y el trabajo en conjunto en la comunidad, las fiestas, sus autoridades
originarias, el baile y la música comunaria, sus achachilas, la naturaleza y el cosmos, toda la cultura
propia y todo lo que vale en la vida.
El desarrollo nos hará trabajar de sol a sol, donde uno se empeña, sin siquiera saber si podrá lograr,
dar apenas el pan de cada día a sus wawas, ya que aunque tenga maquinaria más “moderna”, los
precios de sus productos van a seguir bajando y los insumos y los costos de sus deuda van a seguir
subiendo. Porque así funciona el mercado, el nuevo patrón. Así, toda la asistencia, la ayuda, la
beneficiencia, la cooperación para el desarrollo, profundiza y establece la dependencia, la
dominación, la opresión y la agresión sobre nosotros o sobre cualquier nación oprimida en el
mundo.
De este modo, los proyectos de desarrollo se convierten en proyectos de subdesarrollo y de
destrucción contra nosotros mismos. Y la mayoría de las agencias de cooperación, de las ONGs
promueven de esta manera el antidesarrollo, la agresión a nuestro modo de vivir. Aunque creen que
estén a favor nuestro, las podemos llamar agencias o ejércitos de ocupación civil, que entran a
nuestros países como fuerzas de avanzada en lo que es la expansión de la economía mundial del
mercado “libre”, que la “civilización occidental y cristiana” quiere imponer sobre nuestros pueblos.

Nos hace perder nuestras identidades culturales.


Al ritmo de esa expansión y la apertura de las economías de mercado, el modelo único de
desarrollo “moderno”, hoy se sigue imponiendo por todos lados. Exigen que adaptemos nuestras
costumbres, conductas y comportamientos al modo de ser, de existir, de desarrollarse del mercado
capitalista. Nuestra cultura está yendo, junto con otras culturas originarias, hacia la fosa de su
sepultura. Se nos va la vida en el antidesarrollo que nos imponen en este sistema de ignorancia.
Nos hacen aprender a trabajar solamente por nosotros mismos, y a la vez competir los unos contra
los otros. Así, estamos perdiendo nuestros sentimientos de comunidad, de hacer las cosas juntos
sin desmedro a nadie. Desde lo más profundo de nuestra Amazonia, del Chaco y los espacios
altiplánicos y valles, de las profundidades del Africa, de Australia y de Oceanía, entendemos así esa
“modernidad”, que nos hace perder nuestras identidades culturales dentro de un gran modelo único,
que nos es impuesto sin que nos permita definir nuestro modo de vida.
Espiritualidad en el Tawantinsuyu 43

Tenemos todo el derecho de rechazar el “desarrollo”.


Si el occidente piensa seguir liquidando nuestras identidades culturales y seguir asimilándonos
hacia la modernidad, nuestras culturas obviamente tienen todo el derecho de rechazar ese
“desarrollo”, como indica este despertar con una real fuerza increíble de las naciones originarias en
los dos últimos decenios de este siglo. Para el futuro, esto significa una confrontación seria para el
sistema, que tiene que poner paños de agua tibia para impedir cualquier explosión que pueda
afectar la estabilidad del mismo sistema.

Vivir en armonía entre los humanos, la naturaleza y el cosmos.


