jueves, 18 de abril de 2024

La semilla de la bondad por todo el mundo

Médicos cubanos inundan más de 70 países para prestar sus servicios y demostrar que la solidaridad no se extingue y que Cuba hace de ella su simiente...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 30/09/2013
3 comentarios
Médicos cubanos
Se trata de esparcir bondad…mucha hace falta.

¿Qué extraña leerle cuentos a la pequeña Mónica antes de dormir y que no logra conciliar el sueño si ya ha pasado una semana sin escuchar su voz? Es verdad, y Liudmila no puede negarlo. “Cuando una madre está lejos de su hijo, trata de ser fuerte pero nunca llega a serlo ciento por ciento. Y si como yo, ansía tener otro, saca cuentas en el almanaque y se planifica para intentar cumplir con todo”.

Sin embargo, cuando Liudmila ve a Hugo y a Plácido se le rompe el corazón en mil pedazos y no logra recogerlos muy rápido. “Los niños en otros países se enferman de lo que para nosotros en Cuba es impensable. En ellos veo a mi Mónica y por eso me siento a gusto, porque su familia me recibe con los brazos abiertos y yo, un poco lejos de la mía, encuentro en ella lo que me falta”.

Habla el corazón de Liudmila, médico cubana que está de vacaciones ahora en Cuba pero que en unas semanas regresará a Venezuela, para continuar con su misión internacionalista. “Para mi mamá debe ser más difícil todo porque mi hermano Jorge, médico también, saldrá para Brasil. Es su primera misión y yo le he aconsejado bastante pero a ella ya le dije que no se preocupara, que en cualquier lugar de este mundo un médico cubano está protegido”.

A Liudmila le falta un año y medio para terminar su compromiso y su hermano apenas comienza. Serán muchas las historias que contarán después, juntos, en la sala de su casa. “Es verdad que quienes cumplimos misión en el exterior podemos mejorar económicamente comprando algunas cosas para la casa y la familia pero más que eso, venimos repletos del amor que nos regalan las personas que atendemos, orgullosos de que a Cuba se le quiera tanto y contentos de que aquí no tengamos que preocuparnos por algunas enfermedades o por pagar mucho dinero para que se nos atienda. Uno regresa con muchas vivencias en el bolsillo y con el agradecimiento eterno de todo el que sabe que prestamos nuestros servicios a cambio de una sonrisa, de un abrazo, de una tranquilidad en el hogar”, dice Liudmila, mientras coloca una foto de ella y su hermano en el portarretrato que está encima de la mesita de la sala. Para que a mi  mamá no la coja el gorrión, afirma.

Más allá de dar el paso al frente o de cumplir con un compromiso de la militancia política que se lleva, quiero ser útil en los rincones a donde nadie ha llegado, por miedo, vagancia o falta de sensibilidad, asegura Jorge. “Ganaré en experiencia, conoceré lugares y gentes y cuidaré con celo mi bata, mi esteto y mi bandera, porque soy médico y cubano, y represento a este país que esparce bondad por todos lados”.

Liudmila regresará a Venezuela pronto y su hermano Jorge viajará por primera vez. Él integra el contingente de cuatro mil profesionales de la salud que llegarán este año al gigante de América Latina, como parte de un convenio de cooperación del Ministerio de Salud Pública de Cuba con las Organizaciones Panamericana y Mundial de la Salud y del programa gubernamental Más Médicos, presentado en julio de este año por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.

Jorge no sabe aún en qué localidad de la periferia o zona rural trabajará, si estará cerca de la selva amazónica o no, pero va convencido de que el portugués que aprendió durante el curso previo de preparación será suficiente para iniciar las primeras conversaciones con quienes viven en esos territorios con bajó Índice de Desarrollo Humano.

“¿Qué importa el idioma que se hable?, dice. “Lo importante es lo que se siente, y la manera en la que uno se sobrepone a cualquier dificultad y echa pa’ lante. Mi mamá que esté tranquila, que yo estaré feliz con mi trabajo”.

Liudmila y Jorge son solo apenas dos nombres que pueden sumarse a la extensa lista de profesionales de la salud cubanos que han dejado su semilla de bondad por  los cinco continentes.

En 1960 viajaron a Chile los primeros para apoyar en la atención a los damnificados de un terremoto y tres años después llegaron a Argelia 58 personas que elevaron el nombre de Cuba, momento que se registra como el comienzo de la colaboración médica cubana en el exterior. Siempre en los lugares más intrincados y con el ánimo de contribuir a la educación sanitaria y el control epidemiológico, las brigadas médicas cubanas han ofrecido además la asistencia médica clínico-quirúrgica y su apoyo en situaciones de desastres.

Nuestro país continuó compartiendo de lo que dispone y en 1998, cuando el huracán Mitch azotó a varios países de Centroamérica, respondió de inmediato con el envío de profesionales, medicamentos y equipos técnicos. A partir de entonces, se comenzó a desarrollar el Programa Integral de Salud (PIS) para Centroamérica y el Caribe, que más tarde se amplió a algunos países de África y Asia.

Como parte de ese PIS, los médicos cubanos no solo realizan consultas médicas, campañas de inmunización y prevención sino que además contribuyen a la capacitación de las personas interesadas en salvar vidas, idea que originó después la creación de la Escuela Latinoamericana de Medicina en la capital cubana y que derivó además en la construcción de escuelas de medicina en el exterior con claustros cubanos.

Si de colaboraciones médicas cubanas se trata, la historia no olvidará el contingente internacionalista Henry Reeve, creado para enfrentar situaciones de desastres y graves epidemias luego del azote del huracán Katrina al Caribe y el sur de los Estados Unidos, y que ha llegado a Pakistán, Indonesia, México, Perú, China, entre otros.

Tampoco dejará de escribirse en esas páginas gloriosas del recuerdo la Misión Milagro que aunque se inició en Venezuela, se desarrolla hoy en alrededor de 23 países, para salvar de problemas oculares a quien lo necesite. Y África también figurará, sobre todo por las experiencias vividas tan cerca del paludismo, el SIDA, la malaria, entre otras.

Luego se hablará de Brasil, cuya tasa de 1,8 médicos cada mil habitantes es de las más bajas del mundo y donde ya se sabe que más del 70 por ciento de la población está esperando con los brazos abiertos a los médicos cubanos para equilibrar la pésima atención médica que  se recibe. Jorge va y con él, otros más. Liudmila lo apoya y como ella, miles que desde que “firmaron” el juramento de Hipócrates estaban conscientes de que lo harían cumplir en cualquier latitud donde hiciera falta.

Se trata de esparcir bondad…mucha hace falta.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".

Se han publicado 3 comentarios


Diego Alvarez desde FB
 30/9/13 11:06

esto es para un premio nobel de la paz

Maferefun Yemaya Lara desde FB
 30/9/13 10:50

solo nuestros medicos son los mejores del universo palante los mios mi pais es el unico q exporta salud.....

Carmen Rodriguez Moreno desde FB
 30/9/13 10:49

Muchos, muchos likes. Bienvenidos médicos cubanos a Brasil!!!

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