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La delgada línea roja

Bélico Año 1942, en plena Segunda Guerra Mundial en la Isla de Guadalcanal, en el Pacífico. Un grupo de hombres de la compañía de fusileros del ejército americano "C de Charlie" combate contra el ejército japonés por la conquista de una estratégica colina. Este grupo forma parte de las tropas enviadas para relevar a las unidades de infantería de la Marina, agotadas por el combate. (FILMAFFINITY)
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Críticas 219
Críticas ordenadas por utilidad
26 de mayo de 2005
367 de 450 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conozco a poca gente a la que le haya gustado, lo cual me sorprende mucho porque a mí me encanta.

Los detractores dicen que es aburrida y que no refleja la realidad de la guerra. En relación a lo primero, yo pienso que esto es como todo: si no te identificas con una cosa, te aburre. También creo que los que no se identifican con esta película es porque tienen una idea de la guerra demasiado cinematográfica, donde el actor que hace de moribundo suelta un discursito final que le valdrá el Oscar, donde las batallas tienen un ritmo trepidante, donde los soldados están deseando atacar a los "malos" porque son muy valientes, etc. Aquí no hay nada de eso, aquí las personas mueren de golpe, las tropas quedan atrapadas en medio del fuego (como en la vida real), los altos mandos son unos cabronazos que buscan su medalla personal, los soldados se cagan de miedo antes y durante la batalla...
jastarloa
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13 de noviembre de 2007
218 de 230 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer trabajo de Terrence Malick, ese señor que ha hecho solo 4 películas en 32 años y aun así está considerado uno de los mayores autores norteamericanos vivos.

Sin llegar a los extremos casi anarquistas de El nuevo mundo (en el sentido de ignorar todas las reglas prestablecidas), se trata de una película bélica atípica porque pasa bastante de las batallas, de la emoción y todo eso, y más bien usa la guerra como excusa para hacer un montón de reflexiones filosóficas sobre el hombre, la naturaleza o el sentido de la vida. Constantes reflexiones interiores de los personajes interrumpen lo que sería el ritmo cinematográfico normal, y es mejor hacerse a la idea pronto y no ver la película esperando a que "pasen" las cosas, por así decirlo.

Con toda la controversia que siempre puede levantar este tipo de productos, y al margen de que la música y sobre todo la fotografía estén por encima del bien y del mal (pocas veces se habrán visto resultados tan pictóricos en una película de Hollywood), la peli me gustó mucho y me emocionaron los innumerables pensamientos que pasan por la cabeza de estas personas que de repente se ven en una situación que podría significar su muerte. Eso de la poesía es algo muy subjetivo, pero vamos, que a pesar de su evidente lentitud a mí me gustó.

Hay una escena en concreto que es sublime: los soldados americanos han llegado a Guadalcanal, y están avanzando por entre la maleza e inspeccionando la zona. En esto que aparece un indígena, una especie de anciano del lugar que se cruza con ellos tan tranquilo, con una expresión en su rostro de indiferencia y estupefacción a la vez. Para ese señor que vive allí tan pancho y al margen del resto del mundo, no podemos ni pensar en lo rocambolesco que le parecerá ver a hombres vestidos de uniforme caminando por una tierra que no es la suya y en la que nunca habían estado, y todo ello para matarse con otros hombres a los que ni siquiera conocen. Su mirada expresa perfectamente la distancia, el contraste, entre el indígena que vive en paz con la naturaleza (sin necesitar nada más) y los hombres que pelean entre ellos y ansían el poder aunque sea a costa de sus vidas. Pocas veces en la historia del cine el absurdo de la guerra estuvo plasmado de una manera tan elocuente y a la vez tan elegante.
Javialacarga
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4 de marzo de 2007
115 de 143 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda estamos ante una auténtica obra maestra, una película que el tiempo valorará como capital para comprender la historia del cine, infravalorada por tener la mala suerte de haber sido estrenada por la más comercial y menos inteligente "Salvar al Soldado Ryan" y por unos espectadores más acostumbrados a los efectos especiales y las tramas sencillas de soldados patrióticos y estereotipados que a los seres humanos que nos presenta Malick, personas arrancadas de su vida diaria y obligados a matar a sus semejantes desconocidos, odiados por ser, sencillamente, enemigos declarados publicamente. El guión es sencillamente un Nobel de la Literatura y la fotografía alcanza la perfección absoluta en escenas pletóricas. Respecto a los actores parece una competencia por ver quien lo hace mejor si bien Sean Peen no tiene parangón y Elias Koteas hace de su mirada palabra y expresión.....todo ello rodeado de un ambiente tenso, nervioso, aterrador que pone a prueba la resistencia del hombre y su humanidad misma.
Es inevitable compararla con el Ryan de Spilbergh y si bien la primera facturó más y plegó el arte ante el realismo, el utilitarismo y los efectos especiales, La Delgada Linea Roja será sin duda vista (de hecho ya lo está siendo) como muy superior a la del oscarizado director, y como un alegato antibelicista mucho más inteligente y completo.
Si te gusta el cine jamás puedes perdeter esta película y degustarla una y otra vez hasta darte cuenta de la multitud de mensajes que transmite.
Y es que en ocasiones es posible hacer extraordinarios filmes con enormes presupuestos.
bucardo
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19 de abril de 2007
129 de 185 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entraré en absoluto a comentar si la película es más o menos aburrida, primero porque ese aspecto puramente ocioso me interesa más bien poco, y en segundo lugar porque es excesivamente relativo ya que hay gente que se divierte viendo Gran Hermano cinco horas, lo que a mí me dormiría. Vayamos con la película.