Dentro nuestra cultura no entendemos el desarrollo sólo del ser humano, ya que nosotros somos
solamente una pequeña parte del cosmos. Por ello, en vez de hablar de “desarrollo” de este mundo
tan desequilibrado, hablamos de vivir en armonía entre los humanos, la naturaleza y el cosmos. Y
no sólo entre nosotros, sino entre todos los habitantes del planeta, ya sea un animal, una planta,
una gota de rocío, una gota de lluvia, una brisa, un sol, una luna y una estrella, una piedrecita, un
ser humano, de aquí o de otro continente...
Imbuidos por la fuerza que nos proporcionan nuestros ancestros, preocupados por la tendencia
negativa a la que ha ingresado la sociedad, y después de 500 años, en que nuestras actitudes y
nuestra expresión trataron de ser acallados y acondicionados, queremos mostrar el camino que
permitirá que los hombres vivan y piensen en armonía, que reconozcan que son parte de la madre
naturaleza y no la destruyan más.
Queremos recuperar la salud de la madre tierra, y restablecer la armonía universal basada en el
respeto a la naturaleza, al sol, la luna, los cerros, sin destruirlos y debilitarlos. Ofrecemos como
alternativa indiscutible y poderosa la comunidad, forma de vida de nuestros pueblos que,
fundamentada en la armonía, en el complementarnos, en el apoyo mutuo, desarrolla sus
capacidades sin destruir al hombre y la naturaleza. Como nuestro menor fruto y el mejor presente
para nuestros hijos y para la humanidad entera, ofrecemos la tradición de pueblos que han puesto
más valor en el bien del largo plazo que en la generación de riqueza que hace caso omiso de
nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
Retornando a las líneas que fueron rotas hace 500 años, afirmando y consolidando las fórmulas y
lineamientos que apuntalaron a la sociedad de ese entonces, y a la vez aprovechando las
posibilidades que nos plantea la ciencia y los descubrimientos, podremos marchar juntos hacia el
reencuentro con nosotros mismos y con el cosmos que nos rodea, permitiendo una alternativa de
vivir en armonía como verdadera solución frente a la amenaza de muerte que viene sobre nuestro
planeta.

¿Vida comunitaria más que desarrollo?


Nosotros entendemos la palabra desarrollar como ser más. A nosotros nos interesa estar mejor que
antes y no ser mejor que otro, ya que eso nos hace competir entre nosotros mismos. Queremos la
asociación, lo comunitario. A la comunidad no nos interesa un desarrollo inmediato. Lo que
queremos es seguir allí, no con monocultivos o con un solo tipo de ganado. Tenemos que estar con
unas cuantas gallinas, ovejas, llamas, vacas, conejos, de todo un poco. No poner nunca todos los
huevos en la misma canasta.
Proponemos trabajar para basar nuestra vida futura en la comunidad y la vida comunitaria.
Frente a soñar con el “desarrollo” neoliberal en el mercado libre, trabajemos por una vida armónica
en comunidad.
Frente a trabajar de esclavo de sol a sol en una chacra individual, trabajemos juntos por la
comunidad y nuestras familias, compartiendo, cantando, bailando.
Frente a que el mercado que decide qué, cuánto y cómo producir, lo decidamos nosotros mismos
juntos en la comunidad.
Frente a alimentar la vida en las ciudades y en los países enriquecidos, produciendo alimentos más
baratos para ellos, produzcamos para la comunidad, mejorando la vida de nuestras familias.
Frente a recibir créditos, asistencia técnica y maquinaria foránea, que destruyen nuestras tierras,
usemos la tecnología de nuestros abuelos para preservar nuestras tierras y la naturaleza.
Frente a que nuestra vida seguirá igual o peor, vendiendo cada vez más barato y comprando cada
vez más caro al mercado nacional o extranjero, mejoremos nuestras vidas intercambiando lo que
producimos entre nuestras comunidades a nivel nacional y continental.
Frente a desgastar la tierra, depredar la naturaleza y, dentro de 50 años acabar con el petróleo, el
hierro, el estaño, el bauxita, el litio y todos los otros recursos naturales no renovables, necesarios
44 Espiritualidad en el Tawantinsuyu

para el “desarrollo moderno”, garanticemos la vida para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos,
salvando el planeta a partir de nuestra quinua, papa y yuca, nuestros frijoles, habas y choclos,
nuestra mara, coco y coca.

El “desarrollo” no es otra cosa que:


Desarrollo significa el bienestar alcanzado por los países enriquecidos y hace parte de la visión del
mundo occidental moderno, pero no lleva al bienestar de los países empobrecidos.
El desarrollo ya no nos lleva al bienestar mundial.
El desarrollo lleva al progreso de unos pocos, a costa del dominio de los demás.
Con el desarrollo negamos el presente, no somos satisfechos de lo que somos y queremos mamar
a nosotros mismos y al mundo.

Desarrollo es ser obligados a modernizarnos y aceptar que el capitalismo domine a nuestros


países por encima de nuestras necesidades, culturas locales y de la vida misma.

(CARTILLAS “NINA” – Elaborado en La Paz (Bolivia) – 1998)

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