Contradicciones en el secuestro de la periodista venezolana: ¿inseguridad o persecución política?

Nairobi Pinto fue liberada tras 8 días de cautiverio. Ella declaró ser una víctima más de la delincuencia, pero el ministro del Interior deslizó que la oposición se vería beneficiada con un caso como el de la jefa de corresponsales de Globovisión

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"Hay un tema de inseguridad  y no puedo dar más detalles. No puedo decir cuántos eran porque siempre estuve con los ojos cerrados. Me trataron bien, nunca me tocaron, siempre tuve tres comidas. Pero no pude ver ninguna cara", declaró la periodista venezolana Nairobi Pinto. La reportera intentó cerrar el tema de su plagio con esta afirmación, pero cada vez son más las dudas en el caso.

La joven, jefa de corresponsales de Globovisión, apareció en la localidad de Cúa, capital de Urdaneta, al sudeste del país, y  fue trasladada a Caracas. Por más que el gobierno de Nicolás Maduro afirme que la presión policial hizo que sus captores la liberaran, no hay pruebas de que ningún operativo provocara el desenlace. De hecho, la presión mediática (actos, marchas, vigilas, cadenas de oraciones y difusión incansable en las redes sociales) hicieron que el tema estuviera vigente toda la semana que duró su cautiverio.

El secuestro se realizó el domingo 6 de abril en la puerta del domicilio de la joven, cuando un vehículo con tres personas se detuvo, bajaron dos desconocidos con armas de fuego y se llevaron a la periodista, mientras su camioneta y su familia quedaron en el lugar, sin que se registrara un robo.

  
El ministro del Interior volvió a empantanar la investigación: "¿Quién gana con esto?"  

Los secuestradores se dirigieron a ella de manera directa y por su nombre. No llamaron a la familia para pedir rescate ni tomaron contacto con nadie. Nairobi Pinto tenía vínculos con la oposición y trabaja como jefa de corresponsales de Globovisión, un canal que fue adquirido por un grupo empresario cercano al chavismo pero cuyo personal es tradicionalmente antichavista.

Días después de que se conociera el plagio, la dirigente opositora Gabriela Arellano, líder estudiantil, denunció que la desaparición de Pinto tenía que ver con ella. "Nairobi, amiga, sé que nuestra amistad te hace vivir un momento difícil. Quienes hoy nos alejan no lograrán doblegarme", escribió en su cuenta de Twitter.

      Gaby Arellano llanto

Con estas declaraciones, comenzó a cobrar fuerza la hipótesis de una persecución política. La amistad con Arellano se constituyó en el móvil principal para todos, menos para el Gobierno.

La teoría de la inseguridad era la que pregonaban los chavistas, y la declaración en ese sentido de la periodista liberada hubiera cerrado el tema... pero el ministro del Interior volvió a empantanar la investigación: "¿Quién gana con esto?".

"Ella tiene una particularidad como ser humano, como persona, es un ser humano que impacta en tres sectores vitales de la sociedad, más en un momento en que estamos en un proceso de diálogo. Ella es periodista y ustedes saben lo que significa en materia de seguridad un secuestro a una periodista. En segundo lugar, es coordinadora de la pastoral juvenil, quiere decir que tiene un impacto importante en la Iglesia católica. Y en tercer lugar, es estudiante de la Universidad Central de Venezuela (UCV), impacta en el sector estudiantil", denunció.

     

Ella, algo desencajada aún por la proximidad de su liberación, habló de inseguridad y se negó a contestar preguntas sobre su cautiverio. El Gobierno insinúa que la oposición podría estar detrás del caso, y los lazos de la víctima con el antichavismo son tan evidentes que son imposibles de obviar. Por ahora,  no hay detenidos, no se conoce quiénes participan en la investigación y el ministro del Interior no detalló cómo seguirán las indagaciones.