Terrence Malick es un filósofo(humanista) y eso es maravilloso, pero al mismo tiempo le hace no abordar de forma correcta algunos temas como la violencia y la guerra. Su visión de la naturaleza es idílica, cuando es todo lo contrario, y su forma antropológica de ver a los pueblos aborígenes se acerca al mito del “buen salvaje”. Es la pura imagen de un hombre que sigue el mito progresista que el hombre es bueno por naturaleza, él mismo llega afirmar “la bondad que nos fue otorgada”. El señor Malick debería de viajar más - no a islas paradisiacas- y leer más, por ejemplo a Thomas Hobbes y entender de una vez que “El hombre es un lobo para el hombre”.

Sin embargo tiene muchas contradicciones, por ejemplo afirma que “la guerra convierte a los hombres en bestias”...es decir que la naturaleza que el presenta es pura estética, ya que su mensaje es antropocéntrico y desea elevar al hombre muy por encima de su contexto biológico convirtiéndolos en nuevos Cristos, es decir en dioses, es el cristianismo subconsciente que está presente en todos los progresistas.

Aún así creo que Malick hace algo correcto y es permitir que todas las ideas y opiniones estén presentes en la película, al menos bastantes, lo que sucede es que se encarga de manipular para que sea la visión de James Caviezel la que más peso tenga y además de presentar a los personajes de forma diferente viéndose desde el principio quien le cae mejor y por quien toma partido.

Menos mal que, repito, hay personajes en la película, como un sensacional Nick Nolte, que nos recuerda que “la naturaleza es cruel” y yo les recuerdo que el hombre pertenece a ella y no al contrario. Igual que el papel de Sean Peann que nos dice que “Hay que pasarlo mal para disfrutar la vida” o que realmente la felicidad consiste en la insensibilidad, y mucho más en una batalla de una guerra mundial.

Recomendaría vivamente la lectura de la obra de James Jones para que se pueda ver el contraste de pareceres y por supuesto la visión de “Playa Roja” de Cornel Wilde, producida en 1967 y que es una versión muy digna y que a su forma también aporta cosas importantes. Decir a Major Reisman que en ningún caso “La delgada línea roja” me parece un plagio de “Playa Roja”, en tal caso un “remake” bastante diferente por cierto, aunque evidentemente está presente su estructura y mensaje en todo momento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
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5 de abril de 2010
80 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer largometraje del realizador norteamericano Terrence Malick (Ottawa, Illinois, 1943), constituye uno de las más renombrados films antibelicistas. El guión, del propio Malick, adapta libremente la novela “The Thin Red Line” (1962), de James R. Jones (1921-77), autor también de la novela “From Here to the Eternity” (1951). Se rueda en escenarios naturales de Australia, Guadalcanal (Islas Salomón) y L.A. (San Pedro), con un presupuesto de 52 M USD. Nominado a 7 Oscar, gana el Oso de oro (Berlin). Producido por Robert M. Geisler y John Roberdeau para Phoenix Pictures y Fox, se estrena el 23-XII-1998 (EEUU).

La acción tiene lugar en la isla de Guadalcanal, que forma parte de las Islas Salomón (Pacífico Sur), a lo largo de unos 9 días, de agosto o septiembre de 1942. Los hechos de ficción forman parte de la campaña de Guadalcanal, que marca el inicio de la ofensiva aliada en el Pacífico durante la IIGM. La compañía Charlie, de la 25 División de la infantería norteamericana, desembarca en Guadalcanal para reforzar la ocupación aliada y participar en la neutralización de focos de resistencia japonesa. Su objetivo inmediato es tomar el Monte Austen, o Colina 53. La compañía está bajo el mando directo del capitán James Staros (Koteas), que depende del coronel Gordon Tall (Nolte). Forman parte de la compañía el sargento primero Edward Welsh (Penn), el cabo Fife (Brody) y, entre otros, los soldados Witt (Caviezel) y Bell (Chaplin). El mando superior lo ostenta el general Quintard (Travolta). El coronel es duro, ambicioso y desconsiderado, el capitán es comprensivo y razonable, el sargento es pesimista, escéptico y cínico y el soldado Witt encarna el humanismo y la espiritualidad.

El film suma drama, acción y guerra. Constituye la segunda adaptación de la novela de James R. Jones, que en 1964 Andrew Martin lleva a la pantalla bajo el título de “El ataque duró siete días”. James Jones participó como soldado en la ocupación de Guadalcanal por la infantería aliada en agosto de 1942. El título del film, tomado de la novela, hace referencia al rojo de los uniformes de la infantería del Imperio Británico y al pequeño número de infantes que asumían la carga de defenderlo.

El relato se apoya en varios narradores y se desarrolla desde perspectivas diversas, que corresponden a diferentes personajes. Los puntos de vista que predominan son los del soldado Witt y del capitán Stravros. La voz en off explica, sobre todo, los pensamientos y sentimientos interiores de los protagonistas, su visión subjetiva de los hechos, las experiencias y opiniones diferentes de los mismos y sus variadas reacciones durante una prolongada y extenuante situación límite, en la que emergen factores tan contradictorios como instintos primarios de supervivencia, tendencias de agresividad compulsiva y pensamientos religiosos acompañados de dudas e incertidumbres.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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